𝐼 𝑊𝐴𝑁𝑁𝐴 𝐵𝐸 𝑌𝑂𝑈𝑅𝑆 - 𝐶ℎ𝑟𝑖𝑠𝑡𝑜𝑝ℎ𝑒𝑟 𝑀𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛

fantasizing

Alana

Comienzo a notar el alcohol en mi sistema, no es que vaya ebria pero si un poco achispada. No tenía ganas de salir pero Margot insistió y no quería encerrarla entre los impenetrables muros. Aunque estoy pasándomelo bien y disfrutando de mi amiga mi cabeza está puesta en algo, o más bien alguien.

A ver visto al coronel Morgan vestido de esa manera ha provocado que una mariposa revoloteara por mi estómago. Es atractivo, sexy, se cuida al milímetro, los tatuajes le quedan genial, tiene porte, demasiado porte, es algo y sus ojos como el acero hace que se te claven de golpe. Pero... todas esas cosas positivas se desvanecen con su actitud, cuando le vi por primera vez fue casi parecido a cuando le he visto antes. Sentí como mi estómago se encogía dando paso a las mariposas que suelen salir pero las mato. En cuanto abrió la boca.

Sigue sentado en la silla donde le dejamos hace cuatro o cinco canciones y solo se limita a tener cara de culo y observar todo al milímetro, como si fuese a venir algún tipo de asesino en cualquier momento.

—¡necesito ir al baño!. —Nina me saca de mis pensamientos y lo agradezco.

No entiendo por que estoy pensando en Christopher Morgan si lo detesto.

Asiento. —¿necesitas que te acompañe?.

Margot me niega con la cabeza y observó que se va hacia donde me ha dicho, hay demasiada gente y no tardo en perderla entre la multitud. Estoy a gusto y para nada agobiada, casi nadie me ha reconocido y si lo han hecho han actuado como si nada. Bailo al ritmo de Dua Lipa (don't start now), hasta que siento la cercanía de alguien detrás de mi, por un momento creo que es Margot pero es imposible, no hace ni dos minutos que se ha marchado. Me giro y veo a un tipo que nunca antes había visto.

Me enseña una perfecta hilera blanca para sonreírme pero doy un paso para atrás, a veces la gente confunde las cosas, normalizan el salir de fiesta y tener que ligar pero en mi caso no es así, si quiero ligar me descargo una jodida app de citas.

Le pido educadamente que me deje, que no me interesa y que se marche. El tipo insiste.

Me exaspera que lo haga, se piensa que por tener el sexo opuesto puede hacerlo y que le acabaré diciendo que si.

—¿algún problema?.

Un hombre de casi dos metros tatuado y con ojos como el acero se posa detrás de él y apoya su mano sobre el hombro del que me insiste, ósea Christopher Morgan.

El hombre hace una mueca de incomodidad y supongo que es por que está emitiendo fuerza sobre el.

—ningún problema, le preguntaba si quería bailar. —dijo cuando se giró.

—ya te he dicho que no quiero bailar, te lo he dicho dos veces y no quiero tener que hacerlo una tercera.

El hombre tenía su ceño fruncido y estaba totalmente molesto por haberle dicho que se largase, lo sabía pero no iba a cambiar de opinión. Me miró de arriba abajo y de zafo del agarre del coronel para marcharse no sin antes murmurar "zorra imbecil". Lo había escuchado y me había puesto el corazón a mil por hora de la ofensa que acaba de ejercer sobre mi, no fue capaz de dar dos pasos cuando el mismo que antes le volvió agarrar.

—¿que has dicho?. —su voz sonó como una cuchilla.

—na... nada... —murmuró mientras que sentía que estaba destrozando su hombro gracias al agarre.

El otro sonrió con ironía y le apretó aún más, no era mi mejor amigo ni mucho menos. Pero su trabajo era protegerme y lo estaba haciendo del molesto hombre.