Cuando nadie ve

Capítulo 3: Tambores de guerra

Natsu entró a la secundaria Fairy Tail. Era muy temprano, apenas había estudiantes o profesores en los pasillos. El silencio predominaba en el lugar, tan solo se escuchaban los pasos de las personas que caminaban por el lugar. Era una mañana fría y grisacea, pues las nubes tapaban la luz del sol. Él caminó por los pasillos, inspeccionando rapidamente a cada persona que veía. Cruzó varios pasillos hasta que llegó al salón B, donde estudiaba la chica a la que estaba buscando. Se asomó por la puerta y la vio al instante, sentada al fondo de la clase. Lisanna Strauss, una de las pocas miembros del club de danza. Tenía el cabello blanco, corto y ojos azules. Una chica hermosa, aunque últimamente bastante reservada. Estaba sola en el aula, viendo su celular mientras esperaba a que iniciaran las clases.

Armándose de valor, Natsu entró al salón. De inmediato Lisanna alzó la vista. Quedó paralizada por unos segundos cuando vio al chico acercarse caminando hacia ella. Cuando se paró frente a su escritorio, Lisanna sacudió la cabeza para recomponerse — Natsu...

— Hey... — El pelirrosado se rascó la nuca — Hola Lisanna, venía a agradecerte por lo que me enviaste... el regalo de cumpleaños.

Lisanna agachó la mirada a su escritorio y puso las manos sobre el mismo. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro — Me alegra saber que te haya gustado... ¿Lo jugaste?

A Natsu no le gustaba que ella evitara contacto visual con él, pero no podía culparla — Aún no. Quería darte las gracias primero.

Sorprendida, Lisanna alzó la mirada — ¿En serio?

— Si... — Natsu le sonrió. Quería decirle algo más, pero no encontraba las palabras. Pero no fue necesario, porque justo en ese momento alguien más llegó al salón. Alguien que ninguno de los dos quería ver en ese momento.

— ¡Natsu! — Gritó una voz femenina. Cuando ambos se giraron, vieron a Mirajane, la presidenta del salón B. Ella tenía una mirada sombría en el rostro — ¿Por qué estás aquí? — Rápidamente ella caminó hasta pararse justo frente a Natsu, haciendo que el chico la mire aterrado — ¿Te atreves a molestar a Lisanna después de abandonarla?

Natsu se sonrojó — No la estaba molestando... solo venía a agradecer por el regalo que me dio por mi cumpleaños...

Lisanna se paró y miró a su hermana con preocupación — Ca-calmate, Mira-nee. Natsu no me molesta. Está bien así.

— ¿Estás segura Lisanna? Porque yo no lo perdonaré por lo que te hizo — Mirajane miró a Natsu furiosa — Tan solo pidemelo y lo arruinaré...

— No es necesario... él es un buen chico y lo sabes. Si ya no hablamos no es por su culpa... no completamente. — Dijo Lisanna agachando la mirada con tristeza, a lo que Natsu hizo lo mismo.

Ante eso, Mirajane suspiró — Está bien... — Mirajane miró a Natsu — Sé que en el fondo no eres un mal chico... Pero nunca te perdonaré lo que le hiciste a mi hermana... No quiero volver a verte en este salón. ¿Entendiste?

— Entiendo. — Asintió Natsu con la cabeza.

Mirajane se calmó — Bien... — Ella quedó pensativa unos segundos — Ahora que lo pienso, quizá podría aprovechar que tu viniste... — Sonrió.

Esa sonrisa no le gustó ni a Lisanna ni a Natsu — ¿Pero qué? — Preguntaron los dos.

— Sigues siendo alguien del salón A que entró al salón B... No voy a dejar pasar esta oportunidad.

Lisanna suspiró — ¿Es en serio, Mira-nee?

— Completamente en serio, Lisanna — Mirajane se cruzó de brazos — Espero que lo entiendas Natsu, no es nada personal contigo.