Capítulo 12: Chat

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Los siguientes días fueron tortuosos para Lucy, en todos los sentidos posibles.

Erza se veía claramente afectada por su charla con Natsu, pero evadía el tema cada vez que podía. Lucy trató de lanzarle indirectas y preguntarle de forma sutil acerca de la conversación que habían tenido el lunes, pero la pelirroja no cedía. No respondía ni daba pistas de nada. Y la rubia no se atrevía a preguntarle nada directamente, ya que a pesar de que sospechaba que su amiga le ocultaba algo, no la podía acusar directamente de nada.

Odiaba tener que quedarse con la intriga de las cosas. No poder saber nada de lo que pasaba.

Pero no solo se sentía frustrada por Erza. También se sentía por Natsu.

Todos los días lo veía cruzar por los pasillos, pero él actuaba de forma diferente. Ya no andaba con la capucha puesta ni caminaba encorvado. No, Natsu había cambiado. Ahora él caminaba erguido, con una enorme sonrisa en el rostro. Su presencia era diferente. Su actitud era diferente, pero él seguía siendo el mismo.

Y eso la mataba de curiosidad. Necesitaba saber qué había cambiado. Qué había pasado.

Lucy no se acercó a Natsu directamente, sino que en su lugar lo observaba desde lejos en los pasillos, en los clubes, en la cafetería. Se fijaba en como saludaba a Gray, como ambos comenzaban a acercarse cada vez más. Incluso saludaba a Juvia, aunque de manera respetuosa pues sabía que ella tenía algo con Gray. Estaba confiado. Se mostraba seguro de sí mismo en todo momento.

Se seguía sentando solo en los recreos, pues no dejaba de ser un lobo solitario, pero su alegría era palpable en el ambiente, como una plaga contagiosa, una luz brillante que era imposible de ignorar.

— ¿Qué será que le habrá pasado a ese tipo? — preguntó Jellal en una ocasión, mientras comía con sus demás compañeros de la cafetería.

Levy se encogió de hombros — No sé ni me importa. Mientras esté lejos, es libre.

Loke arqueó una ceja — Es realmente extraño, es distinto. — Él miró a Lisanna, que había comenzado a sentarse junto a ellos esa semana — ¿Qué crees que pasó con él?

Lisanna sonrió al ver a Natsu — Solamente lo veía así de feliz cuando íbamos de viaje juntos, cuando aún eramos amigos... — Ella apoyó una mano sobre su mentón — Es raro verlo así, pero cuando lo haces, es imposible no dejar de hacerlo...

— Actúas como si aún estuvieras enamorada de él. — Bromeó Loke, a lo que los demás lo miraron con desaprobación, incluso Levy. Él agachó la mirada — Lo siento, Lisanna. No era mi intención.

Lisanna suspiró — Tranquilo, está bien.

Luego de eso, cambiaron de tema y comenzaron a hablar de otra cosa.


Pero hubo alguien que no dijo nada, pues su mente seguía estancada en Natsu: Lucy. Ella ya no podía sacárselo de la cabeza. Quería saber de él. Quería acercarsele. Saber qué pasó con Erza, qué pasó con él. Ella entonces se fijó en Erza. Ella había estado callada durante todo el rato que estuvieron hablando de Natsu, como si la pelirroja quisiera evitar el tema a proposito.


Algo raro estaba pasando, pero preguntarle sería inútil. Y eso era lo que más la frustraba.

Pronto los días comenzaron a pasar más rapidamente. Lucy se levantaba, iba a la escuela, hablaba con sus amigos, practicaba en el club de literatura, pasaba tiempo con sus compañeros y regresaba a casa. De vez en cuando salían. Al parque, al cine, al centro comercial o cualquier lugar que quisieran.

Todos los días los pasaba con ellos, como el sol alumbrando el día, pero así como el sol, ella sentía como se apagaba lentamente.

Cada día comenzaba a sentirse igual. Las mismas conversaciones. Las mismas salidas. Las mismas bromas. Todo se repetía una y otra vez, como un cruel bucle del que ella no podía salir. Comenzó a sentirse cada vez más aburrida con esas personas. Nunca había nada nuevo. Ella buscaba historias interesantes, pero ellos apenas tenían cosas que contar o que ofrecer. Siempre era lo mismo, y estaba harta.

Cuando nadie veDonde viven las historias. Descúbrelo ahora