《Capitulo 4》

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Habían pasado unos días desde que comencé a trabajar con Jeremy, no bañaba a los caballos todos los días, pero si limpiaba el establo, cepillaba a los caballos y les ponía todas esas cuerdas para que alguien los monte. Los primeros días Jeremy solo me había hecho limpiar algunas partes del establo, pero esta vez me hizo limparlo completo, lo que me llevó mínimo unas dos horas a mi paso, tal vez incluso más.

Una persona que haya vivido aquí hace años tal vez lo limpie en una hora, pero yo aún me estaba acostumbrado a este ambiente y a todo lo que tenía que hacer. Todo era muy...nuevo. Pasé de que me hicieran masajes en un spa, a limpiar popo de caballo para tener dinero. Pero sinceramente, podríamos estar peor, si mi tío no hubiera tenido esta casa, quien sabe donde hubiéramos estado ahora, o qué estaría haciendo yo para ganar un poco de dinero.

Un largo suspiro se escapo de mi boca, era impresionante como esta situación podía cambiar mi estado de ánimo de un momento a otro, pasé de estar tranquila, a tener ese nudo en la garganta que tuve que tragarme desde que todo esto inició.

—¿Mallory como va-...?, ¿Estas bien?—me di la vuelta, encontrándome con Jeremy.

—¡Si!, si, ¿porque preguntas?

—Bueno pues, pareces algo triste y pensativa—el apoyo su hombro en una de las paredes que separaba los sectores para cada caballo.

—No es nada, solo estaba...pensando.

—¿Se puede saber en qué? Sabes que puedes confiar en mi.—su voz era tranquila y en un tono amable, dándome esa sensación de confianza, sintiendo que podía contarle hasta mi secreto más oscuro. Me di la vuelta completamente, apoyándome en la escoba que sostenía en ese momento.

—Solo recordaba...como mi vida cambió de un momento a otro. Lo perdí todo ¿sabes? Yo era la hija de uno de los empresarios más millonarios e importantes de todo Beverly Hills. Tal vez dirás "solo eres una niña quejándose que perdió sus miles de dólares", pero no se trata del dinero—el nudo que sentía en la garganta se hacía cada vez más insoportable, haciéndome doler—Perdí mi casa. Mi hogar. Por culpa de una persona que metió a mi padre en una deuda impagable.
Unas lágrimas traicioneras se escaparon de mis ojos.

—Demonios, soy una tonta—limpié mis lágrimas rápidamente—Solo...aveces extraño mi vida, me siento una extraña aquí, me siento inútil, no sabía ni que era un establo por dentro.
No aguante más y rompí en llanto, tapé mi rostro, sentía vergüenza por estar llorando. Desde lo sucedido, esta era la primera vez que soltaba una lágrima.

Sentí cuando Jeremy cruzó sus brazos a mi alrededor, abrazándome, apoyándome en su pecho con fuerza mientras me daba leves caricias en mi cabeza.

—No eres una tonta, solo fuiste víctima de los malos tratos de alguien más.

—No me malinterpretes, no es que odie estar aquí, simplemente es...nuevo.

—Bueno eso es un alivio, ya creí que odiabas estar conmigo.—bromeó, solté una pequeña risa y me alejé un poco de él.

—Créeme cuando te digo que eres una de las únicas personas con las que me hablo en todo Texas.
Él tomo mi rostro con ambas manos, y con sus pulgares limpio mis lágrimas, fue cuando lo miré, aunque aún tenía la vista algo borrosa.

—Si así lo quieres, haré que Texas se vuelva un lugar especial para tí. Me volveré tu compañero si así lo quieres. Llorando te vez bonita, pero créeme que te vez mucho más bonita cuando sonríes.
Solté una pequeña risa, avergonzada por su comentario, mi cara se sintió caliente otra vez, como sucedía cada que estaba con Jeremy.

El me soltó y luego de un par de palabras más, volvimos cada uno a nuestros labores. Luego de casi una hora, terminé de limpiar el establo, a lo que no había ni rastro de Jeremy. Salí de ahí, tomando un poco de sol, me acerque al corral donde se encontraban los caballos y los observé por un momento. Me di cuenta que el caballo negro con una mancha blanca estaba parado cerca del borde del corra, lo que me hizo recordar lo que Jeremy me dijo.

El amor entre la Luna y el Sol // Ian Bohen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora