Capítulo 10

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Felicidad. Esa fue la emoción que sentí cuándo me desperté al día siguiente. Mi casa jamás se había sentido tanto como mi casa, jamás había sido tan precioso estar entre mis cuatro paredes. Mi albornoz puesto, tras haber compartido la noche anterior con ella. Ay, Laura. Si pienso en ella sólo puedo sonreír. Es tan hermosa, tan amable, tan todo. Es la chica de la que cualquiera se enamoraría. Y ella se enamoró de mí. De mí. La veo tumbada en cama, durmiendo plácidamente. Le doy un beso en la frente, con mucha suavidad para que no se despierte. Ella lo habrá pasado igual de mal que yo.

Trato de no hacer mucho ruido y salgo de la cama. Me pongo unos pantalones de chándal y una camiseta cualquiera, y me dirijo a la cocina. Tengo que sorprenderla con algo. Devolverle todo lo que ha hecho por mí. Saco de la nevera unas naranjas y las exprimo, y pongo el zumo en mi vaso favorito, un vaso muy elegante. Hago lo mismo con la leche y los cereales, le preparo un plato que bien parecería hecho por los bares de desayuno fancy. Y lo coloco todo sobre una pequeña bandeja, mientras entro al cuarto de nuevo. Espero que le guste la sorpresa.

Cuando llegué, ya se había levantado. Estaba tirada en la cama, sin el albornoz, con las sábanas tapando su cuerpo. Su pelo se había soltado, y nada más verme esbozó una sonrisa. Pero más sonrisa tuvo nada más vio la bandeja que preparé para ella. Se la dejé en la mesita de noche, pues hacía un gesto con las manos para arrastrarme de nuevo a la cama.

—Esto sí son buenos días. Lena Wagner me acaba de preparar el desayuno.—Me dio un cálido beso.—No sabía que eras tan romántica.

—Ahora lo descubrirás. Quería hacer un detalle con la mujer de mis sueños.

Se separó de mí y puso una sonrisa pícara.

—¿Qué has dicho, Lena?

—¿Yo?, nada, nada. Yo de ti comería el desayuno, que se te va a enfriar.—Hice la croqueta y terminé en el otro lado de la cama.—Imaginaciones tuyas.

—El desayuno ahora mismo me da exactamente igual.—Se colocó encima mía.—Repite ahora mismo lo que has dicho.

—¿Sabes que estás en bolas y si te pones encima mía quizá no salimos de la cama en toda la mañana, verdad?

—Bueno, la mujer de tus sueños te está haciendo una pregunta. Lo demás es secundario.

La quiero tantísimo. Es tan natural...

—Eres la mujer de mis sueños.

Me comienza a besar, y me siento en el paraíso. La adrenalina que siento cada vez que la tengo al lado. Esta sensación es indescriptible, es el absoluto valhalla. Estoy aquí, con ella. Con Laura. Me quiere a mí, y la quiero a ella.
—Y por cierto, muchísimas gracias por hacerme el desayuno. Creo que eres la primera persona que tiene tal detalle conmigo.—Engulle los cereales, para acto seguido besar mi mejilla.—Te quiero mucho.

—Es lo menos que podía hacer. No sabía si preferías la leche antes o los cereales antes así que eché la leche.

—¡Tremenda herejía! ¿La leche antes?, nada, nada, esto no lo voy a comer.—Bromeó.—Eso significa que cuándo hagas una tortilla no le vas a echar cebolla, ¿verdad?

—Lo de la cebolla en la tortilla me suda la po...

—¡Lena!

—Es verdad. Mientras esté bien cuajada, y no parezca zumo de huevo, todo correcto. Ahora me vas a decir tú que eres de ese tipo de persona.

—Pues por supuesto. Quiero comer una tortilla, no un ladrillo.

—La salmonelosis dice hola.

—El dentista por romperte los dientes también.

Need You Now - OT x Barça FemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora