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Con cuidado, hace a Jimin a un lado, para dar un par de pasos hacia ese omega; su nariz capta un aroma a flor de cerezo y rosas, demasiado intenso para un individuo que tiene una espantosa cicatriz recorriéndole todo el rostro; Taehyung lo estudia con tranquilidad, recreándose en cada una de sus pequeñas peculiaridades, exactamente igual que su esposo.

- ¿Me das la razón por la que merodeabas en el castillo? — pregunta Taehyung, sentándose frente a él — realmente no entiendo cómo tienes las santas narices de venir a meter el hocico en mi puto terreno, pero siempre me gusta escuchar a los bastardos que van a morir en mis manos.

- Bastardo me lo dicen mucho, pruebe de nuevo, mi rey — canturrea, claramente burlándose del castaño.

- ¿Eres consciente de que estás delante del dueño y señor de todas estas tierras? — pregunta, apoyándose en su mano — por alguna razón, has captado la atención de mi esposo, y eso, me llena de curiosidad — la otra mano del rey se acerca a la cara del omega, que frunce el ceño — ¿Por qué habrá sido?

- Mi señor, ha sido su aroma, nada más — se explica Jimin, apurado, justo detrás de él — me ha parecido que olía demasiado fuerte para ser un simple vagabundo.

- Muy bien, ese apodo hace tiempo que no me lo decían — celebra el omega, totalmente divertido; pero su rostro se vuelve nuevamente neutro cuando los dígitos del monarca se dirigen a rozar su piel, grujiéndole — no me toques, te lo advierto.

- ¿Qué me qué? — gruñe Taehyung, levantándose — aquí mando yo, omega insolente, y si te quiero tocar la cara, lo haré — las feromonas de hostilidad llenan la mazmorra, incomodando a Jimin, pero haciendo que el prisionero levante el mentón — ¿No te alteras? Bien, parece que tendremos un nuevo sujeto de pruebas para el castillo.

- ¿Me vas a dejar aquí? Dame de comer al menos, me muero de hambre — gimotea, poniendo ojos de cachorro regañado — esa es la razón por la que entré aquí.

- Muérete, entonces — sentencia, dándose la vuelta.

Ambos reyes se marchan de la mazmorra, sintiendo a sus espaldas el fuerte golpe que el omega da contra los barrotes, sin importarles lo más mínimo; el pánico inunda el cuerpo de Jimin, temiendo que su esposo se haya enfadado por esa situación comprometida en la que lo ha encontrado hace un rato.

- ¿Y mi familia? — pregunta simplemente, a su esposo.

- En el salón real — responde casi en un susurro.

Taehyung asiente, dirigiéndose hacia allí, pues ciertamente esa visita a las mazmorras le ha dado nuevos ánimos y ganas de levantarse, haciéndole olvidar durante unos minutos que el lobo que conoció, no volvió a verlo. Llegando en pocos minutos a la sala.

Los concubinos reciben con una sonrisa tensa a su rey, que entra con el ceño fruncido a la sala, el cual, se destensa cuando los dos cachorros de este se le tiran encima; por unos momentos, los cinco ven felices cómo la sonrisa adorna el rostro de Taehyung, que los abraza a ambos, contento después de tantos días sin verlos.

- Realmente me gustaría disculparme por mi actitud — dice el monarca, con cada uno de sus hijos en brazos — no me encontraba en posición de estar con nadie, y no quería incomodaros con mi mal humor.

- Nos contaría, mi señor, ¿Qué le ocurrió, para eso? — pregunta Namjoon, temeroso.

- Sí, no tengo secretos con ninguno de vosotros — los cinco se acercan a él, que se sienta en su sillón, con los cachorros — mi lobo reconoció a otro igual que yo, supongo que es humano también porque se comunicó conmigo mediante palabras y no por aullidos o gruñidos — todos abren mucho los ojos, sorprendidos — he estado bajo de ánimo porque se me escapó.

- ¿Ha mandado a que lo busquen? — pregunta Hoseok, preocupado.

- No, porque me imagino que ahora mismo estará en su forma humana, y sería muy complicado poder encontrarlo — el pelirrojo asiente, comprendiendo — sólo recuerdo de él sus ojos azules y su aroma a lirios.

Una tranquilidad devastadora llena el interior de Jimin, pues el aroma que captó en él, no era ese, decidiendo que el tema de ese omega que rondó con su esposo, no es este lobo del que habla.

- Seguro que en la próxima luna le puede encontrar, su majestad — sonríe Seokjin, obsequiándole una sonrisa de vuelta — y lo acogeremos aquí, como uno más.

- ¿Y el prisionero? — pregunta Jungkook, curioso.

- En la mazmorra, aun no he decidido qué hacer con él — explica, dejándose abrazar por sus dos cachorros — jamás en mi vida había visto a alguien tan grosero, maleducado e irrespetuoso, así que, me ha pedido comida y yo le he dejado simplemente allí, tampoco agua le he provisto — el omega se lleva las manos a la boca, sorprendido — es un prisionero, se merece un castigo.

El menor asiente, mordisqueándose el labio con clara preocupación, y se mantiene en silencio, mientras los demás, hablan con el rey.

Aprovechando que hoy no ha sido el elegido del alfa, se escabulle a las cocinas, para coger algo básico como arroz, kimchi y pan, para llevárselo al prisionero; su personalidad y profesión le impide dejar que alguien se muera de hambre mientras él...

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Aprovechando que hoy no ha sido el elegido del alfa, se escabulle a las cocinas, para coger algo básico como arroz, kimchi y pan, para llevárselo al prisionero; su personalidad y profesión le impide dejar que alguien se muera de hambre mientras él, sea consciente de eso.

El guardia que da cabezadas, no es consciente de que el omega se agacha, pasando por detrás de la mesa donde se encuentra sentado, a duras penas llevando la comida, pero consigue colarse, sonriente.

Llega a la puerta de la mazmorra, quedándose sorprendido por la belleza que duerme tirado en el suelo, y mirando su cicatriz, pestañeando rápido.

- Hola — susurra, el omega prisionero se despierta, moviendo su naricita ante la comida que sale del bol que lleva el concubino y se acerca a los barrotes, con interés — soy uno de los omegas de su majestad, y te he traído comida, pero es un secreto, su majestad no debe enterarse de esto.

- No lo hará — ronronea; el pelinegro abre la boca conforme el omega le ofrece una generosa cucharada de arroz con kimchi, degustándolo feliz.

- Me llamo Jungkook, ¿Y tú? Eres muy hermoso — le dice, emocionado.

- A ti, por lo bonito que eres, te lo diré — los rosados labios del omega son humedecidos con su lengua, terminando de digerir la comida que ha recibido — me llamo Min Yoongi, cariño.

Una sonrisa triunfante se forma en los labios del monarca, que había seguido a su menor, sabiendo a la perfección qué iba a hacer.

- Yoongi, ¿Eh? — susurra, volviéndose por donde vino.

The King and the thief ✹ TaeGi VHaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora