Prólogo.

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Los Ángeles, Estados Unidos.

Emma Miller.

Estaba haciendo un día demasiado hermoso para lo que realmente significaba hoy, mis ganas de continuar eran inevitablemente escasas...

Todo mi ser se quebró luego de escuchar acerca su compromiso con ella. 

Ella me había quitado al amor de mi vida y él se alejaba de mí poco a poco.

Ahora él le pertenecería por completo a ella.

A partir de hoy su vida tendría una dueña. Una dueña que no me dejará hacer parte de esa vida... 

Pero, ¿Quitarme al hombre de mi vida?

No, eso era lo que yo creía o más bien lo que quería creer, el jamás me perteneció, yo... solo fui parte de un juego que acabó en una sola noche y ¿ella?

Ella era la mujer con la cual estaba a punto de casarse, dejándome a mí a un lado. Como si fuera un pedazo de basura.

Y sí fue mi culpa por pensar que tendría una oportunidad con él. Algo más que solo sexo y alcohol por una noche.

Mi culpa por entregarme al chico que no debía.

Simplemente él no estaba dentro de mis posibilidades.

Las livianas hojas caen cuidadosamente de los árboles, una que otra cayendo en mi suelto y lacio cabello.

El sol amaneció radiante, sus sutiles reflejos hacían ver la clara agua del estanque, cristalina, pétalos de rosas forman un bonito camino como símbolo del acontecimiento que está por pasar.

Los bancos de madera me recordaron aquel momento en el que me senté en uno de ellos, aquel primer día en el que él me consoló. Cuando se sentó a mi lado aquella noche mientras lloraba desesperada bajo las estrellas.

El verdoso pasto hace cosquillar mis descalzos pies, sostenía mis tacones en la mano derecha. Al fondo pude ver una gran multitud reunida en medio del jardín.

En el mismo jardín donde ambos nos conocimos, y lo que, en su momento representó un lugar especial para los dos.

Verlo allí a su lado me causó tristeza, verlo al lado de su único y verdadero amor, me cautiva, hasta el punto de querer ser yo quien está allí.

Estoy invitada a la boda y sin dudas la invitación vino directamente de ella, de Allison Davis.

Siento mi corazón destrozarse lentamente y con fuerza. 

Me planto desde lejos viendo como lentamente sus vidas se unen para siempre. Micaela es la única que sabía de todo esto, por lo que, a pesar de la insistencia de mis padres con respecto a mi presencia en la boda, ella me apoyó y tampoco se hizo presente.

Y al final sí asistí, solo que no a la vista de todos...

......, ¿quieres recibir a Allison Davis Mitchell, como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?



~~

Holaa, muchas gracias por darle la oportunidad a esta historia.

Fui infeliz mientras escribía este fragmento😭Pero así  debe transcurrir . 😢🫣

(La historia termina bien)😉🌷

Besos...💋💋

Superar lo ¿prohibido? | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora