14. Fiesta

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—¡Bien, pequeña aprendiz! Será la primera fiesta a la que vayas con Finn y

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—¡Bien, pequeña aprendiz! Será la primera fiesta a la que vayas con Finn y... los otros, ellos no son importantes. ¡Tienes que verte espectacular!

—Sophia, no creo que le importe mucho, me ha visto demasiado mal en otras ocasiones.

—Aún así, debes verte bella, más bella de lo que ya eres.

Abrió su mochila, en la cual llevaba vestidos de diferentes colores, marcas y comenzó a sacarlos. Tomé uno color azul, de tirantes con una abertura en la pierna, se notaba que era ajustado.

Sophia tendió los vestidos sobre la cama y comencé a tomar los que me llamaban la atención, uno rojo color ladrillo, uno color vino, uno verde, y uno blanco que realmente no me convencía mucho.

Me los probé y ni uno me gustaba, hasta que me puse el blanco y le mostré a Sophia.

—Sí, definitivamente ese.

Sophia se probó otros y también le elegimos el suyo, pues también estaba nerviosa de que Luccas la viera.

Comencé a maquillarla, mientras charlábamos de cosas importantes y no tan importantes.
Pasar tiempo con ella me gustaba, me parecía bastante divertido escuchar sus bromas y sus platicas tan... interesantes.

—¿Por qué no me dijiste se sentía tan extraño tener semen en la boca? —Abrí mucho los ojos.

—¡¿Qué!? ¿Será porque nunca he mamado pene?

—¿Nunca se la has chupado a alguien? —Negué con mi cabeza mientras aplicaba rubor en sus mejillas—. ¡Mentirosa! ¿Ni a Finn? —Pude sentir como mi cara se calentaba y evidentemente se ponía roja—. ¡Eres una mentirosa! ¡¿Se la chupaste a Finn?! —Siseé.

—Ya, Sophia, y deja de preguntarme cosas privadas.

—¿Qué tal? —preguntó.

—¿Qué tal qué? —pregunté con pesadez.

—¿Qué tal la tiene?

—¡Listo, terminé! Péinate y yo me maquillaré. —Rodó los ojos y se levantó de la silla.

—Bien, mamá. ¿Cómo fue la primera vez que lo hicieron?

—Soph..., no lo sé, sólo pasó. Nos estábamos besando, y terminé en su habitación.

Y esas eran el tipo de conversaciones que teníamos diariamente, la verdad es que a veces contaba tantos detalles que me sorprendía como una chica de 17 pudiera hacer todas esas cosas.
Y no me incomodaba hablar de esos temas con ella, sólo cuando se trataba de Finn, me ponía tan nerviosa que no sabía qué responder.

—¿Del 1 al 10? —Reí.

—Un 15, ¿Ya? Deja de joder. ¿Y Luccas?

—Pensé que sería peor. —Alcé una ceja.

Mi suerte // F.WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora