En algún lugar de Japón se reunian. En algún pozo ciego donde la luz del sol no llegaba ni a medio día. El moho y la humedad generaban un aroma para nada agradable al olfato sumando al polvo debido al descuido. Nadie planeaba quedarse ahí por mucho tiempo, constantemente tenían que estar en movimiento con cuidado de no dejar rastro detrás para que la policía no metiera sus narices donde no le concierne.
—¿Sabes? Yo creo que el niño está muerto. Hemos estado perdiendo el tiempo durante 3 años. No hay rastros, nadie lo ha visto ni sabe de él. Hemos recorrido todo Japón buscando a esa pequeña rata y NO HAY NADA.—El cristal del vaso de whisky resonó en un estruendo cuando fue golpeado contra la pared junto a una pantalla que mostraba a otro individuo. Un ser de rostro quemado, sin ojos, bastante desagradable a la vista.
—Yo que tu no me pondría agresivo frente a nuestro jefe. Después de todo eres una simple sabandija que no sirve de nada.—Había veneno en aquella voz, a pesar de lo seca que sonaba era oscura y desagradable. Para desgracia del presente, el dueño de esta voz se puso de pie.—El jefe ha gastado mucho dinero en ese experimento.—Un paso al frente.—¿Tienes acaso la mínima idea de lo que ha costado conseguir los dones necesarios y para colmo que la combinación salga bien? Aun que claro, si el jodido de Endeavor lo hace esta bien, pero si nosotros lo hacemos es ilegal.—Negó con la cabeza suavemente mientras extendió su mano hacia el otro hombre, quien apretó los dientes con miedo y frustración.—Ese niño está vivo y alguien lo tiene escondido. Si no quieres trabajar, no te necesitamos.
No hubo oportunidad de una respuesta antes de que su cuerpo se viera reducido a cenizas.
—El don de ese niño es INVALUABLE. Con el en nuestras manos incluso un inútil como él podría sernos útil, pero para conseguir eso hay que encontrarlo.—Claramente esto era una advertencia colectiva; no eran los únicos en aquel lugar. —Si no van a colaborar con nosotros no se molesten en regresar. Pero tampoco garantizo que puedan llegar muy lejos.
—En verdad es una lastima. —El sonido del hielo moviéndose en el vaso de vidrio le daba un toque peculiar al ambiente. —Había salido perfecto; el cabello, las escamas, la voz. La maldita voz... pero esa maldita mujer tuvo que meter sus narices. ¿Cuándo fue la última vez que un jodido Nomu salió tan perfecto como ese mocoso?
Todas las cabezas voltearon hacia el ser que se encontraba detrás de la barra limpiando unos vasos en silencio. Su cabeza hecha de una especie de neblina púrpura y negra adornados con unos peculiares ojos amarillos.
—Dime Kurogiri. ¿No te preocupa donde se encuentra tu hermanito menor? Podría caer en manos equivocadas.
Desagradables y escandalosas risas llenaron el bar, sin embargo a ninguno de los tres anfitriones presentes pareció agradable la broma.
—Por cierto, Shigaraki. Creo que tengo informacion interesante para ti.—El nombrado no respondió, pero era obvio que estaba escuchando. Giran, a la vez que se llevaba el pitillo a los labios, deslizó sobre la mesa la fotografía de un hombre bastante conocido en las penumbras de la ciudad, en especial por esas chillonas gafas amarillas. —Es un rumor que se ha extendido bastante como pólvora hace tiempo, pero creo que te haces una idea de lo difícil que es conseguir información sobre este sujeto. Pero fuentes confiables me han confirmado algo. —Una inhalación dramática, digna de este imbecil. —Eraser lleva tres años cuidando de un niño que apareció un día en su puerta. No hay registros del niño, al menos no a los que se pueda acceder con facilidad. El único problema es que tanto él como el mocoso están encerrados en la UA, así que te deseo suerte con eso.
Dicho esto el hombre dejó su vaso de whisky sobre la barra y se retiro, llevándose con el al resto de hombres que no pertenecían allí como tal. Al cerrarse la puerta Tomura no tardó en llevarse su mano derecha al cuello para rascarlo mientras con la izquierda sujetaba la foto que Giran había dejado sobre la barra.
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¿Quién eres Izuku?
FanfictionAizawa Shouta en un milagroso día libre se ve envuelto en un pequeño gran problema. En la puerta de su casa se encontraba una canasta con un pequeño bebé de cabellos verdes y una carta, sin embargo con el tiempo poco a poco va notando que el bebé no...