20. El mejor día de nuestras vidas.

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Era mi esposa, mi princesa finalmente era mi esposa. Aun no me la creo, aun dudo de tanta suerte... soy el hombre más afortunado del mundo por tener a alguien como ella a mi lado y me encargaría de que así fuera siempre. Nuestro día fue mágico, disfrutamos como nunca y compartimos el momento de nuestra unión con las personas que nos quieren.

Verla vestida blanco, viéndose como un hada... fue abrumador. No pude evitar soltar un par de lágrimas por saberme afortunado. No pude apartar la mirada de ella en toda la noche, me tenía completamente embrujado, mi princesa estaba más radiante que nunca. Escuchar sus votos, la promesa de estar siempre juntos, me dio la certeza de que hacíamos lo correcto, que nuestra decisión de unir nuestras vidas en este momento fue lo mejor y estaba seguro que la amaría por el resto de nuestras vidas. Simplemente ella era mi chica especial, mi mujer idea.

Nunca iba a cansarme de agradecerle a mi tío Gabriel, el viaje. Ver los ojos brillantes y llenos de emoción de Valeria, es lo mejor que existe. Desde que se dio cuenta de a dónde nos dirigíamos exactamente, no ha parado de hablar sobre las infinitas posibilidades que teníamos para hacer en la isla, para disfrutar nuestro tiempo juntos. Al principio cuando les comente la idea de llevarla a ese lugar- que en una de nuestras tantas charlas, menciono quería que fuera su luna de miel algún día- dude mucho en aceptar cuando mi tío se ofreció a pagarnos la luna de miel y no por orgullo o no aceptar el regalo, sino porque me preocupaba el trayecto, eran demasiadas horas de viaje. Mi princesa esta por entrar a su quinto mes de embarazo y sé que tiene mucha fatiga, cambios repentinos de humor y aunque ya son escasos, los mareos y nauseas a veces aparecían, tenía miedo de exponerlos, después del susto de las escaleras era aprehensivo a ellos. Finalmente después de hablarlo con mis padres e incluso con la Dra. Que lleva el embarazo, me decidí a aceptar, siempre y cuando tengamos precaución, no debería haber mayor problema.

— ¿Faltara mucho? —Preguntó con impaciencia, haciéndome sonreír. Esa virtud no era su fuerte y necesitaría mucha cuando nuestro bebé llegara.

—No debe faltar tanto, tranquila princesa—Suspira rendida y comienza a fotografiar todo nuevamente. Desde que nos subimos al ferri no ha soltado ese aparato por nada, seguro llenara la memoria antes de tiempo. — ¿No has sentido mareos o fatiga? —Pregunto algo ansioso, ella parece una lucecita con mucha energía y me preocupa que vaya a excederse.

—Para nada, las horas que dormí en el avión me cayeron de maravilla—Dice—aunque me está dando hambre nuevamente—Río ante eso, porque recién antes de subir al ferri se comió un par de frutas y un vaso grande de helado. Aunque refunfuña cada que le da hambre por miedo a "engordar", termina comiéndose lo que encontraba, cosa que a mí no me preocupaba en lo más mínimo, ella como esté es preciosa... y si es necesario que suba un par de kilos para que nuestro bebé crezca sano, me encargare personalmente de hacerla comer. Amaba ver como cada día su vientre crecía, como nuestro bebé la hacía verse más hermosa de lo que es.

—Traigo unas galletas en la mochila, ¿las quieres? —Ofrezco, poniéndome detrás suya para acariciar su abultado vientre.

—Diría que no, pero enserio tengo hambre, así que sí, las quiero—Murmura con fastidio, haciéndome reír.

—Hagamos una cosa, comeré lo mismo o más que tú, así si subes de peso, yo también—Suelta una carcajada, la más hermosa melodía.

—Me parece una excelente idea—Dice entre risas.

El hotel era un sueño, bungalós de lujo sobre el mar... Val, estaba tan emocionada y encantada con el lugar que era inevitable no sonreír ante eso. Apenas llegamos, se puso el traje de baño y saltó al agua... ni tiempo me dio de decirle que tuviera cuidado, casi muero al verla hacerlo.

Comenzando De Nuevo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora