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La clase de matemática no podía ser más aburrida.

Mi lunes comenzó de la mejor manera, un desayuno tranquilo, sin gritos ni tensiones como venía acostumbrando desde que mi padre y mi madrastra habían vuelto a casa en un receso, ahora ambos se encontraban fuera del país en unas "vacaciones" o algo por el estilo.

Terminanda la hora de mi última clase del día me dirigí afuera en busca de aire fresco y un muffin de la cafetería del campus.

"Enseguida se lo traigo" Dijo la empleada luego de entregar mi café y desapareció tras las puertas de la cocina, al parecer los muffins de chocolate se habían agotado en vidriera.

"Sabía que eramos el uno para el otro" Una voz a mis espaldas me distrajo.

"¿Te gusta el café con vainilla?" Sonreí con ironía.

"¿Acaso a alguien no? Es uno de los mejores inventos del hombre" Kai sonrió confiado apoyando su ante brazo sobre la barra.

"No conozco a mucha gente a la que si..." Comenté casi en un murmullo.

"Pues ahora si, no me enojaría si me invitarás uno algún día...Hablando de invitar, habrá una fiesta en mi fraternidad este sábado, tienes que venir"

Su repentina pero constante invitación generó que mis ojos se pusieran en blanco y una tenue pero incómoda sonrisa se despojara de mis labios.

"Kai, yo no..."

"Por favor Haerin...desde que te conozco no has asistido ni siquiera a una sola fiesta de las que te he invitado..." Objetivizó con destreza.

"Rara vez puedo hablar contigo cuando no estás con tu... cachorro guardián" Dijo esto último refiriendose a Ni-ki generandome una sonrisa esta vez genuina al caer en realización de lo mucho que si se parecía a un cachorro.

Y es que Kai tenía razón, jamás había asistido a una fiesta de fraternidad desde aquella vez donde conocí a Ni-ki y digamos que tampoco la pase muy bien anteriormente...

El recuerdo de Sunghoon llegó a mi mente pero borré toda evidencia de mis pensamientos antes de ponerme de mal humor, estaba siendo un buen día.

No llamaban mi atención las reuniones sociales en general, la agrupación de gente alcoholizada o sobria. Las personas podían ser exhaustivas debes en cuando y éstos últimos meses preferí guardar mi energía social para los entrenamientos y las clases de la universidad. No era fácil tratar con 7 hombres estresados todos los días, además de que siempre compartía mi tiempo con Heeseung los fines de semana, Jia se vió molesta por esto ya que alegaba que ahora me veía incluso menos que antes.

La verdad quizá estaba en lo cierto, pero no podía negar que me encantaba pasar mis días con Heeseung. Cada hora se sentía como un segundo a su lado.

"¿Y? ¿Qué dices?" Kai interrogó con cierta espectativa en una respuesta positiva, su sonrisa lo delataba.

"...Lo pensaré, es todo lo que puedo ofrecerte por ahora" Aunque no confirme su petición el chico dió casi un salto de alegría para luego despedirse eufórico afirmando que nos veríamos allá, aún iendo que no había enunciado mi elección.

Sonreí ante su emoción y le agradecí a la barista quien ya había traído el muffin, antes de abandonar el campus.

El entrenamiento de hoy sería duro y era algo que tenía en mente, los mensajes que recibí de Ni-ki por la mañana lo indicaban. Al parecer Jungwon y Jake se habían involucrado en una gran pelea, lo cuál me pareció raro por parte del ahora pelinegro australiano.

Revolviendo entre mis recuerdos, llegué a la realización de que hace días no veía ni hablaba con él, no por algo en particular sino porque el chico no llegaba a dormir a casa y solo aparecía por momentos en los entrenamientos, a veces con un humor desbordante de felicidad y a veces sumergido en silencio y expresiones de desdicha.

Race of Fate | ENHYPEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora