𝐔𝐧 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐨

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El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, es decir, es una droga que hace más lenta la actividad cerebral. Fue justamente por la cantidad excesiva de alcohol que ingirió que se encontraba en esa situación, ya que no recuerda exactamente en qué momento de la noche terminó en el baño con Jiwoong. Podía sentir cómo este besaba y mordía sus labios de forma desesperada, explorando libremente su boca y aún sintiendo el sabor de los tragos que habían tomado anteriormente.

Se encontraban en el baño del bar. Matthew se encuentra sentado en el mesón del gran lavamanos, dándole la espalda al espejo que se encuentra detrás de él. Entre sus piernas está el hombre que acaba de conocer esa noche, quien realizaba unos movimientos suaves entre sus dos miembros que se encuentra debajo de sus pantalones de cuero, movimientos que le están robando pequeños jadeos en medio del beso.

—Mmm— realmente, Matthew no sabe cómo pasaron de estar hablando sobre lo aburrido que era para Jiwoong tener problemas económicos a estar planeando tener sexo en el baño del bar.

—¿Por qué no vamos a un lugar más privado?— dijo Jiwoong mientras sostenía la cintura de Matthew y depositaba besos cortos en su cuello.

—Mmm... pensé que nunca lo dirías y me follarías en este baño— respondió Matthew mordiéndose el labio inferior por el placer que le estaba provocando Jiwoong.

—Vamos a mi departamento— propuso Jiwoong mientras se alejaba del joven para que se bajara del lavamanos. —.Vamos.

Al salir del baño, se dirigieron al estacionamiento donde se encontraba el auto de Matthew. El joven le pasó las llaves de su carro a Jiwoong para que los llevara hasta el apartamento del mayor.

 El joven le pasó las llaves de su carro a Jiwoong para que los llevara hasta el apartamento del mayor

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Al llegar al departamento, dejaron caer varias cosas al suelo mientras se besaban con mucha pasión. Se iban deshaciendo de sus ropas y al estar completamente en ropa interior, Jiwoong cargó a Matthew, provocando que este por instinto enrollara sus piernas en la cintura de él.

—¿Tienes lubricante?— preguntó Matthew, ya que no pensaba tener sexo sin lubricante.

—Sí, no te preocupes por eso— respondió Jiwoong.

Jiwoong recostó a Matthew en su cama, mientras abría lentamente las piernas de este para poder posicionarse entre ellas. Al encontrarse de rodillas en su cama, retiró la ropa interior de Matthew, mostrando así su miembro en erección.

—Tan caliente— dijo Jiwoong, mientras le sonreía de una forma que Matthew no sabía cómo describir, debido a lo malditamente excitado que se encontraba.

Rápidamente tomó el lubricante, retiró la tapa y se echó un poco en su dedo índice. —¿Estás listo?— preguntó al joven que estaba debajo de él, recibiendo un asentimiento por parte del menor.

Lentamente introdujo su dedo índice en el interior del menor, provocando un gemido agudo. Cuando sintió que ya estaba cómodo, introdujo su dedo medio, observando cómo el joven debajo de él se retorcía lentamente mientras sus manos buscaban sostenerse en sus brazos.

—Por favor, fóllame, te lo ruego— Solo esas palabras bastaron para que la cordura de Jiwoong se fuera por los suelos.

Rápidamente se quitó la ropa interior, liberando así a su miembro, que pedía ser liberado. Sin importar nada más, tomó su miembro y lo alineó en la entrada del menor, para ir entrando lentamente, observando la cara del menor, quien soltó un alto gemido y cerró los ojos por la intromisión en su interior. Al estar completamente dentro, esperó unos segundos.

—Ya te puedes mover— con esas palabras bastaron para que Jiwoong iniciara con movimientos lentos—. Mmmh, más, más rápido— obedeciendo las palabras del menor, situó sus manos a cada lado de la cabeza del menor para acelerar sus movimientos.

Matthew no sabía cómo explicar las sensaciones que Jiwoong le estaba haciendo sentir, ya que a pesar de ser promiscuo y estar de cama en cama, la forma en la que se movía era muy diferente a la forma en la que se movían los demás chicos con los que se había acostado. Eran movimientos que sabía dónde se encontraba su punto débil, ya que Jiwoong logro encontrarlo sin perder el ritmo, arremetiendo de forma ruda en su entrada.

—Maldita sea, sí, sigue así— gimió mientras era duramente arremetido, con lágrimas saliendo de sus ojos por la cantidad de placer que estaba experimentando. Tomó el rostro del mayor para besarlo.

Jiwoong salió bruscamente de su interior para tomar sus caderas y darle la vuelta a su cuerpo, quedando en una posición mucho más expuesta. Se le escapó un fuerte gemido cuando sintió que el mayor se introdujo de manera brusca, sin esperar a que se acomodara mejor en la cama, sintiendo cómo era arremetido con fuerza. Matthew soltaba gemidos que eran placenteros para ambos, undiendo su cara en la almohada y elevando sus caderas hacia arriba para que Jiwoong pudiera tener mejor acceso a su interior.

El choque de los cuerpos y los fuertes gemidos exagerados de Matthew, mientras trataba de morder la almohada para retener los gemidos, era imposible debido a la forma en la que era penetrado sin ningún tipo de piedad. Esto es lo que se escucha en las cuatro paredes del apartamento, siendo testigos de la placentera noche de los dos.

Matthew puede sentir cómo su próstata es duramente golpeada por el miembro de Jiwoong, sin poder retener el placer un poco más, llegó a su ansiado clímax, sintiendo como Jiwoong seguía dando duras embestidas en su próstata, alargando el orgasmo.

—¡Mierda!— Jiwoong soltó un fuerte jadeo cuando logró llegar al clímax en el interior del menor.

Jiwoong observó al menor, quien ya lo estaba mirando con una gran sonrisa. Podía jurar que la sonrisa del menor podía provocar en él una extraña sensación de tranquilidad en su pecho.

Sin decir una palabra más, observó cómo el joven a su lado ya tenía los ojos cerrados. Le parecía de cierta forma gracioso cómo anteriormente este último insinuaba tener sexo con él toda la noche, siendo este el primero en caer rendido.

Se levantó lentamente de su cama y caminó hacia el baño, lavándose suavemente la cara mientras observaba su reflejo en el espejo. Le parecía increíble cómo, en su primera noche en Seúl, se había acostado con un joven que claramente era menor que él, aunque nunca le preguntó su edad. No era un tonto para no darse cuenta. Sin darle más vueltas al asunto, tomó un poco de paños para dirigirse a la habitación y limpiar lentamente las piernas del menor.

Al terminar de limpiar al menor, se tumbó en la recámara con cuidado de no despertarlo, cerrando también sus ojos para finalmente quedarse dormido junto al menor a su lado.

𝑷𝒓𝒆𝒕𝒕𝒚 𝑳𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝑳𝒊𝒂𝒓𝒔 | 𝒁𝑩1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora