2. En busca del traje de baño perfecto

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Entramos a la tienda y quede de boca abierta al ver todas las opciones que tenía.

Y algo que me hizo querer desmayarme fue el precio también.

Todo estaba carísimo, pero tenía que hacer un esfuerzo y elegir algo dentro de mi presupuesto.

Primeramente me detuve a mirar las mallas, había una color negro que me llamó la atención pero poco después mis amigas casi me ahogaron con las opciones de bikinis que les gustaban.

-¡Pruébalo!- me animo Alice.

-No lo se... es un rosa, tal vez... muy... ¿llamativo?- respondí nerviosa si querer insultar sus gustos.

-El rosa neón se le ve fatal, ¿porque no pruebas este?- me sugirió Bi.

El color era muy bonito pero sin duda de corte tan pequeño que ni en la mayor talla poderia entrar todo mi pecho.

-Prefiero algo que me cubra más.

Elegí unos cuantos trajes y fui al probador como sugerencia de la moza que nos atendió, algunos me quedaron pequeños, otros eran incómodos y los que eran mi talla pues bien, parecían de señora.

-¿Que te parece este?- sugirió la moza que nos atendía.

-¡Se te va a ver divino!- mire al traje de dos piezas dudosa, me gustaba su estampado en verde y sin duda el modelo era muy lindo. El problema era yo y mi barriga.

-Creo que es muy revelador.

-Dale una chance.

Termine accediendo y me metí al probador otra vez, primero me puse la parte de arriba y suspiré aliviada cuando mis pechos se acomodaron bien, no dejaba tanto a la muestra ya que no era muy decotado.

El bikini me quedo bien, no se metía tanto en el medio del culo como los demás.

Me veía gorda, si, pero ahora me sentía una gorda bonita.

Mire el precio en la etiqueta y suspire, por lo menos era más barata que una malla.

(...)

Poco después de pagar nos fuimos directo al parque acuático, había un sinfín de toboganes y piscinas para probar.

Ahí nos quedamos un par de horas, probamos de todo un poco pero sin duda las piscinas más calmas eran mis favoritas, también me había dado cuenta de que alguien se la pasaba mirándome; algo que confirme a la hora de cenar.

El restaurante del hotel era enorme y casi todas las mesas estaban llenas, nos dirigimos hacia la mesa que por suerte habíamos reservado antes de dirigirnos a la barra de comidas.

-Todo se ve tan bien- dije mientras tomaba un trago de mi bebida.

-Si, los chicos también se ven muy guapos- las dos reímos menos Bianca quien hacia lo posible para serle fiel a su relación.

Minutos después nos levantamos para servirnos, acomode mejor mi vestido que disimulaba un poco mi barriga pero dejaba a muestra mis muslos.

Cuando vi toda aquella comida sin duda me emocioné demasiado, llene mi plato con comida calórica y fui directo a sentarme con mis amigas.

No me miraron incómodas cuando me vieron acercarme con un montón de comida, supongo que ya están acostumbradas o tal vez respetan esto de mi.

-¿Que tendrán de postre?- preguntó Alicia distraídamente.

Yo era la única comiendo todavía por lo cual ambas me esperaban antes de ir por el postre. Supongo que exagere un poco.

Elegí un pequeño pedazo de pastel de zanahoria, no quería pasar vergüenza al dejarlo a la mitad pero poco antes de levantarnos para irnos, recibimos una pequeña sorpresa.

-¿Quien lo pidió?- pregunte, el mesero se nos había acercado con una bandeja llena de pastel de chocolate con frutillas y crema.

A mi se me hizo agua en la boca pero no fue lo suficiente para hacer desaparecer mi intriga, las tres nos mirábamos preguntándonos quién lo había hecho.

-Se lo manda otro huésped- me entregó una tarjeta, -que disfrutes.

Abrí la pequeña tarjeta.

Me pareciste muy hermosa hoy a la tarde.

Disfrútalo.

                                                                                        D

Me emocione cuando lo termine de leer, ¡tenía un admirador secreto!

-Me lo envió un chico o chica, no se. Firmó como D.

Las dos festejaron conmigo y yo me sentía muy contenta. Hasta que Alicia tuvo una idea.

-Bien Bi.- empezó a hablar mientras se levantaba. -creo que mejor la dejamos sola para que esa persona- recalco bien las palabras -pueda venir a hablar con Carolina.

-Si, quien sabe ese tal de D es el amor de tu vida.

Me sonroje antes tales palabras y cuando me di cuenta ambas se escaparon de mi.

Casi me levante para buscarlas pero recibí un mensaje donde me decían que se mantendrían cerca y que las llamara cualquier cosa.

Así que me relaje, espere unos minutos a que esa persona apareciera pero poco a poco el restaurante se iba esvaziando, así que empecé a comer el postre que me había mandado.

Era demasiado bueno y no pude parar hasta comérmelo todo, cuando termine sentí mi estómago duro y pesado.

Solté un pequeño eructo y me sorprendí cuando vi el tamaño de mi barriga y me excite un  poco al pensar que iba a engordar.

Espere unos minutos más y hasta pensé que lo había espantado con la forma en la que comí y con cierta pesadez, me di por vencida y me dispuse volver a la habitación.

Vacaciones de engorde - FeederismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora