11 de septiembre de 2020
Millones de revistas de novia estaban regadas por todo el suelo del apartamento de Leslie, suspiro tomando una y ojeandola con bastante rapidez.
— ¿Por qué tenemos que casarnos por la iglesia? —cuestiono— papá ni siquiera es creyente.
— Política y religión no combinan —habla Audrey a través de mi móvil.
Esta mañana Leslie nos invitó a su casa para comenzar con los preparativos de la boda, porque por supuesto que en esta sociedad machista y patriarcal en la que vivimos nosotras somos las que deben paralizar su vida mientras los machitos hacen no sé qué súper importante —seguramente solo vean porno en sus ordenadores o jueguen al golf. Es por eso que estoy en su departamento junto a Grace Young —la prometida de Nate, quién por cierto está en el instituto— y Caroline Cowen —prometida de Ian, algo que él asegura no pasará—, Kaylee y su mejor amiga Jordyn —quien debe casarse con mi mellizo— también están en el instituto completamente renuentes a la idea de una boda y, francamente, aunque no lo demuestre, las entiendo, si a mí a los diecisiete me hubieran impuesto una boda cuando ni siquiera he experimentado el primer amor mataría a alguien. En cuanto a Audrey, movimos unos cuantos hilos y como ella está recuperada casi por completa le hicieron llegar una tablet y está con nosotras a través de una videollamada aportando sus despectivas y buenas ideas.
»En la época medieval se hacían así... Claro que no estamos ahí y como dije negocios y religión NO COMBINAN.
Un teléfono suena y Grace se disculpa diciendo que su mamá está abajo y debe irse, mi pregunta aquí sería que hace una menor de edad planeando su boda, es absurdo, pero como siempre, no digo nada, no puedo ponerme en contra a papá también, a él no.
— Supongo que esa es mi alarma para irme también —habla Caroline y casi que quiero festejar cuando la puerta del apartamento de Les se cierra dejándola a ella del otro lado.
— No me agrada —aclaro.
— Ni a mi, es odiosa —secunda Leslie.
— Rubia de bote —se ríe Audrey—, ¿alguien me puede decir que va a hacer Ian con esa mujer?
— Ian no sale con rubias —comento—, las detesta.
— Salvo a Rose —aclara Leslie—, a ella la venera.
— Rose no es rubia de bote y la verdad es bastante agradable, lástima que vaya a tener una hija con Jackson, sería un buen partido para Ian.
En medio de esta conversación prefiero permanecer callada, con respecto a ese tema prefiero quedarme callada, Rose no me agrada, aunque admito que, junto a Caroline Cowen, ella sería una diosa del Olimpo. Admito que cuando la conocí, a Rose, y vi su manera de jugar con Jackson e Ian, de aquí para allá y de allá para acá, hice todo lo que estuviera en mi mano para separarlos, engañé a Jackson para que se liara con una amiga mía, Chiara, lástima que ella no estuviera en su mejor momento y se haya mudado a Los Angeles luego de tener sexo unas cuantas veces con él, porque definitivamente sé que eso habría funcionado, con respecto a Ian lo manipulé hasta el punto de que casi se casa con Cymbeline, aunque nunca olvidó a Rose y prueba de ello es que cuando Cymbeline lo puso a escoger entre las dos él eligió a Rose. Jackson se fue, la dejó atrás, pero Ian sigue pegado a ella y eso me preocupa, no la quiero con mi hermano, no es buena, solamente juega con él y lo peor es que Ian no lo nota.
— Rose solamente juega el papel de la embarazada frágil para atar a Ian en corto con un bebé que no es suyo y que, en realidad, no sabemos si tiene realmente nuestra sangre —opino—, en cuanto se le ponga otro a tiro va a botar a Ian otra vez, lo ha hecho a lo largo de los años y todavía le tiene comiendo de su mano, la verdad me duele por Ian.
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El Dilema de Cynthia (Libro #2: Los Hermanos Ryder) ©
Genç Kız Edebiyatı«¿Qué hacer cuando lo que se quiere y lo que se debe hacer, no es lo mismo?» - Julio Cortázar