La Esposa Del Emperador - XuanCheng

7. El edicto imperial

Jiang Cheng junto a Madam Yu se detuvieron y al igual que todos se arrodillaron. Este sería el primer edicto del año, pero no pensaron mucho en esto, quizás solo se trate de recompensas para los cortesanos que se desempeñaron bien.

Lo mismo pensaban los demás y algunas señoritas hicieron una suposición aun más audaz ¿quizás alguna de ellas había llamado la atención de su Majestad?. Con diferentes suposiciones esperaron la lectura del edicto.

El eunuco desenvolvió el pergamino y procedió a leerlo.

"Habla la emperatriz viuda: Bengong se siente feliz de tener a su Majestad y a los ministros en esta celebración. Bengong al igual que los ministros hemos estado preocupados por el gran evento de la vida de su Majestad. Así que Bengong se ha tomado esta tarea de interés nacional y encontró a una señorita que nos ha dejado satisfechos. La tercera señorita Jiang fue criada adecuadamente y a ganado el corazón de Bengong, la hemos visto crecer, sabemos de su gran talento, de su belleza exquisita, de su inteligencia y su bondad. Bengong cree que cumple con todas las cualidades necesarias, nos sentiremos aliviados si una persona así acompaña a su Majestad".

Cuando el eunuco termino de leer el edicto se acercó a Jiang Cheng para entregárselo.

Jiang Cheng aún no había salido del aturdimiento que le causó el contenido del edicto cuando sintió un pellizcó en su pierna. Levantó la cabeza y fijo su mirada en el pergamino en las manos del eunuco, sabía que no podría rechazarlo.

Aún arrodillada, levantó las manos para recibir el edicto cuando estaba apunto de sostenerlo se oyó un fuerte gritó. Tal escándalo en una situación cómo está llamo la atención de todos, voltearon al mismo tiempo hacia la dirección del sonido y vieron a la señorita mayor de la mansión del Duque Jiang de pie mientras negaba con la cabeza, sus ojos mostraban incredulidad, a su lado se encontraba la segunda señora Lan tratando de consolarla a pesar de su propio desconcierto.

—¡Jiang Cheng!, ¡no puedes aceptarlo, si te atreves! ... Yo ... Yo— Jiang YanLi no sabía que más decir.

Jiang YanLi no podía aceptar lo que decía el edicto, aunque su madre le recordó que no tuviera ideas extravagantes, ella no se lo tomó en serio. Además de ese acuerdo de hace años atrás, tenía una gran confianza en que sería elegida debido al favor que la Emperatriz viuda le mostró desde que era una niña. En todos los años que ella visito el palacio junto con su madre y Jiang Cheng, la Emperatriz viuda le mostraba especial atención incluso llegó a expresar que sería bueno tener una nuera tan virtuosa como ella a su lado. Aunque solo lo escuchó una vez le dió la confianza necesaria para creer que ella sería la que se casaría con Jin ZiXuan.

Por eso no le importaba que Jiang Cheng y Jin ZiXuan salieran a jugar mientras ella se quedaba a servir a los mayores. Haciendo todo lo posible para agradar a la emperatriz viuda, creía que lo importante era complacer a su futura suegra y nunca se tomó enserio el evidente agrado que Jin ZiXuan mostraba a su hermana menor. Pues creía que mientras ellos se casaran, tendría el tiempo suficiente para enamorarlo después de la boda.

Con el pasar de los años, aunque las visitas al palacio dejaron de ser tan frecuentes y la emperatriz viuda nunca volvió a mencionar nada relacionado al matrimonio y aún no había recibido un edicto, eso no la perturbó demasiado.

Siempre considero a Jin ZiXuan suyo, aunque estos pensamientos no se expresaron en voz alta. Siempre desdeñó los esfuerzos que otras señoritas hacían para llamar la atención de Jin ZiXuan. La partida ya había sido ganada por ella hace muchos años de nada servía luchar. Ella tenía el favor de su suegra incluso antes de casarse lo que alimento su vanidad.

Por eso cuando el eunuco menciono los asuntos de la vida de su majestad, estaba tan emocionada, al fin había llegado el momento que tanto había estado esperando. No se detuvo a pensar en porque el eunuco no estaba delante suyo sino de Jiang Cheng.