⚽ Capítulo dieciocho ⚽

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Olivia

—Quiero besarte, ¿puedo hacerlo?

Me quedé en blanco.

Era una pregunta que fácilmente podías responder con un sí o un no, pero la situación en la que se había hecho tal pregunta no ayudaba en absoluto a escoger una de las opciones.

No era fácil, en lo absoluto.

No era fácil decir no, no cuando tenía Luca encima de mí, con el torso desnudo, el cabello rubio despeinado y haciéndome cosquillas en la frente por la cercanía que había entre nosotros. No era fácil decirle que no cuando me miraba con esos ojos que no eran ni de color verde y tampoco eran lo suficiente claros como para ser de un tono avellana. No era fácil decirle que no cuando veías esa linda sonrisa pintada en su rostro.

Nunca en la vida me había gustado tanto ver sonreír a un ser humano.

—¿El qué? —pronuncié, optando por tomar el camino de hacerme la tonta y esperar a que el no tuviera la valentía de volver a realizar la misma pregunta.

—Besarte...¿me das permiso de besarte?

Mierda que es terco.

No respondí, simplemente me quedé en silencio mientras seguía siendo observada por Luca, quien aprovechaba para seguir haciéndome cosquillas para hartarme y lograr sacarme alguna palabra de la boca.

Boca...Boca Juniors...Tomás.

Mierda.

Empezaba a cuestionarme cuando llegaría el día en que pudiera tomar decisiones en lo referente al contacto físico con otros hombres sin pensar y sin sentirme culpable por Tomás. Era estúpido que siguiera en mi margen de respetar el duelo de una relación por miedo a no quedar mal, era estúpido porque él ni siquiera había respetado lo nuestro cuando todavía éramos pareja.

Sabes que...a la mierda todo.

—¿Puedo? —preguntó de nuevo y en un tono de voz tan bajo que casi parecía un susurro. Afirmé con la cabeza, daba igual si el cargo de conciencia me comía la cabeza, daba igual si sentía la culpa martillándome el pecho, en este punto ya me daba igual todo.

Ya habría tiempo para arrepentirse después...o tal vez no.

No hizo falta más nada para que él cortara la poca distancia que nos separaba. Unió sus labios con los míos en un beso lento, pero demasiado corto, como si tuviera miedo de ir más allá, más bien como si tuviera miedo de mí reaccionar si él optara ir más allá. Pero yo no me había salido de mi estricto margen solo por un pico de dos segundos.

Entonces, cuando él apoyó firmemente sus manos a mis costados en una manera de tomar impulso para apartarse, pasé mis manos por su cuello atrayéndolo nuevamente hacia mí. Lo sentí sonreír en medio del beso, lo cual causó que yo hiciera lo mismo en cierto punto. De vez en cuando se separaba, procedía a darme cortos piquitos y volvía a unir nuestros labios durante varios segundos que yo no era capaz de contar.

Este tipo sabe lo que hace.

Fue mi pensamiento durante todo el tiempo que duró aquel beso.

Luca podía no haber tenido ningún tipo de contacto sexual en sus veinticinco años de vida, pero eso no quería decir que fuera malo besando, de hecho, era muy bueno, era el mejor...quizás eso era ir muy lejos, pero en mi poca y humilde experiencia Luca Godoy estaba en el top uno.

—La tercera es la vencida. —pronunció una vez que ambos decidimos separarnos.

—¿La tercera? —cuestioné y el asintió.

Superclásico [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora