La chica había despertado después de que Paul se había ido a correr, lo que le dio libertad para procesar el hecho de que Pedro y ella se encontrarían en menos de cuarenta y ocho horas.
No pudo estar al corriente de su cotidianidad porque no podía pensar en otra cosa que no fuera aquello.
Cuando finalmente llegó a su departamento después de una aburrida jornada laboral, Margaret y Alexandra ya estaban por terminar la cena.
—No te preocupes por la cocina, o la limpieza —le habían dicho sus amigas—. Solo concéntrate en estar lista para Pedro. Y espero sepas a qué nos referimos con "estar lista" —la pelinegra y pelicorta habían compartido miradas de complicidad, conteniendo la risa.
Delilah ponía sus ojos en blanco cada vez que ellas decían ese tipo de cosas.
Estaba por darse una ducha, pero su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón de traje negro. Retiró sus tacones antes de contestar, y se acostó en el colchón de su habitación, seguida de Hamlet.
—Estaba por enviarte un mensaje —dijo la chica en tono cansado.
—Pero no lo hiciste —refutó Pedro en tono divertido—. ¿Llegaste bien a casa?
—Todo en orden —soltó un suspiro.
—¿Cansada?
—Últimamente siempre estoy cansada —rió con desánimo.
—Pronto descansarás, Madrid. Te lo prometo. En unas horas iré a Nueva York, y nuestras vidas cambiarán para siempre.
—Espero que para bien... —susurró y, sin darse cuenta, comenzó a morder su uña del dedo índice.
—¡Por supuesto que para bien! —rió un poco, pero su risa se desvaneció al no recibir respuesta de la chica—. ¿Tienes miedo, Del?
—Un poco... Sí. Por más que lo hayamos normalizado, esta situación no deja de ser extraña. No sabemos con qué nos podemos encontrar...
—Lo único que sé es que estamos destinados y conectados —interrumpió—. Pase lo que pase, estaremos juntos.
—Supongo que es verdad. Quiero decir, ¿todas estas casualidades para nada?
—¡Así se habla! Además, quién sabe si es otra cosa en vez de casualidad.
—¿Ya entraste en tu modo romántico? —sonrió.
Pedro rió.
—Solo digo que el haberte encontrado es algo tan maravilloso que no puede limitarse a algo tan banal como la casualidad.
—Veremos —dijo la chica con timidez, conteniendo una sonrisa boba y sintiendo sus mejillas calentarse.
Se mantuvieron en tranquilo silencio, escuchando no más que las respiraciones del otro, y de Hamlet, quien se había acomodado en el brazo de la chica, y esta le acariciaba el lomo.
—Yo... —Delilah soltó una pequeña risa temerosa—. Quería decírtelo antes, pero me daba vergüenza. En fin, escribí una canción para ti.
—Todas tus canciones desde que me encontraste son para mí, Madrid.
—Idiota —refutó, y el hombre río—. Me refiero a que escribí una canción sobre —hizo énfasis en aquella palabra— ti.
—Eso es diferente —Pedro se incorporó en el asiento de su sofá—. ¿Me la enseñarás?
—Solo dame un segundo.
La chica dejó reposar a Hamlet en la cama y este se acomodó de tal manera que parecía un bollo de masa. El animal mantenía sus ojos en su dueña porque sabía que Delilah cantaría, y le encantaba oírla.
ESTÁS LEYENDO
Follow That Dream: I Found You #PGP2024
Fanfic❝-¿No lo entiendes, Madrid? -No, no lo entiendo. ¿Tú sí? -Sí, entiendo que eres mía. Y yo soy completamente tuyo❞