🪷[ 𝒻𝒶𝓃𝒻𝒾𝒸 ]🪷
Un compromiso que hizo que se distanciaran, la princesa Roselia perdió casi todo el contacto con su amiga Latte.
En un nuevo despertar, las fichas se colocan en el reinicio del juego. Roselia regresa en el tiempo a donde todo co...
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A las pocas semanas, Latte se alejó del mago.
Hizo exactamente lo que le recomendé. Fue, era un día común por las calles en las que ella salía casualmente a pasear, y cuando se encontró en problemas, el mago, para sorpresa de nadie, apareció a ayudarla. No se sentía lista, pero se armó de valor y una vez que el ambiente era cómodo para hablar, le confesó su atracción romántica por él.
El mago se sorprendió y dejó caer su expresión. Por supuesto, él no estaba sorprendido porque alguien como Latte sienta atracción a su persona, sabía que era lo suficientemente apuesto como para que alguien no lo sintiera, lo que le impactó fue que lo tomó desprevenido. Una confesión repentina. Con fines de ponerlo a prueba, pero no estoy segura si él se percató de esto último.
El mago también le confesó que la presencia de Latte era grata en su vida. Qué era la única mujer, por no decir ser humano, que le importaba de verdad. Él no es un hombre de muchas palabras ni tampoco labia, por lo que en resumidas cuentas se confesó a Latte con un "Estoy feliz de que no pienses que soy un completo monstruo, pero te aseguro que si algo te pasara, destruiría al mundo para regresarte a la vida".
Una confesión abstracta, si me lo preguntan. Algo grotesca, incluso. Sin embargo, era justo lo que esperaba del mago. Así como su siguiente movimiento.
A los pocos días cientos de cartas llegaron a la casa de Latte. El rumor de un matrimonio novedoso se corrió por toda la sociedad del Imperio Helionne. Incluso a mí, llegaron periódicos con encabezados que títulaban: «¿El Maestro de la Torre enamorado?» «¿Un matrimonio que traerá una futura anfitriona de la Torre?» «¡Entérese quién es la afortunada novia!» Tomé los periódicos que llegaban y los guardé en mi cajonera principal. Supuse que Latte no tardaría mucho en visitarme.
Todo el mundo había corrido la voz sobre el matrimonio de Arwin Hebrim, el increíble Arwin Hebrim y una dama del Imperio de Helionne. Era una noticia muy sorprendente, casi como si luego dijeran que el hombre ha pisado la luna.
Los padres de Latte la animaron mucho por cumplir su labor de una dama distinguida y haber conseguido a tan buen hombre, rico, poderoso, guapo, pero algo no dejaba en paz a Latte. Como si todo se tratara de él, Arwin había dado un gran paso sin que Latte diera ninguno. Arwin había dado un paso sólo, sin consultarle, decidió por ellos que, como ambos se gustaban, ¿Por qué esperar más? ¡A casarse! ¡A pasar la noche juntos como excusa de consumar matrimonio! ¡A atarnos de por vida!
En otra situación, Latte habría tomado la noticia con algo de entusiasmo. Por más que sea una noticia algo abrumadora y apresurada, ella estaba dispuesta a llevarla a cabo si se trataba de un amor que ambos profesaban. Pero en este mundo, estaba yo. Mi advertencia era como una avispa que revoloteaba sobre la cabeza de Latte, que cada vez que ella intentaba alejarla, la avispaba picaba. El insecto no moría tras la picadura, seguía volando sobre la cabeza de Latte atormentándola hasta que ella decidiera intentar alejarla otra vez. Y la avispa volvía a picar.
Entonces Latte lo detuvo. Canceló todo. Desistió de todo.
Le dijo directamente a Arwin que no quería casarse tan pronto. Que no sabía si quería casarse nunca. Que era muy apresurado para tomar esa decisión sin más ni siquiera haber preguntado por su opinión. El mago estaba muy desconcertado por primera vez en toda su vida, y esto podría haber ido Latte al periódico y documentarlo frente a un millón de personas por lo increíble que sonó; el mago pidió disculpas. Se lamentó de haber apresurado las cosas y aceptó su error. Le dijo que le esperaría a que ella esté lista todo el tiempo que ella disponga. Pero ese momento nunca llegaría.
Y así como una estrella fugaz, que pasa por la oscura noche desierta como una luz tintineante que corre de un lado al otro sobre la faz de la atmósfera, tan rápida que ni te lo esperas y cuando intentas observarla con detención es muy tarde porque desaparece; así fue como el romance del mago y Latte, la mera existencia de una posibilidad de que él se la llevara y la tomara como esposa, desapareció como polvo de estrellas en la oscura noche.
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