⚽ Capítulo treinta y cuatro ⚽

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Olivia

—¿El rubio una persona violenta? —asentí y mi abuelo se llevó la taza de té a los labios— Dejate de joder, Estrella. —pronunció con cierta indignación y dejó la taza sobre la mesa sin siquiera darle un sorbo— Ahora no puedes decir que no porque te tachan de violento. —Marcos intercambió miradas conmigo y luego la fijó en Emilio— Violencia era. —cokenzó a decir y Marcos lo interrumpió.

—Ya conocemos la historia de los militares, abuelo. —le recordó con un tono de voz que denotaba aburrimiento, lo cual terminó por hacerme reír— ¿Que más te puso en los mensajes? —me preguntó y yo decidí entregarle mi celular para que leyera los mensajes por si mismo.

En el momento en que Marcos agarró el celular, Emilio movió su silla como pudo, se colocó los lentes y se inclinó para poder leer dichos mensajes. Estuvieron varios minutos leyendo los mensajes, y no porque fueran largos, sino porque Emilio a cada rato se quejaba diciendo "No bajes que todavía no terminé de leer" y Marcos se veía en la obligación de seguirle el ritmo a mi abuelo.

—Pídele pruebas. —exigió mi abuelo cuando terminaron de leer los mensajes.

—Como le voy a pedir pruebas, abuelo. Eso sería abuso. —maldijo en un murmuro y luego volvió a mirarme.

—Vos pedile pruebas. —volvió a exigir— Si ella afirma que el la violentó hasta dejarla en el estado que dice que la dejó, debe haber pruebas. Con alguien tiene que haberse desahogado, a alguien se lo tiene que haber contado. —echó un vistazo a mi celular sobre la mesa y luego volvió a dirigirme la palabra— Debe tener mensajes con alguna amiga o que se yo.

—No le puedes pedir pruebas a la víctima. —habló Marcos— Es creer o no creer, si haces otra cosa sos un insensible.

—Entonces no creas. —sentenció.

—Pero. —me interrumpió.

—Pero nada, Olivia. —me quedé callada y quieta en mi sitio cuando lo escuché llamarme por mi primer nombre— Yo te voy a decir lo que pasa aquí. —miró a Marcos y este tragó saliva— Dijiste que hay clubes de España interesados en el rubio ¿No? —Marcos asintió y Emilio volvió a clavar su mirada en mí— Ya está, ¿Qué otra explicación necesitas?

—Pero si ese es el motivo, no entiendo que gana ella con decirme todo esto a mí. Si ella quiere volver con él, ¿Por qué no se lo dice a él directamente? Si después de todo la relación la tuvo con él, no conmigo.

—Porque sabe que él no te va a dejar a vos. —intervino Marcos— Le resulta mucho más fácil hacer que vos te quites.

Estuve a punto de responder cuando mi celular vibró sobre la mesa. Mi abuelo y Marcos me miraron con intriga y yo tomé el teléfono con cierto miedo. Deslicé mi dedo por la pantalla y en el momento en que ví la notificación, supe que nada saldría bien.

Otros mensajes de ella.

No la había bloqueado a pesar de que Luca había insistido toda la noche al pedirme una y otra vez que lo hiciera. Le habría hecho caso, pero la curiosidad por saber que otras cosas podía escribirme me terminó ganando.

Leí cada uno de los mensajes mientras intentaba convencerme de que Marcos y mi abuelo tenían razón. En un instante llegué a pensar que era ridículo seguirle creyendo a alguien a quien no conocía, por lo que terminé contestandole de una manera impensada.

Te lo digo porque no quiero que pases por lo que yo pasé.

Somos mujeres, y como mujer que fue víctima de una persona abusiva y violenta, no puedo hacer la vista gorda cuando veo que otra mujer está entrando en la misma cueva.

Superclásico [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora