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El día de campo había llegado y lo que me hacía pensar más de la cuenta era la fecha que se había elegido para hacerlo. Estábamos en otoño, llegando a invierno y este día siempre fue en verano.

En fin, El abuelo de Nishinoya nos presto de camioneta para poder llevar el carrito y junto a toda mi familia viajamos en él.

Este evento no se hacía en la casa de los Suwamura, si no que en un terreno un poco más allá de su casa. El lugar era bastante grande, al igual que la casona que estaba ahí, por esa misma razón se ocupaba para este día porque además de la carrera de carritos hacían muchas más competencias.

—Llévame como princesa.

—Me duele la espalda Yū. No creo poder..

Antes de poder seguir hablando el rodeo mi cuello con sus brazos y dio un salto hacia arriba. Reaccione rápido por lo que lo alcance a alzar, si no lo hubiera hecho habríamos hecho el ridículo frente a todos.

—Ahora si, camina.

—No te acostumbres a que te lleve así. —Dije al caminar.

—Ustedes dan risa. —Reiko sonrió.

Me tense tan solo con ver la espalda de Tsukishima a lo lejos. En mi opinión me había anticipado a pensar en una conversación un tanto incomoda.

—No pares, sigue caminando. Quiero ir a saludar a Tanaka.

—Dime, ¿Por que te estoy llevando así? Ni si quiera yo lo entiendo.

—Por qué me quieres —Dijo lo suficientemente cerca de mí rostro.

—Alto ahí —Frene de momento, con mis mejillas apunto de tornarse rojas —Te llevare hasta Tanaka pero no vuelvas a hacer eso.

Él asintió y se acomodo, apoyando la cabeza en mi hombro.

La verdad es que no pesaba mucho, y no era para nada incómodo de llevar.

Con la mirada puesta de varios me acerque hasta el grupo de chicos. Ahí ignore por completo la burla de parte de algunos pero no pude con la mirada del rubio.

—Iré a ver a mi abuela Yū.

—Está bien —Me sonrió —Recuerda que estamos juntos en la carrera de tres pies.

—No lo olvidare, tranquilo. —Deslice mi mano por su cabello para despeinarlo.

—Les ganaremos, no se confíen —Dijo Tanaka.

—Tú no te confies resbalin de piojos.

Hinata intento aguantar la risa cubriendo su boca pero todos los demás rieron por el apodo, en realidad no todos, solo faltó uno.

—No me llames así enana.

Le mostré mi lengua. Si, era un gesto bastante infantil para alguien de diecinueve.

En tanto me alejaba toque mi nuca. Sentía una extraña sensación pero no le di importancia ya que debía atender a mi abuela.

—¿Le gustaría algo de comer Nona? Creo que hay algunos pastelitos en la mesa.

—Tráeme uno de esos por favor, hija —Acarició mi mano al decir.

Con una sonrisa ligera en mis labios fui hacia la mesa para tomar un pequeño plato, en el cuál puse varios de los pastelitos que habían. Y sin darme cuenta antes, había tomado el mismo pastelito que tomé la noche en que conocí a Tsukishima. Observe con atención cada detalle antes de darle una mordida y luego de comerlo por completo mire a mi lado. Ahí estaba el rubio, tomando de los mismos pastelitos e iba a decirle sobre la coincidencia de que se repitiera la misma escena pero ni siquiera volteó a verme. Se veía concentrado en su celular y mantenía su ceño fruncido mientras miraba la pantalla.

╰┈➤ 𝐘𝐄𝐒 𝐈 𝐀𝐂𝐂𝐄𝐏𝐓๋࣭ ⭑⚝ 𝓣𝓼𝓾𝓴𝓲𝓼𝓱𝓲𝓶𝓪 𝓴𝓮𝓲 𝔂 𝓽𝓾  🎧ྀིDonde viven las historias. Descúbrelo ahora