Esas palabras.
Las palabras que Sana había jurado que nunca volvería a decir.
¿Cómo es posible que una frase tan pequeña y tan sencilla pueda tener el poder de dejarte boquiabierto?
Sana tragó el nudo que tenía en la garganta, permitiendo que los efectos de escuchar esas palabras nuevamente la invadieran.
Nadie le había dicho algo así en más de seis años e incluso cuando lo habían hecho, estaba segura de que nunca lo habían dicho con tanta sinceridad y compasión.
De repente se dio cuenta de que no había dicho nada durante bastante tiempo y Dahyun simplemente la estaba mirando, con una mezcla de confusión y miedo en sus ojos mientras esperaba una respuesta de la chica debajo de ella.
Sana respiró hondo, empujando todos sus miedos dentro de ella, este no era el momento para que su pasado regresara y la persiguiera, se negó a pensar, simplemente se permitió dejarse llevar y simplemente ser, dejar que cualquier palabra que realmente sintiera saliera de su boca sin pensar en las repercusiones que pudieran tener.
- Yo también te amo
Dahyun sintió que el alivio la invadía.
Estaba bastante segura de que no hay un momento más tenso en este mundo que cuando estás esperando una respuesta de alguien a quien acabas de confesar tu amor.
En este momento las cosas se sentían bastante perfectas, ninguna de las chicas se atrevía a pensar en lo que tenían que enfrentar fuera de su burbuja, que Sana todavía tenía novio, que ambas estaban actuando a espaldas de alguien, que Dahyun podría ser despedida.
Nada les importaba más que el hecho de que ambas se tenían la una a la otra y eran felices.
Sana le sonrió a la chica que estaba encima de ella, moviendo su mano hacia arriba para encontrarse con su rostro, colocándola en el costado del cuello de la pálida, su pulgar descansando en su mejilla mientras la tiraba hacia abajo, sus labios se encontraron en un tierno beso que expresaba más de lo que sus palabras jamás podrían, un beso que asegurara que ninguna de ellas tuviera que cuestionar si la otra había querido decir lo que acababan de decir.
Cuando se separaron de su abrazo, Dahyun se dio la vuelta, colapsando junto a Sana, una sonrisa de satisfacción se extendió por su rostro cuando sintió que la rubia se movía a su lado, acercándose un poco más y apoyando su cabeza en el pecho de Dahyun.
- ¿Estás bien? - Susurró Sana, pasando su dedo índice delicadamente sobre el estómago de Dahyun en un movimiento en forma de ocho
- Por supuesto que lo estoy, ¿Por qué no habría de estarlo? - Preguntó Dahyun, acariciando la suave piel del brazo de Sana mientras la abrazaba con fuerza
- ¿Te arrepientes? - Sana preguntó en voz baja, casi como si tuviera miedo de hacer la pregunta
- No - Dahyun no necesitaba dar más detalles, era la verdad, lo que acababa de pasar entre ellas dos había sido perfecto, nadie más había importado y realmente se habían perdido en su propio mundo
Por muy frenético y apasionado que hubiera sido el momento, ciertamente no le había faltado emoción y había sido algo que había logrado expresar cuánto se querían la una a la otra y, sin importar cuánto tiempo habían luchado, no fue porque carecían de deseo, era por las consecuencias que sus acciones podían tener.
Dahyun sabía que esas consecuencias no habían desaparecido y ahora las asechaban, tan reales como siempre, pero eso era algo que tendrían que lidiar con el tiempo, por ahora, solo quería disfrutar de lo feliz que era y que de alguna manera había logrado superar el exterior de la reina de hielo de Sana para revelar a la chica rota y vulnerable que había debajo y que solo necesitaba ser cuidada.
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Luchando contra lo prohibido
RomanceDahyun asiste a la fiesta de navidad de su trabajo y se enamora de la novia de su jefe.