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Mew agranda los ojos y la misma pregunta cruza su mente. —Mew. ¿Qué haces aquí?

—Busco a mi hermano. ¿Estás bien? No te ves bien.

—Honestamente no. — Gulf tambalea y Mew lo sostiene de las caderas. El chico no para de mirar al césped y siente que la cabeza le da vueltas.

—Te llevaré a tu casa.

—Por favor. Vayamos a cualquier otro lado menos ese. Podría ayudarte a buscar a tu hermano.

—No. Creo que no está aquí. No lo veo por ningún lado. ¿A dónde te apetecería ir?

🦋🦋🦋

Pronto, están en la playa. Escuchando y mirando las olas asomarse y retroceder. Ambos con las rodillas abrazadas y serios. Parecen uno solo. De no ser por la ropa, no tendrían distinción. Pero uno viste un suéter rosado de mariposa y el otro una polo azul. Los pares de zapatos al lado de sus dueños.
No han hablado durante minutos. Ni siquiera en el auto. Tampoco aquí. Mew le da su espacio. No espera mucho de un desconocido.

—Mi padre le es infiel a mi madre. — Gulf suelta. Directo al punto. Buscando consuelo. Mew lo mira de reojo. Callado. Serio. —Lo vi con alguien de mi edad. En su auto.

Mew arruga el ceño al recordar. —¿El auto tras la fiesta?

Gulf asiente. Sintiendo el nudo en su garganta apretar e incomodarlo aún más. Se limpia las lágrimas. —Lo siento. No sé por qué te cuento esto. Aún no nos conocemos. Seguro debes pensar que estoy loco.

—... A mi mamá también le pegaron cuernos. Llevaba treinta años de casada con papá y él pasó de página. Nos olvidó a mí y a mamá. Pero mamá sé estancó. Y ahora está en una clínica mental. Sé hizo daño. La vasija era para ella. Porque a ella le gustan las mariposas. — Mew apunta la mariposa en el suéter de Gulf.

—Siento escuchar eso. Yo... No quiero que mamá sufra. Pero eso es lo que sucederá si le digo.

—Mejor sufrir ahora que luego de toda una vida de mentiras.

Gulf lo mira y el alfarero observa el océano. Las olas vienen y van así como los años. Fugaces y breves. El moreno pierde la consciencia y apoya su cabeza en el hombro del pelinegro. Este brinca del susto y se aleja disgustado. —Oye. Oye. Necesito llevarte a tu casa con bien. Oye. — Le brinca el hombro una tras otra vez. Pero el chico no se despega. Solo duerme ahí.

Mew suspira.

«Seguramente no querrá ver a su mamá. ¿Debería llevarlo a mi casa? »

🦋🦋🦋

Gulf despierta. Todo es borroso y su teléfono no deja de sonar. Escucha un intercambio de murmuros. Voces masculinas. En voz baja para no despertarlo. Tras parpadear tres veces, se da cuenta de que está en otra casa y que duerme en un mueble. Arropado por una sábana azul.

Ve al masajista al lado de Mew. Ambos en joggers y camisas casuales. Gulf siente su corazón achicarse y todo el sonido caer para enfocarse solo en ese hombre. El amante de su padre.

—¡Ah! Perdona. — Sonríe apologético el masajista. Desconecta el teléfono de Gulf de un cargador y camina para dárselo. —Es que tu mamá no ha dejado de llamar en toda la mañana.

Mew llega al lado del chico y lo voltea de un tirón. —Te pregunté dónde te habías metido. — Exige.

—¿Crees que ser el hermano mayor te convierte en mi papá? Ya te dije. Fui a una fiesta.

—¡Fui a la misma fiesta y ahí no estabas!

—¡Pues quizás necesites espejuelos porque ya actúas como un viejo!

Los Hombres De Mi Papá•MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora