«𝐀 𝐁𝐀𝐃 𝐖𝐈𝐅𝐄 𝐅𝐎𝐑 𝐂𝐇𝐑𝐈𝐒𝐓𝐌𝐀𝐒» ➸ ❝𝗠𝗬𝗚❞ (+¹8) (✓)

𝐀𝐁𝐖𝐀𝐂 ┃ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 «03»

«𝐀𝐇𝐎𝐑𝐀»

La gente de la mesa ha bajado los cubiertos y observa con avidez o desvían incómodamente la mirada. Mi esposo sonríe con expresión burlona.

—¿Para qué? ¿Para que puedan pelear a puñetazos?

Mi suegro pone los ojos en blanco.

—Tendrías que...

—¿Portarme como un hombre? Es lo que ibas a decir, ¿no? Es lo que siempre me decías, por lo menos hasta que supiste que soy gay. —Yoongi, que ha acudido solo a la cena de Nochebuena, alza los ojos hacia mí, exasperado— Bueno, me parece que ya puedo marcharme.

—Yo creo que deberíais hablarlo a fondo. —de lo contrario, pienso, ambos podrían pasarse otros cinco años enfurruñados.

—Fantástico. —dice mi suegro— Ahora la maestra me va a decir lo que tengo que hacer en mi casa.

Si no fuera por lo que es, la situación sería para mearse de risa. Yoongi, que sigue disfrazado de Santa Claus, cierra los puños y entorna los párpados con aire amenazador.

—No te atrevas a hablar mal de tu nuera. —le amenaza mi cuñado, a punto de ponerse en pie, contenido únicamente por la mano que mantengo en su hombro.

—Ella se ha metido.

—¡Cállate de una vez! —le espeta mi suegra a su marido. Está furiosa— Te pedí que fueras educado. Fue lo único que te pedí, SeungGi, que tuvieses la boca cerrada.

Miro a mi suegro y él me mira a mí. Sus ojos están cargados de desprecio mientras me repasa de pies a cabeza. Finalmente, suelta un bufido y se vuelve hacia la ventana, obedeciendo a su esposa. Ay, cielos. No voy a soportar esto ni una vez más en mi vida, y menos de otro integrante de esta familia. Mi genio sale a relucir. Estoy harta.

—Su hijo tiene un increíble talento. Y aunque sea marica es un hombre de palabra y muy bueno en su trabajo. Extraordinariamente inteligente. Decisivo para el funcionamiento de una gran empresa.

—¿Cómo? —arguye el viejo cascarrabias, escéptico— ¿Lamiendo sellos? ¿Atendiendo el teléfono?

Nos miramos a los ojos, y suelto una risotada.

—¿De veras cree que es eso lo que hace su hijo?

—No me hable en ese tono, jovencita. Sé cuál es su cargo, y me basta con eso. Ayudante del director general. Y no sé quién te crees tú que eres para darme lecciones.

El patriarca está intentando restablecer su autoridad. Quizá debería sentarme y actuar como una nuera dócil. Mi esposo me observa con cara de circunstancias, gesticulando con la mano para que me sienta. Yoongi, en cambio, trata de levantarse instintivamente para largarse, pero yo le clavó con fuerza los dedos para que no se mueva de donde está. Déjame a mí, bombón.

—Resulta que soy una persona que conoce a su propio hijo mejor que usted. Él es el ejecutivo a quien informan directamente los Departamentos de Ventas y Finanzas. Y tiene a esos chupatintas cagados de miedo. Le pasan los balances por email para no hacerlo en persona. Revisan dos y tres veces sus cifras e, incluso así, Yoongi detecta infaliblemente el menor error. Si hasta los de recursos humanos lo culpan de las bajas por estrés de otros empleados.

Seunggi empieza a replicar con aire bravucón, pero yo lo cortó en seco. Estoy tan alterada que sería capaz de estrangular a mi suegro. De veras: le rodearía el cuello con las manos y;

—Si Alfa-Books no se desmoronó por completo antes de la fusión fue porque su hijo recomendó una reducción de la plantilla del treinta y cinco por ciento. Fue un fusilamiento a sangre fría, pero significó que otras ciento veinte personas conservaran su empleo y pudieran seguir pagando su hipoteca. O sea, que no se atreva a insinuar que Yoongi es un don nadie. Ah, y además me consta que en la oficina todos piensan que es un cabronazo inflexible. Igualito que usted. —no puedo parar, es como si me hubiera tomado una sobredosis de laxantes— Su jefe es un sapo gordo, holgazán y abotargado por las medicinas que apenas puede atarse los cordones de los zapatos. Es su hijo, el marica, quien mantiene la empresa en funcionamiento. Por eso lo quieren otras editoriales.

Los miro a todos. Mi esposo me empuja de la cintura para que me siente, pero aún no he acabado.

—Lamento estar montando una escena, todos me caen bien. Salvo usted. —le lanzó una mirada a SeungGi— Estos días Yoongi y yo hemos pasado bastante tiempo preparando esta cena, los regalos, el disfraz. En fin, he pasado mucho tiempo con él, y debo decirle que no sabe lo que tiene. Tiene un hijo difícil e intransigente, sí. A mí misma me saca de quicio, debe ser genético. Usted me acaba de mirar igual que él la primera vez que nos vimos. De arriba abajo, y luego apartando la vista. ¿Acaso sabe todo sobre mí? No, no lo creo. Igual que no sabe gran cosa sobre su hijo.

—Yo siempre he intentado estimular, darle un empujón. —dice mi suegro.

—Usted no puede decidir por su hijo. Y tampoco puede pasar olímpicamente de él todo el año para luego despotricar en Nochebuena, delante de todo el mundo.