《Capitulo 6》

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Jeremy había venido hasta mi ventana, al parecer no tenía ninguna intención de irse a dormir o de acabar mi cumpleaños. Me parecía algo muy tierno de su parte, lo único que hacía era generar ese cosquilleo en mi estómago. Ni siquiera cuando vivía en una mansión, un chico vino hacia mi ventana a proponerme escapar con él, como lo está haciendo Jeremy en este momento. Lo único que está haciendo es ganándose un lugar en mi corazón.

—¿Estas loco?, ¿ahora?, ya son casi las doce y mañana tengo trabajo por si no sabías. Si llego tarde, el gruñón de mi patrón se enojara y hasta tal vez me eche—le respondí divertida, apoyando un brazo en la ventana.

—Créeme, si no le cuentas tal vez no se enoje.
Mordí mi labio inferior, pensativa. De verdad eran buenas propuestas. El solo hecho de que Jeremy me estuviera pidiendo esto ya era un buen momento. Pensé unos segundos más, hasta que me decidí

—Paseo nocturno—le dije susurrando fuerte. El sonrió con sus labios cerrados y movió las llaves de su camioneta en sus manos, dando unos pasos hacia atrás. Me volví hacia el interior de mi habitación y lo más rápido que pude y sin hacer tanto ruido, me cambié y arregle. Cuando estuve lista abrí lo más que pude la ventana, el otro día la estuve analizando y me di cuenta que tiene absolutamente todo para poder salir por ahí. Seguramente mi ventana sea alguna salida de emergencia o algo así.

Las aberturas puestas para apoyar las macetas eran muy resistentes, habían dos en la izquierda y dos a la derecha más abajo que las dos primeras. Pise la primera, bajando con cuidado, luego pise la que está más abajo y me tire. La distancia al suelo ya no era mucha, pero aún así, si no tenías cuidado al bajar te podías hacer daño.
Una vez con los pies en la tierra, me gire hacia Jeremy, quien me estaba esperando.

—¿Los veinte vinieron con rebeldía?—se burló.

—Sin duda, hay una faceta de mi que no conoces.
Juntos, nos fuimos hacia su camioneta. No creo que mis padres se den cuenta, además, más de regañarme por haber salido de noche a mitad de semana no harán. Llegamos a la casa de Jeremy y este se acercó a su camioneta. Se parecía mucho a la del viejo Grey, pero la de Jeremy era mucho mas nueva y de un color celeste. Mientras que la del viejo Grey se caia a pedazos y ya ni color tenia de lo vieja que era.

Jeremy abrió ambas puertas, el entrando del lado del conductor y yo del acompañante. Puso la camioneta en marcha, que por cierto hacía bastante ruido, y arrancó, saliendo por la calle de tierra hasta llegar a la carretera.

—¿Adonde me llevarás?—le pregunte intrigada.

—Ya lo verás.

—¿Como se te ocurrió esto?—volvi a preguntar, algo emocionada.

—Solo quería darte un regalo más antes de que terminará el día.
El viaje se hizo algo silencioso, pero no era un silencio incómodo, más bien todo lo contrario. Me sentía comoda con él, a su lado. A pesar de no conocerlo bien, tuve la confianza de salir con él en la noche. Un momento, ¿acabo de subirme a la camioneta de un extraño, de noche, y sin que mis padres supieran? Bueno tengo veinte años, no es como si tuviera que decirles a cada lugar que voy o con quien salgo.
¡Pero en este momento Jeremy podría hacerme lo que quisiera y tal vez nunca nadie se entere!, ¡podría matarme y enterrarme al lado de un árbol en una zona más descampada de lo que ya lo es el pueblo!, espera, ¿él sería capas de hacer algo así? No tiene la pinta. Mire de reojo a Jeremy. Su perfil era muy atractivo, pero lo que llamaba la atención  era esa mandíbula marcada, con su barba de días. Expresaba lo varonil que podía llegar a ser.
Al parecer lo estuve mirando sin disimulo, ya que de la nada soltó una risita nerviosa, y me miró un par de segundos.

—¿Tengo algo en la cara acaso?
¡Mierda, si de dió cuenta!

—¡No!, no, solo...en realidad no te miraba a tí, si no a algo del lado de tu ventanilla—me excusé, mirando por mi ventana.

El amor entre la Luna y el Sol // Ian Bohen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora