— Kudo-Kun ¿Estas seguro que no quieres hablar? no soy idiota, te veo muy mal. — Reprochó su amiga Haibara que aún estaba como niña. había transcurrido dos días de lo sucedido con Ran lo cual a Shinichi lo deprimía; Si bien tuvo la oportunidad de ir tras ella aquel día, decidió darle su espacio con una leve esperanza de recibir alguna llamada de su tan querida amiga, sin embargo, dos días han pasado y no ha recibido ninguna noticia de ella, tenia miedo de que no lo perdonara. — ¿kudo-Kun?
— Haibara, no te preocupes ¿si? lo de la otra vez ya pasó ahora solo trato de enfocarme en esto. —Claro, con esto se refería a los hombres de negro, que al parecer estaban otra vez tomando acción.— No puede ser que otra vez den señales cuando muchos de los más importantes están en la cárcel.
—¿Lo están...? Shinichi, no es que no te crea, pero no sabemos si los de la fbi llegaron a tiempo o no; Nadie te confirmo si se escaparon. Resolvimos el caso, busqué la receta del APTX e hice el posible —Recalcó.—antídoto, luego volviste a la normalidad y acá estamos. En casa de Agase. —Dicho esto se levanto del asiento en el que se encontraba sentada y se dirigió donde Shinichi.— Estoy aterrada Kudo. Yo no se cuando ellos vengan a la puerta de esta casa y mate al profesor o a mi, no se si fiarme de mis instintos tampoco. Ahora que volvimos a nuestras vidas se nos hará más difícil de escapar.. además de la confesión que le hiciste a Ran, de seguro se lo dijo a su padre por ende hay más personas involucradas en el caso. — Con cierto enfado golpeo la mesa que estaba al frente de ambos. — Yo creo que debemos irnos de acá y que tus amigos y familia queden con restricción policial.
—¿¡Queeeeeeé!? ¿que dices? yo no voy a abandonar a nadie y mucho menos abandonaré este caso; Los haré pagar Haibara..—Silencio por unos segundos. — A ambos nos hicieron daño, no puedo olvidar las cosas atroces por las que me hicieron pasar y mucho menos el hecho de que me arrebataron años de mi vida...
— Una cosa es querer hacer justicia y otra es la venganza Kudo-Kun. —Molesta. — no creas que no he notado tu manera tan burda de hablar de ellos. Estas molesto porque Ran no te perdona.
—¿¡Y a ti desde cuando te importa!?
—Lo que realmente me importa es tu comportamiento, porque no solo te haces daño a ti, si no que a los que te rodean también.— Shinichi quedó en silencio.
⋆⌘⋆
—¡Y listo! con todo esto ya explicado damos por culmine a nuestra hermosa reunión. Viejo hazme el favor tener todo los detalles de ese museo y de los trabajadores en dos días para dar marcha al plan, mientras tanto iré a verlo yo mismo. — Kaito, un chico espontáneo y coqueto que a simple vista solo es un travieso pero ordinario ciudadano era nada más ni nada menos Kaito Kid que, con su dúo el "viejo Jii" hacia hazañas históricas por unas joyas que al final de cuentas eran devueltas, no obstante, Kaito sentía que estaba cada vez más cerca de lograr su cometido y ponerle fin a todo lo que inició; encontrar a Pandora y a los responsables de la muerte de su padre.
Era joven y su vida personal iba de mal en peor; "no significaba nada para él", aún que claro, al principio estaba aterrado y necesitaba alguna orientación para saber que hacer con su vida y doble vida pero no recibía ayuda importante, el abuelo Jii solo acataba y su madre... su madre tan ausente como siempre.
No era mal agradecido con su madre o eso creía, sabe que su madre se preocupa por él y también sabe por lo que en su juventud pasó, ¿pero por qué él? si, lo admite, decidió ser kid para encontrar a Pandora, pero se está dando cuenta que física y mentalmente le está consumiendo y no es que pueda evitarlo. Sin darse cuenta dejó de alimentarse bien, dejó los actos infantiles que lo destacaban entre sus amigos, dejó incluso de asistir a clases por largos periodos de tiempo para idear un gran plan para que al final no sea la estúpida joya; ¿hasta cuando tendría que vivir así? las risas y las caretas lo estaban asfixiando, ser kid y adolescente es difícil y en especial en un país como lo es Japón.
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Esperanza podrida
FanfictionKaito Kid logra conseguir a Pandora, esto supondría el fin del ladrón pero Pandora no era lo que se decía. Ahora sus problemas tomaron un rumbo más peligrosos y ya estaba exhausto de su tan extraña vida. Al menos un detective se niega a alejarse de...