Comenzando De Nuevo ©

34. Let her go.

Let her go-Passenger

En cuanto entré de nuevo a la sala, seguida por mi hermano, todos me miraron con reproche, menos mi princesa que con una enorme sonrisa en su rostro, corrió hasta mi con los brazos abiertos.

—¡Mami, mami! —Ver la felicidad con la que me miraba, me hizo replantearme por un momento si lo que iba a hacer era lo correcto, pero me mantuve firme. Lo hacía por ella, por su futuro, por nuestro futuro.

—Mi preciosa...—murmuré en el momento que la tomaba en brazos.

Ella era mi única realidad.

Sin perder tiempo, le pedí a Damián hablar a solas. Era ahora o nunca, tenía miedo acobardarme si seguía dejando que el tiempo pasara. Estaba siendo muy difícil mirarlo a los ojos, estar cerca suyo... no podía evitar recordar lo que sucedió entre nosotros, lo que sentí entre sus brazos, aún me seguía pareciendo increíble haberme dejado llevar de esa manera. Y aunque no me arrepentía, la sensación de culpabilidad, de desleal no me abandonaba, Martín no se merecía esto, él no tiene la culpa que todo sea un jodido caos.

—Antes que digas nada, ¿puedo hacerte una pregunta? —murmuró en cuanto entramos al estudio de mi padre, que amablemente nos ofreció. Asentí, nerviosa—. ¿Te arrepientes de lo que sucedió? —Me sentí peor con mi decisión al notar cuanto le dolía decir esas palabras.

Dude en responder, pero debía ser honesta, con él, conmigo... si existía alguna manera de hacer las cosas correctamente, era así, diciendo la verdad, por más dura que esta sea.

—No... pero no estuvo bien, Damián. No cuando no sé qué siento por ti, por Martín, mi prometido. Siento que les fallé a ambos, a mí misma...

—¿No significó nada para ti, entonces? —Cuestionó.

—Significó más de lo que imaginas... fue un punto de flexión. Me voy, Damián—solté, dejándolo lívido con mis palabras—sé que no es lo que querías escuchar, pero necesito hacerlo, necesito reconstruir mi vida. Nunca imaginé encontrarme con todo esto, tenía planes, una nueva vida y considero, que lo mejor es volver a ella, arreglar lo que deje inconcluso...

—¿Nos vas a abandonar otra vez? —murmuró con voz ahogada, pasándose las manos con desesperación por el cabello.

¡Santo Cielo! Me era tan difícil verlo así de devastado, mi corazón gritaba por correr a él y consolarlo, decirle las palabras que, sabía, quería oír, pero no podía. No ahora.

—Solo necesito tener claro mis sentimientos y realmente creo que la única manera de hacerlo, es regresando a España. Ahí está lo único que he conocido estos últimos años, lo único seguro... me siento como un pez fuera del agua aquí—confesé. Era tan cierto, se suponía que encontrando a mi verdadera familia, encontraría mi lugar en el mundo y aunque me había sentido así estando con Damián, me aterraba renunciar a mi vida en España.

—Pero...—comenzó, acercándose con rapidez a mí, intimidándome—tu lugar es junto a nosotros, junto a nuestra hija... dime... ¿Qué voy a decirle? ¿Qué pasará con ella? ¿La vas a abandonar ahora que te recuperó? ¿Sabes lo que eso le causará? ¿Tienes una idea de cuánto significas para ella? ¿Te importa siquiera? —Cada una de sus preguntas se clavaron como puñales en mi interior.

—Ella es lo único que me da seguridad en estos momentos y nunca me va a perder... solo que antes de ser la madre que ella necesita, que merece... tengo que recuperarme a mí misma. Le entregaré la mejor versión de mí—declaré con seguridad.

—¿Y cómo esperas hacerlo estando del otro lado del mundo? —Espetó con furia.

—No lo tengo claro en estos momentos, pero lo haré, Damián.