Touch Me.

05

Al regresar a la ciudad luego del pequeño viaje, Hyunjin aparcó en el edificio donde Minho vivía y lo despidió, prometiendo que lo llamaría en la semana para salir en una cita. Minho aceptó encantado.

Ya habían pasado unos cuantos días desde ese momento, y Hyunjin tal como prometió llamó a Minho para invitarlo a salir. Por esa razón, Minho se estaba arreglando para su cita cuando tocaron el timbre de su departamento. Extrañado por quién podría ser, se acercó a la puerta y miró quién estaba del otro lado. Era Yon.

—Hola, Minho. Disculpa que te moleste, es solo que me preguntaba si tenías limas. Específicamente limas. Chan tiene un resfriado y estoy intentando prepararle algo, pero me olvidé de ese ingrediente—explicó, apenada.

—No te preocupes, déjame ver si tengo. Pasa, por favor.

—Oh, gracias—Mientras esperaba a Lee, Yon observó el departamento. Le gustaba el estilo que Minho había decidido para decorarlo. Su departamento con Chan tenía más fotos y de alguna manera se veía más hogareño, pero empezaba a dejar de sentirse así. 

Minho abrió su refrigerador para buscar lo que su vecina pedía. Según él, recordaba haber comprado unas cuantas la semana anterior.

—¡Las tengo! ¿Cuántas necesitas?

—Con dos es suficiente, ¡muchísimas gracias!

—Descuida, si necesitas algo más con gusto puedes preguntar—ofreció—Solo no hoy, saldré con Hyun.

—Se ven muy enamorados. ¿Es el amor de tu vida?—inquirió, curiosa.

—No, pero eso me tiene sin cuidado. Por el momento estamos dejando fluir las cosas—le explicó con una sonrisa. 

—Me gustaba cuando era así con Chan. Últimamente lo noto un poco raro. 

—Tal vez es el resfriado. Estar enfermo te baja los ánimos.

—Eso espero. Bueno, no te retrasare más, muchas gracias.

—No es nada, nos vemos mañana.

Cuando le abrió la puerta a Yon para que saliera, se encontró a Hyunjin cargando un ramo de flores. Yon los miro y salió sin pronunciar palabra, mientras Minho miraba las flores con sorpresa.

—¿Son para mi?—preguntó, incrédulo.

—¿Eres Lee Minho?

—Sí.

—Entonces claro que son para ti. Tan bonitas como tú—halagó. Las mejillas de Minho se pintaron de un bonito rosa.

—¡Oh, Hyunjin! No tenías que hacerlo—dijo, tomando el ramo. Eran unas dalias preciosas. 

—Ya, pero quería hacerlo. Es lo mínimo.

—Pasa, me falta ponerme los zapatos. Yon me tomó por sorpresa.

—¿Qué pasó?

—Chan esta resfriado y me preguntó si tenía limas. 

—Oh, pobrecito. Los resfriados después de ir a la playa son deprimentes.

—Por suerte no nos pasó. Ambos tenemos mucha energía para gastar. Podríamos tener una sesión de cardio—dijo, con una sonrisa seductora a Hyunjin.

—Eso me encantaría, pero tendrá que ser luego de nuestra cita, porque ya reservé.

—Acepto.

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Chan yacía en su cama mirando la televisión sin estar realmente poniendo atención. Yon estaba en la cocina preparando algo que vió en internet para que él se sintiera mejor. Ella era muy buena con los postres y el café, pero los platos fuertes no eran lo suyo. De todos modos, Chan siempre le iba a estar agradecido por intentarlo y se lo comería con una sonrisa.

Los últimos días su mente había estado dando muchas vueltas respecto a todo. Su relación con Yon estaba empezando a enfriarse, quería cambiar de trabajo, sus padres lo estaban presionando para casarse y por último, pero irónicamente en lo que más tiempo pensaba, no dejaba de estar intrigado por el chico castaño que llegó esa noche lluviosa al bar.

—Amor, la sopa esta lista—anunció Yon, entrando en la habitación. 

—Muchas gracias, Yonnie—dijo Chan, acomodándose en la cama.

—No es nada, quiero que mejores.

—Te amo—le dijo. Y era sincero, solo que no sabía si era con la misma intensidad que antes. 

—Yo también te amo, cariño—Y no, Chan no lo sabía, pero en el fondo Yon empezaba a sentirse igual.

Yon se quedó a su lado mientras el comía la sopa que había preparado. Luego de pensarlo por varios minutos, ella decidió entablar la conversación.

—Channie, se que te estas sintiendo muy mal justo ahora, y créeme que quisiera estar aquí todo el día contigo, pero tengo que ir a Incheon a checar algunas cosas de la nueva sucursal y me preguntaba si...

—Por supuesto. Ve. No quiero interferir en eso.

—¿Seguro? 

—Absolutamente—De algo que no tenía dudas es que quería ver a Yon triunfar. Él no se antepondría a eso.

—Esta bien. Le pediré a alguien que te esté echando un ojo.

—Puedo cuidarme solo.

—Exclamó el que no se ha levantado de la cama en todo el día—dijo, riendo—Me sentiré mejor si se que hay alguien cerca al pendiente.

—De acuerdo. 

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A la mañana siguiente, en la cafetería, Yon estaba esperando por Minho para preguntarle si era demasiado pedirle que estuviera al pendiente de Chan mientras ella estaba fuera.

—¡Claro que no! Estaré atento a cualquier cosa y te avisaré—respondió este cuando ella le preguntó.

—Muchísimas gracias. Se lo pediría a Jisung o Changbin pero están muy ocupados planeando su boda y ni mi familia ni la de Chan viven aquí en Seúl. 

—Entiendo, no pasa nada.

—Espero que no me tome más de un día, y prometo que te pagaré...

—¡Ni lo pienses! Ustedes también han hecho cosas por mi, como este empleo, así que no aceptaré el dinero. 

—Pero...—intentó hacerle entender a Minho, pero él era testarudo.

—¡Sin peros! Ve allá y saca adelante esa sucursal. Me aseguraré de que tu hombre siga con vida cuando vuelvas.

—No sé como te devolveré este enorme favor. Muchas gracias.

Luego de eso, Minho siguió con su rutina normal del día. La cafetería iba muy bien y se mantenía estable en cuanto a ventas. A Minho le gustaba trabajar ahí, sentía que era un muy buen primer empleo y el horario era bastante bueno. 

Por la tarde, antes de regresar a su casa, pasó al supermercado. Recordaba lo que le hacía de comer su mamá cuando él estaba enfermo y creyó que era una buena idea preparárselo a Chan al día siguiente, a ver si conseguía el mismo efecto que en él. 

Se paseó un buen rato por los pasillos, cuando tuvo todo lo que buscaba fue a pagar y luego se dirigió hasta su departamento. 

Por la noche empezó a preparar algunas cosas para el día siguiente, habló con Hyunjin un rato y le deseó suerte en sus exámenes en la universidad. El rubio estaba en tiempos de parciales y estaría bastante ocupado unos días.