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"¿Haerin?"

¿Qué?

"¿Jay?"

"¿Que estás haciendo aquí?" Preguntó con suma curiosidad.

Estaba vestido en un traje casi parecido al de un príncipe.

"¿Algún problema hijo?" El Señor D' Paris cuestiono esta vez.

¡¿Hijo?!

"¿Problema? Lamento oirlo Señor D' Paris..." Bajé la mirada antes de que Ryujin me despidiera.

"¡Ve a ordenar las llaves!" Gritó sin agresivamente para luego dedicarle una tierna sonrisa a Jay, inmediatamente obedecí su orden.

"...Haerin, espera" El rubio me tomó por la muñeca.

"Jay, no hagas esto por favor..." Murmuré suplicando.

"Disculpen...¿Se conocen?" Ryujin preguntó

"Jay..." El hombre a su lado llamó intrigado.

"Es mi...amiga..."

¿Amiga?

"...¡Oh! Ya veo ¿Entonces que haces ahí parado? Invitala a pasar, cualquier amiga de Jay es amiga nuestra" El Señor D' Paris esbozó una gran sonrisa antes de irse a la que correspondí con una reverencia.

Jay hizo un gesto para que lo siguiera pero Ryujin me detuvo.

"¿Qué crees que estás haciendo mocosa?" Murmuró clavando sus uñas en mi brazo.

"¿Señorita Gerente?"

"Si Señor D' Paris" Sonrió falsamente sin soltar el agarre.

"Lamento quitarle a su empleada, pero creo que podrán funcionar bien con 15 trabajadores..."

"Bueno...Un equipo incompleto nunca funciona bien y―"

Y allí estaba...

Sus cejas subían mientras sus ojos parpadeaban lentamente, como si tuviera todo el poder en una sola mirada, capaz de hipnotizar a cualquiera o hacer que se cague del miedo.

La misma con la que regañaba a los chicos...

"Estaremos bien, gracias por su preocupación" Concluyó Ryujin entre nervios.

Jay me guió hasta la entrada y no pude evitar sentir tal vergüenza ante las miradas de los demás invitados. Claramente era una fiesta de clase alta y digamos que yo no estaba a la altura. Las mujeres me observaban de arriba a abajo y murmuraban entre ellas, no tardé en notar que era por mi uniforme y el hecho de que estaba en zapatillas.

"Jay ¿Porqué haces esto?" Pregunté sintiendome incómoda.

El chico se limitó al silencio y abrió una puerta tras subir las escaleras.

Nunca había visto un baño tan grande, era incluso más grande que mi habitación y tenía detalles en dorado hasta en las canillas...

"No mires tanto para arriba, te dará un tirón..." Advirtió el rubio sacando una pequeña caja de uno de los cajones.

"Ven" Sin avisar levanto mi manga dejando ver las marcas de Ryujin en mi brazo.

Estaba sangrando un poco.

"No hace falta―"

Aunque traté de apartarme Jay tomó mi muñeca una vez más y me acercó a él, por encima de la herida colocó un líquido y seguido una bandita.

"Gracias..." Dije tímida.

"¿Qué haces aquí?" Jay se apoyó sobre el lavamanos al cruzarse de brazos.

Race of Fate | ENHYPEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora