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—¿Qué sucede? —Preguntó un chico alto, de cabello rubio y con lentes tras detenerse.

—M-mi carrito se averió.. —La pequeña limpio con brusquedad sus lágrimas. Le avergonzaba verse así. —Fue Daichi, su familia.. ellos lo hicieron.

A pesar de querer retener por más tiempo el llanto, este salió sin aviso. Sus posibilidades de ganar ahora eran nulas ahora.

—Tranquila, seguramente te tenían miedo. Debes ser muy buena. —Trató de alentar.

Ella negó con su cabeza. No era para nada buena pero tenía todas las ganas de ganar e incluso había practicado durante una semana completa. Ganar la carrera era su sueño.

El rubio se bajó del carrito y sin pensarlo dos veces la abrazo. La calidez de su cuerpo logró tranquilizarla pero sin antes soltar todo el llanto que tenía retenido.

—¿Quieres que te lleve? Puedo hacerlo, no tengo problema con eso.

—Gracias. —Sé apartó para poder sonreirle.

—No tienes porque agradecer. Lleguemos juntos a la meta —Tomó la mano de la chica. —No debes rendirte tan fácil, tampoco dejar que te humillen. Si vamos a perder, hagamos lo orgullosos.

Y así fue como ambos pequeños partieron rumbo a la meta. Demoraron, si, pero la felicidad que mantenían en sus rostros ni siquiera ver al ganador se las quitó.

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Desperté toda sudorosa, con la mirada perdida en las estrellas dibujadas en el techo de mi habitación. Mi estomago sonó, alertandome que necesitaba comida lo más pronto posible y eso fue lo que me hizo salir del transe.

Lave mi rostro en el baño y baje descalza las escalera, un tanto mareada por la rapidez en la que me puse de pie pero aún así evité que se notará.

—¿Estás son horas de despertar? —Preguntó mamá.

Con mis ojos entrecerrados miré el reloj a mi lado. Eran las dos de la tarde.

Dios dormí demasiado.

—En otoño me da mucho sueño, es eso —Respondí.

—Siempre tienes sueño. No importa en que estación estemos.  —Intervino papá.

Bostece yendo hacia la cocina.

Aún con sueño me serví un tazón de cereales con leche.

Mi cabeza no funcionaba tan rápido como me gustaría porque iba procesando todo tan lento que ni cuenta me di que un poco de leche cayó en el suelo.

Lo limpie apenas sentí los pasos acercarse.

—Hija, queremos hablar contigo sobre algo.

Miré a mamá mientras me apoyaba contra la mesada, llevando al mismo tiempo una gran cucharada de cereal a mi boca.

—¿Estás segura de decirle? —Preguntó papá casi en murmullo.

—¿Qué es lo que me quieren decir? —Interrumpi.

—Hija.. —Mamá se acerco un poco más a mi —Sabemos que cuando sucedió esa carrera la pasaste muy mal, en general todos sufrimos como familia —Sé tomó su tiempo para hablar —Harán otro día de campo.

No podía creerlo, fue tanta la impresión que un cereal se me fue por otro camino y terminé atragantandome. Me di golpecitos en el pecho y tuve la suerte de que se me paso enseguida.

╰┈➤ 𝐘𝐄𝐒 𝐈 𝐀𝐂𝐂𝐄𝐏𝐓๋࣭ ⭑⚝ 𝓣𝓼𝓾𝓴𝓲𝓼𝓱𝓲𝓶𝓪 𝓴𝓮𝓲 𝔂 𝓽𝓾  🎧ྀིDonde viven las historias. Descúbrelo ahora