5. Es mí decisión.

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Los Ángeles, California.

Emma Miller.

Una semana más tarde.

— ¿Ya estás lista? Mamá me mandó a buscarte. — Mic se termina de formar una trenza sencilla.

— Sí, Micaela... ¿qué tal se les ve a ambos el semblante? — le pregunto un tanto preocupada terminando de abrochar la camisa blanca que luzco.

— Pues... se les ve de buen humor. — responde despreocupada tecleando en su móvil.

Rocío perfume.

Salimos de la habitación, mis manos están sudorosas y sin querer humedezco un poco los documentos que llevo conmigo.

— Ya sabes Em, tú solo relájate y mejor trata de no arruinar esos papeles. — abre con delicadeza sus ojos.

Boto un suave suspiro, exagerando un poco mi forma de caminar y de hablar frente a mis padres, es lo que hago cuando mis nervios me superan, no lo puedo evitar.

Lily está terminando de colocar los platos de comida en la mesa y ellos se encuentran posicionados en sus sillas, dejando los teléfonos a un lado.

— ¡Niñas! Sentimos que no las veíamos desde hace mucho. Tomen asiento rápido, hay que aprovechar el tiempo. — mamá se dirige a nosotras esperando por colocar un beso en nuestras mejillas.

Saludamos a nuestro padre también con mucha alegría, desde pequeñas siempre tuvimos una bonita relación. En especial yo que me parezco un poco más a él respecto a la personalidad que a mamá.

Nos sentamos y debajo de la mesa que me cubre la mitad del cuerpo, comienzo a mover consecutivamente mis piernas, es más como una costumbre que me relaja en momentos de tensión.

— Emma, ¿pasa algo? No han pasado ni cinco minutos, ¿y ya te quieres ir? — mi padre se mete a la boca una cucharada de ensalada que aún permanece fresca.

— No. — finjo una sonrisa para ellos. — Saben que me encanta cuando pasamos tiempo de calidad en familia, es solo que... quizá estoy preocupada por la empresa.

— Ay cariño, bueno, ya no tienen de qué preocuparse, la empresa logró salir de la quiebra. La familia Williams tuvo mucho que ver, nos asociamos. — la mujer sentada a su lado nos cuenta con energía, cortando en trozos el último pedazo de carne en su plato.

— Williams E&M negocios ¿qué te parece? — mi padre levanta sus manos como si sostuviera el nombre entre ellas.

— No está nada mal, me gusta, ¿Chloe te ha dicho algo de la asociación que tenemos ahora con su familia? — mi hermana me mira esperando por una respuesta y bebiendo del vaso un frío jugo.

— No, aún no hemos tenido tiempo de hablar, aunque de todas formas nunca hablamos de los negocios y la relación laboral que tienen sus padres con ustedes. Pero, hoy nos veremos entonces, quizá le pregunte — ruedo a un lado mi plato.

— Que yo recuerde no avisaste que saldrías ¿o sí? —mi madre me observa mientras limpia la comisura de sus labios.

— Se me pasó decirles, igual ustedes conocen a Chloe y no me dirán que no ¿cierto?

— Tienes el permiso hija, solo que no está mal que nos lo comuniques a tu madre o a mí. — agrega mi querido padre a lo que le regalo una sonrisa.

Terminamos de comer y eso me acerca al momento que he estado postergando durante largos días, Micaela está a mi lado y espera que sea capaz de hablar con ellos al igual que yo misma espero ser capaz.

Sabe que me quiero mudar y en eso no estuvo muy de acuerdo, pero de lo que sí está segura es de querer que haga una realidad mis proyectos musicales.

Superar lo ¿prohibido? |+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora