II

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Sergio miraba el paisaje nocturno por la ventanilla de la camioneta, no era como si pudiese ver gran cosa, pero de alguna manera el ir y venir de las luces de los autos lograban un efecto tranquilizante en él. Por unos instantes el silencio se había instalado entre el conductor y él, aunque no era algo que pudiera incomodarlo, al contrario, la compañía de Max resultaba ser sorprendentemente agradable, y el estar ahí, escuchando música juntos, había hecho que se olvidara de sus problemas aunque fuese solo por un rato. De pronto, en las bocinas comenzaron a sonar un par de acordes perfectamente conocidos para el mexicano, una suave melodía, una de sus canciones favoritas, de inmediato sus labios hicieron una ligera curva, una pequeña sonrisa ante el bienestar que le hacía sentir escuchar esa canción, y entonces, en compañía de Chris Martin comenzó a cantar -Look at the stars...look how they shine for you...- con lo que no contaba era que a la par de ellos otra voz se les uniría, una voz grave y profunda que de inmediato hizo que Sergio girara el rostro en su dirección para poder observarlo, al igual que él Max cantaba, y, al igual que él, el rubio sonreía sorprendido ante lo curioso que había sido que ambos sintieran el impulso de cantar esa canción de entre todas las que habían estado escuchando -And everything you do, yeah, they were all yellow...- ante el notable gusto de Sergio por encontrarse con él en aquella amateur improvisación, Max subió el volumen del estéreo, la armoniosa música de Coldplay inundó el pequeño espacio de la cabina, creando una atmósfera que se apetecía amena y acogedora. El mexicano se sintió con más confianza, decidido a hacer lucir su voz, aunque siendo honestos, el canto no era lo suyo, pero le ponía harto sentimiento a su interpretación -I came along, I wrote a song for you...and all the things you do...and it was called Yellow...- Max sostenía el volante, pero de vez en vez tamborileaba con sus dedos sobre éste siguiendo el ritmo de la música, para cuando el coro de la canción llegó, ambos dejaron escapar su voz a todo pulmón, llegando incluso a opacar la voz de Martin -Your skin! Oh yeah, your skin and bones! Turn into something beautiful! And you know, you know I love you so...You know I love you so...- Eran 4:26 minutos de canción, y posiblemente esos habían sido los cuatro y medio minutos más bonitos de todo su viaje, Sergio sintió un agradable calorcito encenderse en su pecho, Max no solo era un tipo atractivo, sino también era uno amable, divertido y aparentemente talentoso, internamente maldecía nuevamente su suerte ¿Por qué tuvo que conocerlo cuando su viaje fue interrumpido tan abruptamente, quizás si no tuviera que regresar tan pronto a casa, podría haberse ilusionado con la posibilidad de continuar su aventura en su compañía.

El último acorde de Yellow se escuchó y Sergio dejó escapar un profundo suspiro, si esa canción ya era una de sus favoritas, definitivamente se convertiría en la número uno, porque ahora tenía un significado más especial para él. Con una de sus dulces sonrisas miró a Max –Esa es mi canción favorita- dijo con entera seguridad. Max volteó a verle por breves segundos, sonriendo de la misma manera –¿En serio? La mía también- un ligero rubor tiñó las mejillas de Sergio, quien apenado, mordió su labio inferior mientras asentía ligeramente con la cabeza y agachaba la mirada para tratar de ocultar de Max el efecto que causaban en él sus palabras –Bueno, definitivamente ese será un dato curioso para añadir en el diario- dijo tratando de bromear para romper un poco la tensión que comenzaba a generarse. Max enarcó una ceja y sonrió levantando ligeramente la barbilla en un gesto claramente orgulloso –vaya, espero que me dediques todo un capítulo y no solo un párrafo en la sección de agradecimientos- Sergio solo rio, al parecer había logrado herir un poco el orgullo de Max al haberle dicho la primera vez que solo escribiría su nombre para agradecerle. Relajado y cómodo, recargó su cabeza en el asiento, se sentía algo cansado, pero no quería dormir, le parecía grosero hacerlo mientras Max conducía, así que se dio a la tarea de seguir conversando con él.

Cuando estaba a punto de hablar, su estómago se adelantó, haciendo un rugido tan sonoro cual león enjaulado; al instante su rostro completo enrojeció, lo sentía incluso arder, había olvidado el hecho de que no había comido nada en todo el día, y su cuerpo había decidido hacer una protesta ante eso en el momento menos oportuno. Sus ojos miraron con timidez en dirección de Max, estaba seguro de que el otro había logrado escuchar esa pelea de gatos en su interior y lo confirmó cuando el rubio también le miró con un toque de sorpresa y preocupación en su mirada. Sin decir nada, Max estiró su brazo por detrás del asiento de Sergio, solo tardó unos segundos, haciendo ruidos que el moreno pudo adivinar eran de la mano de Max abriendo el zipper de alguna maleta y después el sonido metálico de una envoltura. Momentos después, la mano de Max regresaba con un paquete de galletas que no tardó en darle a Sergio.

El mejor de mis viajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora