Al día siguiente despertó con los ojos hinchados, no había podido dormir bien. Se veía mucho movimiento allí, salió a respirar aire fresco sentándose en la plaza que estaba ubicada frente al edificio y le pidió la hora a un señor que pasaba ya que no contaba con un móvil, éste contestando que ya era la una. Se sentó en el banquito con la mente que le otorgaba recuerdos con su abuela desde pequeño y en algunos casos arrepentimiento por no ser un chico aplicado en la escuela. Luego de volver en sí por el llamado de su estómago, decide regresar e intentar verla. Cuando entró, se topó con la doctora quien lo estaba buscando, le dio el permiso de ingresar a terapia y fue rápidamente. Allí estaba, los tubos de oxígeno salían por la boca, los electrodos cerca de su corazón daban a entender que podría haber sido un síncope, y el suero indicaba que estaba deshidratada. No quería quebrar, respiro hondo, tomó su mano apretandola y le beso los nudillos deseando silenciosamente que despierte pronto para seguir sus vidas.
Casi una semana hacía que estaba internada, el joven iba y venía a la casa para ver qué todo estuviera en orden y llevarle algo de ropa limpia, además que debía también descansar un poco en una cama y asearse.
No había miras de ir a la escuela, ni tampoco presencia de sus amigos, pues no tenía como comunicar lo que ocurría. Eran humildes, su abuela quería darle lo mejor, pero no llegaba con el sueldo para regalarle uno, apenas si cenaban era mucho.
Esa tarde había salido de su casa con una puntada en el pecho y un mal presentimiento. Cerró y corrió rápidamente, lágrimas caían a traición. Pasó por la heladería donde se encontraba el joven limpiando las mesas de afuera, éste lo miró extrañado y secó su mejilla al sentir algo que lo mojó. Al llegar al hospital va directo a la habitación, allí estaba por fin despierta, Sakura sostenía su mano y atropellado agarró la otra.
Iwabee: Abuela! Qué ocurre?
Sakura: Iwabee, tranquilo! No puedes pasar alterado, los pacientes se sienten incómodos!
Abuela: Hijo! Te acuerdas cuando te dije que nadie tiene la vida comprada? *Sonriendole*
Iwabee: Abuela... Sí, por supuesto! Me comentaste que son cosas naturales que le pasa a todo el mundo.
Abuela: Que bueno es haberte dejado una enseñanza mi querido. Nunca lo olvides!
Iwabee: *Cerrando fuerte los ojos* Por favor! No me dejes! Te necesito conmigo. Aun no se estar sin tí! No estoy preparado.
Abuela: Eres muy fuerte Iwabee! Tienes personas muy buenas a tu alrededor que se preocupan por tí! Yo te cuidaré desde donde me encuentre. Sigue adelante mi corazón de tigre! Algo muy lindo y próspero te ocurrirá!
Iwabee: No... Espera! No quiero estar solo... Por favor! *Temblando*
Abuela: Nunca estarás solo mi amor! Ya lo verás. Te amo con mi vida!
Se cortó sonriendole, el silencio abundó el cuarto por un largo tiempo. De repente lloró abrazandola fuertemente, le pedía regresar, le pedía perdón, le pedía una última oportunidad. Sakura entristecida dio señal a las enfermeras que venían entrando y trató de separarlo de la señora. Estaba pegado cual garrapata, al final pudo llevárselo a la azotea del edificio. Un vaso de agua, una mano en su espalda y unos labios moviéndose, era todo lo que podía captar. Su mente estaba en blanco. Sakura al no ver ninguna respuesta calló y lo dejó solo un momento. A la hora regresó con dos chocolates calientes.
Sakura: Ella peleó hasta el último segundo.
Iwabee: Esa mujer era mi idola. Todo el tiempo me levantó de las caídas más estúpidas incluso. Y yo qué?
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La llama que enciendes.
Fiksi PenggemarSe presentan situaciones muy fuertes para dos muchachos, el cual golpea sus vidas, pero a medida que va pasando el tiempo se van conociendo mejor y terminan uniéndose por un sentimiento.