╰┈➤ 𝗘𝗡 𝗨𝗡 𝗠𝗨𝗡𝗗𝗢 𝗟𝗟𝗘𝗡𝗢 𝗗𝗘 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗢𝗡𝗔𝗦 𝗖𝗢𝗡 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥𝗘𝗦, donde el fenómeno de las peculiaridades ha puesto en escena al mundo, no es de extrañar que tengas uno, pero sí bastante extraño.
Una peculiaridad que te permite conoce...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Te limpiaste el sudor que goteaba en tu sien y te dejaste caer en la cama, con una botella fría de agua en tu mano.
Afortunadamente, tu Machamp tuvo la amabilidad de echarle una mano o manos para llevar sus muebles a las habitaciones mientras desempaquetaba sus pertenencias. Tus otros dos Pokémon se apresuraron a prestarte sus patas, lo mejor que pudieron, por supuesto.
Pikachu y Eevee intentaron empujar las cajas, la criatura de pelaje marrón empujó cómicamente la caja con su cabeza, mientras que Pikachu intentó empujarla con sus patas delanteras. Luchando con sangre, sudor y lágrimas, la caja finalmente fue empujada, mientras maullaban felices, solo para ver al Pokémon gigantesco empujarla por ellos.
Sacudiste la cabeza, riéndote de ti misma por la linda escena. Tomando un trago de la bebida, la dejaste en los cajones que pusiste al lado de tu cama, levantándote para continuar desempaquetando.
El sol ya se había puesto, así que afuera estaba oscuro. Puedes darte cuenta de que tus Pokémon tienen hambre por los gruñidos de su estómago y las miradas bastante honestas que te lanzan de vez en cuando. Tú misma te morías de hambre, el día de la mudanza supuso mucho trabajo.
── ¡Chicos, pueden tomarse un descanso! Lo hicieron todos bien hoy, voy a ir al supermercado a comprar algunos ingredientes. ── Ordenaste, las criaturas parecían extasiadas al escuchar que pronto estarían comiendo, pues saltaban emocionadas en su lugar.
Salir a correr con tu pequeña mochila compuesta por; teléfono, billetera, llaves del dormitorio y la identificación de la escuela, los chillidos de uno de tus otros Pokémon te detuvieron.
Al girarte, te encontraste con tu Phanpy, tu fuerte pero adorable Pokémon elefante, que trotaba detrás de ti, pregonando.
── Hola Phanpy... ¿cómo saliste de tu pelota? ── Preguntaste, genuinamente curiosa mientras trompeta de nuevo, golpeándote con su hocico juguetonamente, solo para encontrarte derribado al suelo con phanpy encima de ti.
── Uf... Olvidé lo fuerte que eres... ── Te quejaste un poco, mientras ella soltaba un grito propio. La levantaste y susurraste un poco ── ¿Quieres venir conmigo al mercado?
