3. D aparece

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Cuando llegue al departamento a tardes horas de la noche las dos ya se habían dormido viendo una película así que no tuve más que meter la panza.

Entre al baño donde pretendía cambiarme por si alguna de las dos despertaba pero antes no pude evitar sobar mi barriga.

Estaba muy llena y cada poco eructaba, pero a pesar del dolor me sentía bien. Era raro, pero estar gorda no era algo me realmente me molestaba.

Me molestaba las personas.

No encontrar ropa de mi talla y que la gente me juzgue.

Me sentí mal al pensar que la persona que me envió el postre decidió no aparecer porque me vio como una cerda que tragaba sin parar.

Al día siguiente me desperté tarde de lo incómoda que me sentía al dormir, mi barriga inchada me molestaba y al día siguiente seguía algo abultada.

Bianca había tenido la fabulosa idea de darse un bronceado de sol y las dos nos unimos sabiendo que ni de joda se nos pega el colorcito.

Así que charlábamos mientras tanto, me sentía mejor después de mi cena y cuando dije que la persona no apareció trataron de consolarme diciendo que tal vez era tímido o tímida.

-¿No quieres entrar? El agua se siente bien- negué con la cabeza.

-Entro más tarde- ambas comprendieron, supongo que no me veía demasiado bien.

Estuve en la vereda de la piscina sola por casi media hora, solo me dedicaba a reír de las payasadas de mis amigas y a sacudir mis piescitos dentro del agua.

-¿Hola?

Dí un pequeño brinco cuando escuché la voz detrás de mí, casi iba a ignorar al muchacho si es que él no se hubiera sentado a mi lado.

-H-hola- saludé, insegura sobre si realmente se dirigía a mí.

-¿Te gustó el postre de ayer?

Me preguntó, tenía una sonrisa hermosa.

-Espera... ¡tú eres D!

-Sip- él rió, -me llamo Dylan, ¿y tú?

-Carolina, pero puedes decirme Carol.

-Bonito nombre- no pude evitar ponerme roja.

Me empezó a preguntar que tal estaban siendo mis vacaciones y él comentó que suele venir cada año, me explicó sobre a que se dedicaba y yo hice lo mismo, nos llevábamos bien  y yo sentí que había una conexión especial entre ambos.

-¿Que tal si vamos por helado? yo invito.

No quise abusar de su bondad pero el insistió, así que nos fuimos hacia la heladería mas cercana.

-Hay tantas opciones- dije emocionada.

-Elige el que quieras, no importa el precio.

Yo asentí.

-Dime cual sabor te gusta.

-La verdad es que me gustan todos- hable un poco apenada.

Dylan solo me miró, es un muchacho hermoso y sus ojos brillaron.

-¿Que te parece un cono de helado de vainilla? Si quieres más solo pídelo.

Estuve de acuerdo, pero no le quería aprovechar de él así que elegí el más económico.

Nos sentamos cerca del aire acondicionado y yo me tapé con la bata playera color blanco que tenía puesta, el clima aquí adentro es frío pero agradable.

-Toma- me dijo cuando me entregó el helado, Dylan había traído el cono grande cuando yo le pedí uno más chico.

-Gracias- respondí y volvimos a charlar.

-¿Esas dos chicas con quien estabas en la cena son tus amigas?- me preguntó.

Yo baje la mirada un momento, ¿me había ilusionado para acercarse a una de ellas o?

-Solo me interesas tu ¿okey?- hablo cuando noto mi repentino cambio de humor.

-Si... somos amigas desde pequeñas.

Empecé a contar, noté como me escuchaba atentamente y eso me animo.

-¿Quieres más helado?- preguntó derrepente.

-Chocolate- respondí casi que demasiado rápido. -Ese pastel de chocolate que me mandaste ayer estaba increíble, las fresas eran dulces sin empalagar y... - me detuve con una pequeña mordida en mi labio inferior, lo sé; tengo problemas con la comida.

-Podemos ir por más si quieres, después del helado.

Sonreí apenada y le dije que no quería molestarlo más pero él insistió.

Le envié un mensaje a Bi diciendo que no se preocuparan que me había encontrado con mi admirador de ayer, me deseó suerte y me dijo que le avisara si tuviera algún problema.

Dylan volvió con una taza de helado lo suficiente grande para los dos.

-Para ti... osita.

Sonreí ante el apodo y él se sentó más cerca de mi, pensé que me ayudaría a devorar el postre pero solo se limitó a observarme.

Me sentí un poco incómoda, me sentía llena pero su mirada era una forma de presionarme para que coma más.

No quería dejar mi regalo a la mitad.

-Tómalo con calma- me dijo y me quede hipnotizada por el profundo azul de sus ojos, él es demasiado bello.

Seguí comiendo mientras sentía su dominante mirada sobre mí y como "accidentalmente" rozo su brazo en mi barriga una vez, solté un gemido en ese momento y juro que quería que la tierra me tragara.

Bebí un vaso de agua, me sentía empalagada después de tanto dulce pero me interesó saber si la propuesta del pastel seguía de pie.

-Sobre el pastel... no creo que pueda comer nada más por el momento- sonreí nerviosa.

-Esta bien, ¿que te parece si lo dejamos para mañana a la tarde? 

-Me parece bien- respondí mientras limpiaba mis labios con una servilleta.

Hablamos un poco mas, sin duda era un buen muchacho por más que con un pésimo sentido del humor, también muy caballeroso ya que se dispuso a acompañarme hasta mi cuarto.

-No veo mis pies- reclame igual una embarazada al subir las escaleras, era increíble lo rápido que le estaba tomando confianza a Dylan.

-Puedo cargarte, si quieres, claro.

Primero pensé que mi peso podría ser un problema, pero gracias a este chico estaba comiendo más que nunca así que supuse que eso no debía de ser barrera.

Me cargo gentilmente y mientras subíamos el nudo de mi bata termino por deshacerse y lentamente mi barriga quedo al descubierto.

Note como eso llamo demasiado la atención de Dylan y cuando pasamos el tramo de las escaleras y el debía de bajarme fue cuando aprovechó. 

Froto sin discreción mi estómago hasta meter su dedo en mi ombligo, lo sentí mágico y eso me asustó un poco.

Empecé a frotar un poco mi vientre y él me sonrió. Nos detuvimos cuando escuchamos más personas subiré por las escaleras.

-¿A qué hora mañana?- me preguntó cuando llegamos a la puerta de la habitación que compartía con Bianca y Alicia.

-A las dos- le sonreí.

Me despedí y cerré la puerta después que él se marchó, fue raro pero sentí que le guste gracias a mi barriga. Camine hasta la cama donde caí rendida y no pude evitar eructar, sin duda iba a terminar mis vacaciones con unos kilos de más.

Vacaciones de engorde - FeederismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora