is a important call

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Alana

Nada de mi vida estaba bien en estos momentos, hacía dos semanas que el coronel me había propuesto ser amigos con derecho y en cuanto escuche aquella proposición a pesar de haberme hecho un poco la desinteresada grité por dentro.

Ese era el problema de todo esto, que me gustaba, me gustaba sus besos, me gustaba como me hacía sentir, me gustaba lo que provocaba en mi, me gustaba el sexo que tenía con el, me gustaba tocar sus tatuajes cuando los dos estábamos juntos en la cama recobrando la respiración y me gustaba el.

Ni si quiera sabía en que momento había pasado, pero había ocurrido... ¡ y vaya puto problema joder ! .

—¡ay!. —exalte ya que la modista me había pinchado con el imperdible que colocaba en el vestido.

—discúlpame alteza, pensé que estaba clavando menos hondo.

Negué con una sonrisa indicando que no ocurría nada. Mañana tenía una fiesta real ya que era el cumpleaños de mi primo y este año era más especial que de costumbre por que cumplía los treinta, haría una fiesta real por todo lo alto con muchos invitados de la alta sociedad de toda Europa y tenía que estar a la altura como futura reina.

—estas preciosa. —me elogió la modista que se encargaba de terminar el vestido.

Volví a sonreírla y acto seguido me indicó que podía bajarme del sobre suelo para poder quitarme el vestido, solo había que encoger un par de centímetros el bajo y eso no llevaría más de una hora.

Volví a ponerme la rompa que había puesto al llegar a la boutique y le entregué el vestido. Alguien de palacio se encargaría de recogerlo mañana por la mañana, había tenido que venir con un par de guardias de la casa real ya que había surgido algún imprevisto que había hecho que el ministro de la femf llamara a su hijo indicándole que debía de coger un vuelo para una reunión de urgencia grado uno... había sido por la mañana y para ser realistas extrañaba salir de palacio sin el...

Estas bien jodida. —me murmuro mi subconsciente al pensarlo. No podía reprimir la mueca que me salió mientras que veía el camino que me llevaba de vuelta a casa en el coche. Tenía que hablarlo con alguien o acabaría loca, necesitaba que Margot me escuchara para después aconsejarme tan bien como ella hacía siempre... nunca me había sentido así de estupida y lo peor de todo nunca me había sentido tan bien con alguien que solo me consideraba atractiva y nada más.

Nada más llegar me fui directa a mi habitación, marqué el teléfono de mi mejor amiga y espere a que ella me respondiera ya que eran siete horas menos de diferencia donde ahora mismo se encontraba. Contestó la llamada y sin mucho más me puse a contarle todo lo ocurrido, desde Costa Rica hasta lo de ayer que tuvimos de nuevo sexo en mi lugar favorito de casa, cualquier persona podría ir por allí, aunque sabía perfectamente que no... al pequeño celador donde siempre iba cuando quería evadirme de cualquier responsabilidad solo llegaba yo... y si el coronel no se hubiese puesto a buscarme el día que me caí del caballo ahí me hubiese quedado ya que los únicos que pasaban por allí a parte de mi eran los jardineros.

Yo sabía que Margot no se lo tomaría bien... más que nada por que le he estado ocultando que llevo acostándome con un tío ¡casi un mes! Me estuvo reprochando durante más de cuarenta minutos que le parecía muy egoísta no habérselo contado nada más ocurrir, después parece que se bajo un poco del burro y quiso entrar en detalles preguntándome cosas que me daban más vergüenza a mi que a ella... era demasiado sincera y no se andaba con tapujos a la hora de hablar, después detalle más en lo que estaba ocurriéndome y en lugar de apoyarme o aconsejarme se limitó a decir:

𝐼 𝑊𝐴𝑁𝑁𝐴 𝐵𝐸 𝑌𝑂𝑈𝑅𝑆 - 𝐶ℎ𝑟𝑖𝑠𝑡𝑜𝑝ℎ𝑒𝑟 𝑀𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora