doce

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Cuando la tragedia nos golpea, todo pierde sentido. Eso que creíamos que era nuestra razón de existir, se desvanece, nos encontramos frente al vacío del sinsentido.

Cuando nos enfrentamos al sinsentido de la vida, uno se pregunta, ¿para qué resistir?

¿Cuál es el propósito de resistir?

Resistir, perdurar, salvar ¿qué y para qué del naufragio?

¿Por qué resistir a los dolores, a las tristezas, por qué nos dicen que debemos resistir cuando el destino descarga toda su crueldad sobre nosotros?

La vida es una sucesión de despedidas, de perdidas, ¿para qué resistir?

¿Por qué levantarse cada mañana aun cuando no tenemos motivos para hacerlo?

Solo por un acto de fe. 

Fe en que resistiendo, algo mejor llegará. ¿Pero qué?

La recompensa de resistir es volver a casa. 

Casi ángeles T4 C112. La resistencia. 

capítulo doce

  Habían pasado unos largos meses sin saber nada de Harry, Ron y Hermione, supuestamente terminando de cumplir la tarea de Dumbledore, que nadie sabía cuál era, pero si la cumplían, acabarían con el Señor Tenebroso. 

  Draco estaba pasando las vacaciones de pascuas en su casa. Como siempre, pensando en Harry Potter. Como si no pudiera hacer otra cosa más que pensar en él. Ya no eran fantasías románticas, sólo quería encontrarlo sano y salvo. 

 Fuera de su habitación había escuchado muchas voces, pero ya ni le importaba saber qué sucedía. Escuchó que su padre preguntaba qué había sucedido, y sin emoción alguna, como venían siendo las conversaciones entre sus padres, Narcissa explicó.

—Parece que capturaron a Harry Potter. 

Draco saltó de su cama, justo cuando su madre entraba a la habitación. 

—Ven, Draco. 

El chico caminaba con mucha velocidad. 

—Debes decirnos si es él o no. 

Draco vio tres figuras tiradas en el suelo, deformes y con la cara hinchada. Dos estaban apartados, el que se suponía que era Harry estaba más adelantado

—¿Verdad que es él? —preguntó con insistencia, Greyback. Draco se acercó un poco al supuesto Harry, pero no se atrevió a mirarlo a los ojos. 

—No lo sé —declaró, alejándose a la chimenea junto a su madre. 

—Debemos estar seguros que es él antes de llamar al señor Tenebroso —dijo Narcissa a su marido. 

—¡Que lo mire bien! —espetó Greyback. 

Lucius agarró a su hijo del brazo y lo arrastró hasta ese chico deforme. 

—Míralo bien, Draco. ¿Le ves la cicatriz? —en su oído susurró —Sé que podrías reconocerlo en cualquier condición. 

Draco observó los ojos del deforme. Claro que podría reconocerlo. Aquellos ojos verdes, aquella mirada. Tragó saliva.

—No, no es él —declaró, volviéndose a alejar. 

Por siempre y jamás | DrarryWhere stories live. Discover now