«𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒»
Querido y deseado Santa Claus:
A pesar del escaso éxito de mis anteriores cuarenta y cuatro cartas, te vuelvo a escribir deseando que hayas pasado unos meses entrañables rodeado de tus amigos los elfos, tus renos, y Mamá Claus. Espero que al leer el remitente de la carta me hayas recordado. Soy Seyeong, menos niña y menos inocente, pero igual de ilusionada que cada Navidad.
Estoy bien, aunque tengo dos hijas y un cuñado que me traen loca. Sigo trabajando como profesora de Educación Física en una prestigiosa escuela de Seúl. Espero que recuerdes quién soy. Como el año pasado, te escribo a escondidas. Entonces mi esposo descubrió mi carta de deseos para Navidad y se burló de mi ingenuidad. Me preguntó si no creía que ya era mayor para escribirte. Yo le seguí la broma, y también me reí, le dije que sí, que no era más que un juego con Hanna, una compañera de trabajo para ver quién de las dos escribía el relato más lascivo.
Ganó ella, como imagino que sabrás. Pues tú te enteras de todo lo que hacemos las niñas no tan niñas. Cuando leí cómo castigabas a Hanna por no haber sido buena, no dudé en escribirte yo también para contarte lo mala que he sido. No sabía que sería tan increíble, hasta la silla se ha mojado. ¿Te escriben muchas chicas malas, Santa? ¿Reciben todas un castigo? Con todas las que debe de haber, no lo creo. Sólo las peores, supongo. Ya sabrás cómo están las cosas en el trabajo, en el almacén, en el garaje. Seguro que este año me has estado espiando con tu telescopio mágico, meneando ese aparato enorme con el que, según los cuentos, nos controlas. Así pues, no te voy a contar todas las cochinadas que he hecho y me he dejado hacer a lo largo de este año. En vez de eso, confesaré lo de mi cuñado.
Sabes que hace un par de semanas fui de compras con mi cuñado. Pues bien, aunque él confesó hace tiempo ser gay, me pareció ver que se excitaba en los probadores de una lencería. Motivo por el cual insistí hasta convencerlo de que me acompañara a casa. Una vez allí, le vendé los ojos para que no se ofusca y le hice una mamada fenomenal. Ni que decir tiene que esa mañana, Yoongi me concedió el premio a la mejor cuñada y una corrida mejor que cualquier capuccino que una pueda tomar.
Doy por seguro que tienes asuntos más importantes que seguir las andanzas de señoras como yo, que desean exprimir sus últimos años en edad de recibir las atenciones de un apuesto galán. Y aunque seguro que ya sabes algunas cosas que he hecho este año, seguro que te estimula que yo te las cuente. Ya te imagino, querido Santa, sentado en tu trono, abriéndote la casaca roja para dejar libre esa impresionante tabla de abdominales; desabrochando la hebilla plateada de tu cinturón y metiendo una mano en tus pantalones mientras, con la otra, sujetas mi carta y la lees. Ojalá pudiera verte mientras te tocas como tú me estarás viendo a mí.
Después de que mi cuñado se dejará engatusar y me permitiera hacerle esa mamada, tuvo a bien confesarme que le perdía uno de los chicos del club de natación al que se había apuntado. No sé si lo habrás descubierto. Uno de esos chicos delgados, adolescentes impúberes sin apenas vello corporal, tipo twink, ya sabes. Se ha hecho colega de una panda de chavales bastante más jóvenes que él. Ocho o nueve que parecen cortados por el mismo patrón: fibrosos, sin un gramo de grasa, guapitos y con cara de buenos chicos… Si la sensación del agua ya es muy placentera para cualquiera, aún debe serlo más para un joven gay activo como él.
Hay otra historia que te quiero contar, Papá Noel, de ese club de natación al que acuda mi cuñado. Es sobre un chico que se llama Francisco, pero al que llaman Francis. Es un chico alto, espigado, con el cabello ondulado, muy corto y oscuro, y unos bonitos ojos azules. Usa gafas y gesticula con amaneramiento. Según Alberto, el chico tiene una espalda delicada y un culo irresistible, redondo y suave que, cuando lo folla, hace que Francis gima como una colegiala. Pues verás, para proteger al muchacho, Yoongi se empeñó en que echaran del club a SeokJin. No sé si llegarías a enterarte del asunto.
Te lo resumo en un párrafo:
Todos se gastaban bromas entre sí, bromas inocentes que se acogían con humor. También Francis. En cambio, los comentarios de Jin empezaron a salirse de madre, a ser despectivos y de mal gusto, a mofarse del físico desgarbado de Francis y de sus formas amaneradas. Hasta tal punto fue así que una tarde el pobre se marchó a casa llorando. Pues bien, al día siguiente todos se reunieron y hablaron con el monitor para expresarle su enfado. El club actuó de inmediato y, de forma unánime, se acordó por unanimidad expulsar a Jin.
Como puedes ver, querido Santa, ni Yoongi ni yo hemos sido del todo buenos por separado. Quizás si nos unimos, no sé. Lo que soy yo, estoy desesperada por que mi cuñado gay me posea como le plazca. He llegado a tocarme pensando en él mientras mi esposo ronca a mi lado. No aguanto más. La otra tarde, en la cafetería con él, volví a morderme la comisura de los labios con deseo. Me chupé el dedo provocativamente. Sé que, si se lo hubiera dicho, en ese momento Yoongi habría podido cambiar mi dedo por la erección que yo le palpaba con disimulo bajo la mesa. Pero el muy cabrón se encogió de hombros, eso hizo.
Yo no digo que no sea homosexual, puesto que le fascinan los chicos, pero cuando su miembro se endurece así cuando está conmigo, por algo será. Sé que a mi cuñado le gustaría que yo se lo pidiera, ya una vez me dejo comérsela. Falta muy poco para que eso pase, para que le suplique que me folle. Él lo sabe, lo ve en mi forma de mirarle. ¿Y a ti, Santa? ¿Te gustaría ver como mi cuñado me folla? Yo creo que sí. La lástima es que ambos estamos muy ocupados y hasta el día de Navidad no volveré a verle. De todos modos, le envío mensajes de vez en cuando, pues no voy a dejar que su incipiente deseo y curiosidad se enfríen. Porque estoy dispuesta a hacer lo que haga falta para que sea mío, incluso vestirme de chico. Ya me hice un corte de pelo a lo garçón para confundirle.
Con todo, me temo que ya soy mayor para recibir carbón como castigo, aunque haya sido una mala esposa. Sería mucho mejor y más efectivo que, la próxima vez que vengas a visitarme, te quitases el cinturón y me dieses unos buenos correazos. Estaré en mi cuarto, acurrucado bajo las sábanas de la cama, con mi pijama de invierno y nada debajo. Espero que vengas a reprenderme y enmendar de una vez mi mala conducta. Querido Santa, tómate esto como un juego y seré buena en el año nuevo. Entra en mi cuarto, no temas despertarme. Algo en mí me dice que no soy normal, que no estoy completa. Te estaré esperando. Sólo tú puedes ayudarme.
ATTE: S.
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«𝐀 𝐁𝐀𝐃 𝐖𝐈𝐅𝐄 𝐅𝐎𝐑 𝐂𝐇𝐑𝐈𝐒𝐓𝐌𝐀𝐒» ➸ ❝𝗠𝗬𝗚❞ (+¹8) (✓)
Random❀┃𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋𝐈𝐙𝐀𝐃𝐀(✓) (Recuerden que me ayudan un montón sí dejan sus like's y Comments. Sí te gusta mi contenido, follow me para más) ❤️🩹 ❝Navidad, tiempo de dar y recibir... pero también de ponerte creativa; « Si un hombre grande te pone en...