Глава 23

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— (No sabíamos señor, enserio, nada) —

Las dos sirvientas seguían recalcando que no estaban enteradas de esto, ni siquiera hubo una llamada o un aviso de alguien. Rusia estaba inquietó, caminando de un lado a otro en la sala.

— (Yo me di cuenta que algo tenia y lo pase de largo... algo lo molestaba) —

Se detuvo y miro a las sirvientas que permanecían paradas una a lado de la otra con algo de miedo en sus caras. Chisto.

— (No podemos hacer nada cuando esto se trata de política, solo es cuestión de que nos llame) —

Con eso volvió a su habitación. No podía creer algo así, era una falta de respeto que no avisara a nadie.

Durante dos noches permaneció encerrado sin hablar con nadie. Su presidente lo llamo pidiendo una explicación de porque México estaba en el territorio, se entero por una fotografía en los periódicos que les habían tomado mientras habían ido de compras. Esto no le causaba mucha gracia. Esos malditos humanos que no tienen nada mejor que hacer con sus vidas.

Intento darle una excusa, pero no le creía y se quejaba. No había querido decirle que iba a invitarlo porque iba a formarse un escandalo grande y no estaba dispuesto a soportarlo. Le colgó a medio sermón político, apago su teléfono y se tumbo a leer su libro.

Paso un largo rato y el sol que iluminaba el espacio, ahora lo remplazaba los rayos de la luna. Tocaron su puerta y Natasha asomo su cabeza con cuidado.

— (Que?!) —

Le grito. La anciana se encogió de hombros y soplo.

— (L-la cena esta lista) —

Rusia suspiro y se levanto. Al bajar el ambiente se notaba gris. Había estado esperando las risas de México al entrar a la cocina. Era increíble que gracias a el, el lugar no se sentía tan solo.

— (El señor México no ha llamado?) —

— (No, y la verdad es mejor así. Ya tengo bastantes problemas ahora) —

Se sentó en su silla usual, esperando a que le sirviera de comer. La otra sirvienta no estaba.

Masticaba y tragaba sin mas, cuando termino, aventó el plato y fue al patio a distraerse. Se acerco al árbol y se sentó en el suelo, recargando su espalda en el tronco. La nieve había disminuido. Cerro los ojos, escuchando como la brisa movía su cabello y los ramas del árbol seco. Unos pasos lo sacaron de su mundo y vio como se acercaba Natasha.

— (Amm... quiero que vea algo) —

Rusia frunció la ceja.

— (Que cosa?) —

La sirvienta se encamino de nuevo hacia adentro y el país se levanto y la siguió. Tenia una cara perturbada, y parecía que quería formular palabra pero se detenía. Estaba nerviosa, asustada, temblaba. El ruso ya ni siquiera podía saber que le pasaba.

— (Estas bien Natasha... ?) —

Se empezó a rascar la mano con agresividad y daba pasos mas nerviosos cada vez. Hubo un punto en donde tal vez iba a desmayarse, Rusia la tomo de los hombros e hicieron contacto visual.

— (Basta! Que tienes? Me estas alterando) —

— (Debería sancionarme por esto, o incluso despedirme) —

The FlagMast (RusMex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora