Capítulo 9

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Liga de Naciones. Ahí estaba Gabri tras haber tenido el momento más incómodo del mundo con él. Tras no haber estado a la altura una vez más. Y me quedé a solas con mis pensamientos, con mis sentimientos, con mi alma. La cuál está abierta y rota en mil pedazos. No es sorpresa el Instagram que termino abriendo mientras me tumbo en la cama.

Te echo de menos. ¿Podrías venir a casa?

Escribo ese mensaje, pero lo acabo borrando. No quiero caer, no quiero decírselo. No quiero. No quiero ser ese tipo de persona que caiga en dónde no tiene que caer. No soy esta. Estoy con Gabri, somos felices, somos la pareja del año. El futbolista y la ganadora de OT. La gente nos ama, nosotros nos amamos, nos queremos. Esto es un tropiezo que sacaré de mi cabeza, que no tiene importancia. No tiene importancia. Tengo novio. ¡Tengo novio!, no puedo hacer esto. No puedo anhelar tu piel mientras soy dueña de otra.

Me meto en Twitter. Y encuentro imágenes de Heartstopper, serie que me vi varias veces. Siempre la vi desde la distancia, por supuesto. Me enganché, como todo el mundo. Pero nunca me sentí identificada con lo que ahí decía. Durante toda mi vida sólo me habían gustado los chicos. Tuve novios, sentí algo por ellos. Conocí a Gabri, y él me cambió el mundo. Lo amé, mucho. Fue un amor bonito, intenso. Me atraía, le atraía. Confió siempre en mí, y creí que aquello era a lo que estaría destinada. A estar con ese chico.

Pero sin embargo, echando la vista atrás, recuerdo verme hace unos años Los 100. Estar absolutamente viciada, devorarme los capítulos cada semana. Y cada vez que sale una escena de Clarke y Lexa estar absolutamente nerviosa. La misma sensación de cuándo estás viendo una escena guarra con tus padres y apartas la mirada, pero sin padres delante. Me veía la serie, la disfrutaba, pero no era yo misma. También recuerdo haber conocido a esta chica en el instituto. Alta, muy segura de sí misma, muy amable conmigo. Cada vez que pasaba tiempo con ella me ponía nerviosa y me iba el corazón a cien. ¡A doscientos!, pero jamás hice nada con ella. Una amistad muy intensa, en la que en cualquier momento explotaría. Pero éramos eso, amigas.

Me pongo el vídeo de la salida del armario de Nick. Cómo le dice a su madre que es bisexual. Así que bi, eh. Jamás me lo había planteado. Jamás había unido los puntos de que podría serlo. Tenía novio, estaba feliz con él. Algunas chicas me parecían guapas, pero de parecerme guapas a querer darles había un trecho. Busco en Internet un test de ¿soy gay?, mítico. Me hace hasta gracia estar en esta tesitura. Hago las preguntas absolutamente en serio, y cuándo sale un eres un 58% lesbiana, ¡quizá seas bisexual! comienzo a llorar. Así que sí. Esto va en serio. Lo soy.

Darme cuenta de que formo parte del colectivo es complicado, pero más la forma en la que me di cuenta. La presión encima de que soy la hetero de mis amigas, de que no me van a creer, o yo que sé. Necesitar contarlo, pero a la vez tener miedo de la reacción. ¿Por qué a mí?, ¿por qué yo?, pienso, mientras marco el número de Marta. No sé por qué lo hago, pero sé que debo hacerlo. Sacarme ese peso de encima.

—P...¿Puedes venir a casa?, un rato nada más. Necesito hablar con alguien...

—Claro, tía. Ahora mismo voy. ¿Estás bien?

—No...

Los momentos hasta que llega a mi casa se me hacen eternos. Miro las fotografías con Gabri en las paredes. En cómo se lo tomará él. En que no quiero estar en esta situación, en que debo hacer lo correcto. Dejarlo, ¿o quedar con él?, no sé. No lo sé. La confusión llega a unos puntos en los que pienso en volver a llamar a Marta y decirle que no venga. Volver al armario, volver a no decírselo a nadie. A mi vida pasada más sencilla.

—¿Hay alguien en casa?—Dice, mientras toca al timbre. No respondo, así que abre la puerta con su llave de repuesto. Me encuentra en la cama, tirada, llorando. Con todavía el vídeo de Nick en la tele.—¿Qué ha pasado?

Need You Now - OT x Barça FemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora