Capítulo 50

299 7 1
                                    

Xenia y Valerio se sentaron con actitudes altivas, y Simón notó su arrogancia. Xenia tenía a Valerio aferrado a su brazo, y ambos parecían estar en una posición elevada, mirando con desdén.

Simón frunció el ceño, sintiéndose incómodo. Era evidente que Xenia y Valerio estaban tratando de impresionar a todos en la reunión, pero esta no era la ocasión para hacerlo. Esta era una reunión de antiguos compañeros de clase, no un evento social para presumir.

Xenia sonrió con arrogancia y dijo:

—No se queden ahí parados, no se preocupen por Valerio, a pesar de su posición, él es mi novio, así que no hay necesidad de ser reservados.

Aunque sus palabras sonaban corteses, tenían un tono condescendiente. Los demás se sintieron incómodos, pero decidieron seguir adelante con la reunión.

Algunos se levantaron para servir bebidas alcohólicas, mientras que otros optaron por té.

Valentino Morales, el antiguo líder de clase, levantó su copa y dijo:

—Hoy es raro que todos estemos juntos. Vamos a hacer un brindis.

Los demás levantaron sus copas, incluido Simón, y bebieron. Sofía y algunas otras compañeras prefirieron tomar agua o té.

Después del brindis, todos comenzaron a comer y charlar. Xenia dirigió su mirada hacia Simón y expresó su sorpresa:

—Simón, hace mucho tiempo que no te veíamos. ¿ Dónde has estado todos estos años?

Simón respondió con calma:

—He estado trabajando en el extranjero y acabo de regresar.

Xenia sonrió y bromeó:

—¿Un extranjero retornado? No tengo idea de dónde podrías conseguir un trabajo ahora.

Simón frunció levemente el ceño y respondió:

—En realidad, todavía no tengo trabajo en este momento.

Xenia rápidamente ofreció su ayuda:

—No te preocupes, puedo conseguirte un trabajo en Grupo Horizon. Tenemos puestos disponibles para choferes y guardias de seguridad.

Simón rechazó amablemente la oferta:

—No es necesario en este momento. Todavía estoy considerando mis opciones.

Simón se sorprendió al descubrir que Xenia trabajaba en Grupo Horizon.

Y Xenia, al escuchar esto, miró a Simón y le dijo:

—¿Qué pasa, no te gusta tu trabajo? Si no te gusta, puedes pedirle a Valerio que te consiga algo temporal en el gobierno, al menos sería algo más respetable.

Simón sintió una repentina insatisfacción en su interior. Xenia siempre hablaba con aires de superioridad, como si quisiera que todos supieran que tenía algo de talento.

Simón miró a Xenia y le respondió con calma:

—No estoy en ese punto todavía, así que no necesitas preocuparte por mí.

Al escuchar esto, el rostro de Xenia cambió y arrojó los cubiertos diciendo:

—Solo estaba tratando de ayudarte porque no tienes trabajo. Si no lo aprecias, entonces olvídalo. ¿Qué estás insinuando?

—No estoy insinuando nada — respondió Simón con indiferencia.

En ese momento, Valerio sonrió y dijo:

—Deja eso, Xenia. Si él no quiere, ¿por qué insistir? Algunas personas simplemente han estado en la parte más baja de la sociedad durante demasiado tiempo.

Esto hizo que las caras de todos se tornaran incómodas, pero la posición de Valerio les impedía decir algo, por lo que continuaron comiendo en silencio.

Sofía, que estaba junto a Simón, rápidamente le sirvió un poco de comida y le dijo: —Prueba esto.

—Gracias —respondió Simón con gratitud, sabiendo que Sofía estaba tratando de distraer la conversación y evitar que se sintiera incómodo.

Pero Xenia no se detuvo y dijo con frialdad:

—Oh, parece que nuestros antiguos compañeros están teniendo una conversación. Sofía, ten cuidado con personas como él, sin trabajo ni ambiciones.

—Solo somos compañeros, no saques conclusiones precipitadas —respondió Sofía con dignidad.

Simón miró a Xenia con desaprobación y sacudió la cabeza en silencio.

Cuando estaban en la escuela, Xenia siempre se aprovechaba de su belleza y siempre actuaba con aires de superioridad. Esa actitud no ha cambiado desde entonces, y se ha vuelto aún peor, lo que realmente resulta desagradable.

Simón negó con la cabeza sin darse cuenta, lo que enfureció a Xenia de inmediato. Ella lo acusó enojada:

—Simón, ¿qué estás insinuando?

—No estoy insinuando nada — respondió Simón con indiferencia.

Xenia arrojó los cubiertos y miró a Valerio diciendo:

—Él está menospreciándome.

Valerio sonrió y le sirvió un poco de comida a Xenia, diciendo:

—No te molestes con alguien como él.

Luego, se volvió hacia Simón y dijo fríamente:

—Pide disculpas a Xenia, o de lo contrario, te aseguro que no te irá bien en Valivaria.

Los compañeros de clase se sorprendieron, ¿cómo había llegado a esto debido a una simple reunión de antiguos compañeros de escuela?


Conviviendo con una atractiva CEO después del divorcioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora