Laura terminó el libro que estaba leyendo. Este era "La sangre manda" de Stephen King. Y aunque el libro trataba de humanoides que cambiaban de forma y se alimentaban de dolor, lo que le pareció más surrealista era que se desarrollaba en dos mil veinte y no hacía referencia alguna al COVID.
Guardó el libro en la estantería sobre la chimenea y se dirigió a la cocina.
Agarró de las caderas a su esposa y la besó dulcemente en la nuca.
-¿Qué huele tan bien?-Y le dio un mordisquito en el cuello.
-Salmón con salsa de cava.-Contestó mientras se retorcía.-Oye, para.
Levantó las manos en gesto de rendirse.
-Tu ganas.
Abrió otro libro, esta vez "Holly" del mismo autor.
Leyó el primer capítulo, en el que se presentaba a los antagonistas, una pareja de ancianos caníbales.
Entonces olió un rico olor.
Cerró el libro y lo dejó sobre la butaca.
Se sentó en su silla, frente a Madeleine.
-Buen provecho, cariño.
-Igualmente.
Comieron sin más ruido que sus bocas al masticar.
Madeleine se limpió la comisura del labio con la servilleta y habló.
-Quizás deberíamos cancelar lo de la semana que viene. Por lo del COVID y eso.
-No veo por qué, casi ha pasado.
-Si tu lo dices.
Terminó el plato.
Laura se levantó y recogió su plato y esperó a Madeleine. Esta apuró y se lo entregó.
Laura echó los platos al fregadero y empezó a lavarlos.
Sintió unas manos en el trasero.
-¿Te has quedado con ganas de postre?
Las manos agarraron con más fuerza sus nalgas.
-Lo siento, no puedo esperar más.
Sus cálidas manos empezaron a bajar sus pantalones.
-Bendito sea Dios por este manjar.-Dijo admirando sus orondas nalgas.
-Dios te castigaría por lo nuestro.-Dijo pero calló al sentir la lengua de Madeleine recorriendo sus nalgas.
-Que lo haga, mi paraíso ya lo he tenido contigo.-Apenas dijo esto introdujo el pulgar derecho en su ano.
Laura gimió.
-Dios mío.-Dijo cuando Madeleine le bajó las bragas, de algodón y semitransparentes, hasta las rodillas.- Cómo me has puesto.
-Lo sé
La giró.
Succionó su clítoris a lo que las rodillas de Laura fallaron y cayó al suelo.
Madeleine se cernió sobre ella y lamió con más agresividad.
Laura notó una explosión formándose en su interior.
Convulsionó al notar sus paredes contrayéndose y el abrumador orgasmo que se abría paso dentro de ella..
Su grito fue acallado por la boca de Madeleine
Sus lenguas danzaron en un delicioso beso saboreando su propio sabor.
Alguien picó a la puerta.
Calmaron sus respiraciones agitadas.
El tono del timbre: " All American Bitch" de Olivia Rodrigo se reprodujo casi completo antes de que Madeleine entreabriera la puerta.
Mientras tanto Laura se estaba subiendo las bragas y los Leggins.
-Sí, está aquí, pasa.
La persona invitada a pasar por Madeleine era Sancho, el hermano de Laura.
Esta le dedicó una mirada nerviosa. Él, una de decepción, nunca había apoyado la orientación de su hermana.
Sancho nunca había sido expresivo ni sentimental, pero hoy su rostro estaba solemne e ilegible.
Habló en un tono seco y frío.
-Papá ha muerto.- Soltó
Laura sintió que le fallaban las piernas otra vez y se sentó en su silla.
Madeleine le puso una mano en el hombro.
-¿Estás bien?-Preguntó.
-Sí, sí. Solo necesito un momento.
Su padre llevaba veinte años ausente de su vida, desde que su hija salió del armario y se fue de casa, pero aún así le tenía cierto aprecio, mezclado y a veces confundido con odio.
-¿Qué ha pasado?
-Muerte natural.-Respondió.
No quiso saber más detalles, quería quedarse con la imagen de padre cariñoso de su infancia, no la que la opacaba: la del padre que desaprobaba su relación con Rachel y mucho menos de la de un padre que murió sin volverle a hablar.
-Yo...-Sollozó.-Debería haber intentado retomar el contacto.
-Era imposible y si no fuera porque la casa estaba a su nombre y estoy en bancarrota, no estaría aquí ni yo mismo.
Madeleine le dio una bofetada.
-No le hables así.
Se llevó la mano a la mejilla con gesto de dolor.
-¿Qué quieres?-Interrumpió Laura.
-¿No es obvio? Necesito un techo.
-¿Y?-Le desafió Madeleine.
-Cállate zorra.-Le espetó.
-Zorra tu madre.
-No hables a mi mujer así.-Intentó zanjar Laura.
-¿Mujer?, ni siquiera os habéis casado
-El matrimonio debe ser una unión sentimental, no otorgado por una institución cisheteropatriarcal como la iglesia.
-No me hagas reír. Sois antinaturales.
-Igual que tu micropolla.
Se le hinchó la vena de la frente, pero calló.
Madeleine la cogió del brazo.
-¿Podemos hablar a solas?
Se dirigieron a su cuarto compartido.
-No podemos dejar que se quede aquí.-Dijo Madeleine.
-Es mi hermano...
-No puedo creer que estés diciendo esto.
-...Y no voy a abandonarlo.
-Mira sé que es duro, pero...
-Ya sé que es duro, pero no quiero perder el contacto y después arrepentirme como con mi padre.-Rompió en llanto.
Madeleine meditó.
-Vale, si tu lo quieres. No soy quien para decirte que no. Es tu hermano al fin y al cabo.
Laura suspiró aliviada.
-Pero ¿Qué vamos a hacer la semana que viene?. No podemos dejarlo solo, seguro nos ocuparía la casa.
-Nos lo llevaremos.
-Pero... ¿Estás segura?
Asintió.
-Muy bien.-Dijo algo decepcionada.
Volvieron con Sancho.
-Bien, te puedes quedar.
-Menos mal.-Contestó.
-Pero la semana que viene haremos un viaje.
-¿Dónde?
-A las montañas.
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Sangre Y Placer Bajo Tierra
Mistero / ThrillerLaura y Madeleine forman una hermosa pareja. Por su aniversario ellas van a celebrar una fiesta de intercambio de parejas durante una semana en un bunker en las montañas. Dicho bunker, abandonado desde la guerra fría y ahora convertido en un oasis d...