Pedro no fue capaz de alcanzar a Delilah hasta que esta entró a la pequeña cabaña construida con paredes de ladrillos y techo de madera. La chica, al poner un pie dentro, echó un vistazo con una amplia sonrisa, respiración entrecortada, mejillas enrojecidas, cuerpo levemente sudoroso y cabello despeinado.
Todos los adornos, muebles y macetas con plantas estaba como ella lo recordaba. Era un lugar decorado con colores cálidos y objetos acogedores.
El hombre la tomó del brazo y la acercó a él en un tirón, uniendo sus labios con los de ella en un beso feroz, sin previo jugueteo. Ella respondió entrelazando mechones un poco húmedos por el sudor de Pedro entre sus dedos para cogerlo con firmeza, y él la rodeó con su brazo. Sus lenguas chocaban constantemente, y gemían en voz baja al tomar aire.
Sin dejar de besarlo, Delilah deslizó sus manos por el cuello y pecho de Pedro. Tomó la tela de la camiseta de algodón de él cerrando sus puños y lo jaló hasta la habitación. Él, devoto a ella, la siguió una vez más.
Le dio un ligero empujón para hacer que el hombre tomara asiento en el suave colchón con sábanas verde oliva y, mientras ella retiraba su camiseta manga larga dejando al descubierto sus pechos, Pedro comenzó a retirar el agarre del cabestrillo sin dejar de observarla.
—No hagas eso —dijo la chica entre jadeos y tono preocupado. Iba a colocar su mano sobre la de él para detenerlo, pero el hombre, a pesar de ello, no se detuvo.
—Estaré bien —habló con tranquilidad, sin apartar la vista del torso desnudo de Delilah. La atrajo a sí mismo lo más que podía después de dejar caer el cabestrillo al suelo. Su rostro quedó a la altura del esternón de la chica, y plantó un beso húmedo entre los pechos de ella, captando su aroma a perfume y flores. Levantó la vista, detallando el rostro con mejillas rojizas por el calor el momento. Sus ojos avellana estaban cristalinos, mirándolo como a nadie más. Ella acarició la mejilla de él, atónita de que alguien pudiera ser tan apuesto. Delilah apreció el cabello suave, levemente ondulado y despeinado de Pedro. El hombre plantó un delicado beso en la palma de la mano que la chica utilizaba para acariciar su rostro, sin cortar el contacto visual—. Estoy en buenas manos —susurró en voz ronca antes de sonreír con picardía y guiñar el ojo.
Delilah sonrió ampliamente y se inclinó para besarlo. Él tomó su rostro con una mano a su vez que la chica se arrodillaba ante él. Ella dio un delicado beso en el acelerado pecho del hombre a su vez que sus manos bajaban el short holgado y la ropa interior de Pedro, dejando a la vista su erecto miembro.
Con una mano, masturbó el miembro del hombre lentamente. Lamía y dejaba besos húmedos en este de manera gradual, haciendo que él sintiera una sensación intensa pero pausada de placer.
Quería hacerlo sentir bien la mayor cantidad de tiempo posible.
Pedro entrelazó sus dedos en el cabello de la chica y movió la cabeza de esta, encajando los suaves labios de ella en su miembro. Ella, obediente, subía y bajaba para introducir el duro y venoso miembro en su boca, intentando pasarle su lengua para estimularlo incluso más.
—Mírame —ordenó con voz firme y suplicante. Delilah, sin detenerse, levantó la mirada, encontrándose con el rostro del hombre lleno de apetito hacia ella de la forma más carnal y espiritual que un ser humano podía transmitir. Bajó sus ojos hacia el cuello y resto del cuerpo robusto pero firme del hombre, del cual corrían algunas gotas de sudor, y recordó aquellas hermosas esculturas griegas que había visto en museos.
El arte imita a la vida, pero jamás podría replicar algo como lo que tenía frente de ella.
—Arriba —Pedro jaló levemente los mechones de cabello de la chica para hacer que subiera su mirada de nuevo hacia su rostro—. Tus ojos sobre los míos.
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Follow That Dream: I Found You #PGP2024
Fiksi Penggemar❝-¿No lo entiendes, Madrid? -No, no lo entiendo. ¿Tú sí? -Sí, entiendo que eres mía. Y yo soy completamente tuyo❞