Parte 6

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Paso el segundo día, nada relevante, se trato casi lo mismo, solo que ahora los novatos dudaban si quedarse o no en está armada, pero igual si van a otra sería una mierda o una porquería estar en armadas enemigas.

Pero en el tercero cambiaron más cosas...

- Señor, no hay que hacer que los novatos tengan miedo a estar aquí, puede ser algo malo tanto para la armada como para usted. - Decía una chica de cabellos como de seda.

- No Prisila, tienen de que saber a que se enfrentan si se meten en estas instalaciones para servir a esta institución. - Decía viendo a los novatos, casi le tocaba su turno para competir con los otros en carreras y tratar de sobrevivir (es un disimulador todo el campo).

- Señor...

- Ya dije, ahora ve a administrar a los científicos para algo, que necesitaremos hacer después de estás competiciones.

- Sí señor. - Ya con eso se fue.

Él hombre veía como todos trataban de sobrevivir de todos los obstáculos u ganando tiempo para otras cosas.
¿Por qué dicen que el tiempo decide todo?

Se fue donde estaba el británico de rojo, este estaba esperando pase, iban a medir la fuerza.

- Señor, al fin llega, ¿cómo serán las parejas del día tres a cuatro?

- Bueno... - ve a todos, y ya sabe a quién elegir, como el poder del guión que ya estan los compañeros de parejas.

Después de esa pequeña pelea que tuvieron el británico de rojo y el noruego de azul todos se fueron a un área en específico.

En esos momentos no estába Priscila, era la administradora de aquella armada, solo que no estaría allí. Eso lo aprovecharía el de cuencas, no le gustaba ser acompañado de personas que solo quitaban su espacio personal.

Uno se fue a un lado para poder estirar la cuerda, era sencillo, el quién hacía caer a su rival gana el desafío.

- Bien Tord, ya sabes que hacer.

- Señor.

- ¿Sí?

- ¿Por qué tengo de que dejarme perder?

- Son temas que no te incumben - tiro un poco de la cuerda.

- ... ¿Qué pasa si no lo hago por está ocasión?

- ¿A qué t- - sintió un tiron muy fuerte del cuernos. - Maldito bastardo. - Él otro no dijo nada, pero tubo un plan el de cuencas para que perdiera su rival, pero que era una cosa muy sucia. - Tord - se posiciona bien como si no le costará en lo absoluto el tirón del otro. - Veo que no quieres hablar, bien, te tengo una propuesta, sí te dejas vencer te dejo de joder con cosas del trabajo.

- Un soldado no tiene que dejarse manipular. - Dijo firme, tenia tanta curiosidad del que pasaría si ganaba.

- Dime Tord, ¿tús padres les gustaría verte así?

- ¿Qué tienen que ver ellos? - tiraba aún con más fuerza.

- Verte así, sin lograr tú meta de ser el gran músico que alguna vez soñaste ser, de tener una vida tranquila sin tener que mancharte las manos- - Tiro con brusquedad, no para que se callera, es para que se asercara.

- ¡TÚ ME OBLIGASTE A ESTO MALDITO COMUNISTA! - dio un tirón y pudo mover un poco al de cuencas - ¡ERES EL ÚNICO PERRO QUE NO MERECE NADA! ¡𝐍𝐀𝐃𝐀!

- Bastardo infeliz... - lo acerca aún más, parecía que le quería dar una bofetada al estar cerca del británico rojo.

Ya era inútil, no podía hacer nada por que cada vez más y más el líder asercaba al de visores. Ya al estar cerca lo tomó de la mano.

- Ahora veraz maldita perra - se fue caminado a paso rápido haciendo que él otro casi se callera un par de veces.

Los que estaban cerca no entendían que pasaba, les daba mucho miedo el jefe.

[...............]

Lo recargo en la pared para agarrarle del cuello, tenía ganas de extrangularlo pero no era tan insano como para hacerlo.

- Maldito testigo, ¿quieres que te mate? ¿¡QUIÉRES QUE TE MATE MALDITA ZORRA!?. - Solo veía como esas manos trataban de quitarse del agarré que te lenian.

- T-tom...

- ¿Cómo te atreves...? - avienta los visores que tenia el de cuernos, ya lo estába aterrorizado.

Se acercó a los labios y darle un beso muy brusco, de aquella boca salian siseos por lo forsoso que era. Él de rojo sentía como le quitaban poco a poco el aire, como si su muerte llegaba en esos momentos de desesperación.

Le quita la mano del cuello y lo junta aún más hacía él.

- Dejeme señor - trataba de quitar el agarré que tenia entre las caderas y sintura.

- ¿Por? sí este solo es el inicio mi querido - lo agarra de los muslos y lo carga aún dejándolo entre la pared.

- No señor.

- No jugaremos a eso, solo será dejarte casi sin aire. - Dicho eso lo beso está vez sin dejarlo casi desmayado.

Pobre


(Nota: Por no darme cuenta dice dos veces "Parte 4", que en realidad una es cinco :V)

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