Cucaracha-espía

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"Atención gente, el gran Casey Jones por fin ha llegado" El chico hizo su entrada triunfal en el refugio subterráneo de sus amigos, vestido de justiciero y con unos nuevos bastones al hombro.

En la sala vio al más pequeño viendo alegremente la televisión y al científico sentado justo detrás de él, concentrado en el análisis de unos datos en su ordenador portátil. Los dos le saludaron rápidamente con un gesto de la mano y volvieron a sumergirse en sus actividades. Poco después vio al rojo saliendo de su habitación. Acababa de guardar sus sai en el cinturón y eso sólo podía significar una cosa: era hora de salir a dar una paliza a algunos malos. Se acercó a él con paso decidido y se apoyó con el codo en su hombro: "¡Ehy Raph! ¿Listo para patrullar?"

El otro le dio una palmada en el hombro y se volvió hacia la salida: "Lo siento, viejo, pero esta noche necesito estar solo, será para la próxima"

Bufó aburrido y tomó asiento junto a la tortuga de bandas naranjas, cruzando los brazos sobre el pecho: "Qué aburrido, ya es la cuarta vez este mes que me deja a la espera"

Donatello rió disimuladamente: "Al parecer, el gran Casey Jones no es tan indispensable como él cree"

"Eso te gustaría, ¿eh? Admítelo, sin mí este lugar estaría moribundo"

"Hemos vivido 16 años sin conocerte y nos ha ido bien solos, así que, diría que la respuesta es no"

"De todas formas, sé que lo tuyo es pura envidia" Se quitó la máscara y cogió un trozo de la caja de pizza que había cerca de la televisión: "¿Y dónde está Leo? Todavía no lo he visto por aquí"

Sacudió la cabeza irritado y volvió a concentrarse en su trabajo: "Se fue hace como media hora"

"¿Él también? Últimamente sale mucho por su cuenta, es raro de él"

Miguel Ángel volvió a apoderarse de la caja de pizza y empezó a comer, extrañamente con calma: "No creo que esté solo"

"¿Por qué lo dices?"

"Porque esos dos últimamente pasan mucho tiempo juntos, a solas"

"¿Leo y Raph? Vamos, no me hagas reír, ¿si ni siquiera pueden estar media hora en la misma habitación sin pelearse?"

El científico se detuvo un segundo a pensarlo: "En realidad, tiene razón. Siempre han dejado el refugio a solas los mismos días, aunque a horas diferentes, como si no quisieran que nos diéramos cuenta"

El chico le miró con extrañeza: "¿Y por qué tendrían que hacer eso?"

El más pequeño rodeó las rodillas con los brazos y apoyó la barbilla en ellas: "¿Crees que querrán formar un equipo ellos dos solos?"

Donatello se acercó a él y le puso una mano en el hombro, esto por fin explicaba su malhumorado comportamiento: "De qué estás hablando Mickey... claro que no, somos una familia, siempre permaneceremos juntos"

"Por una vez el alto tiene razón, además, si realmente quisieran formar un equipo invencible, deberían haberle pedido al hombre de aquí que se uniera a ellos"

Miguel Ángel sonrió, aunque era fácil ver que seguía confuso: "Pero entonces, ¿por qué actúan tan raro? Ya no nos dicen adónde van y cuando nos acercamos a ellos cambian de tema. ¿Qué está pasando?"

"No lo sé, pero podría ser una buena idea investigar sobre esto. Si pudiéramos averiguarlo tal vez todo volvería a ser como antes. Es molesto que Raph me siga dejando de lado, es más divertido luchar contra el crimen estando a dos. Quiero decir, todos los grandes héroes siempre tienen un ayudante"

Los ojos del más joven se iluminaron: "¿Quieres decir como detectives de verdad? Me encanta esa idea, ¡hagámoslo!"

El científico, en cambio, tuvo un mal presentimiento: "De ninguna manera, es una pésima idea. Si realmente nos están ocultando algo, entonces tendrán una buena razón para hacerlo, no deberíamos involucrarnos, y además, quién sabe lo que nos haría Raph si descubriera que les estamos espiando"

Raphanardo One-shots (ES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora