once

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¿Quién soy, de dónde vengo?

¿Dónde voy a ir?

A partir de ahora 

que no tengo un corazón para seguir

Y al intentar respirar

No hay en el aire libertad.

¿Quién sos, de dónde vienes?

¿Dónde vas a ir?

Si pasan las horas

Y no encuentras nada para compartir

Y al intentar respirar

No hay en tu vida libertad

capítulo once

La marca tenebrosa brillaba sobre la torre de Astronomía. Draco estaba siendo arrastrado hasta ella por Bellatrix.

—Suéltame, puedo caminar solo —se quejaba Draco.

—Ha llegado el momento de demostrar quien eres.

Draco subió corriendo las escaleras, dejando a sus acompañantes abajo, para que ataquen a quien quiera que se atreviera a subir.

—¡Expelliarmus! —gritó Draco, desarmando al director.

—Buenas noches, Draco —saludó Dumbledore, con tranquilidad —¿Qué te trae por aquí?

—¿Con quién está? Lo escuché hablar.

Dumbledore sonrió.

—A esta edad, uno suele hablar consigo mismo. ¿Tú has venido solo, Draco?

—No. No estoy solo. está lleno de MortÍfagos en su colegio. Yo conseguí hacerlos entrar. 

—¡Wow! Te felicito, Draco. Creí que sería imposible que ellos pudieran entrar al castillo.

Unos golpes se escucharon cerca, Draco miró por sobre su hombro, manteniendo su varita en alto.

—Alguien está intentando defenderse con uñas y dientes —explicó Albus despreocupado —. Pero dime, Draco, ¿dónde están? No veo que traigas refuerzos.

—Se quedaron abajo, peleando. No tardarán en llegar. Yo estoy primero, tengo un trabajo que terminar.

—En ese caso, debes hacerlo, muchacho.

Guardaron silencio. Draco no dejaba de apuntar con su varita al director. Pero el pulso temblaba y le costaba respirar. Podía oír su propio corazón palpitar con fuerza.

—Draco, tú no eres un asesino.

—¿Cómo sabe lo que soy? —dijo con una voz tan aguda que le dio vergüenza, debía mostrarse amenazante —Usted no sabe de lo que soy capaz ni todo lo que hice para llegar hasta aquí.

—¿Herir a Katie Bell y a Ron Weasley? —sonrió Dumbledore, con ternura, cosa que provocó en Draco una ira que no sabía que podía sentir por él.

—¡Pero hasta este momento usted no lo sabía!

—Si, si lo sabía. Snape tenía órdenes de vigilarte

Por siempre y jamás | DrarryWhere stories live. Discover now