╰┈➤ 𝗘𝗡 𝗨𝗡 𝗠𝗨𝗡𝗗𝗢 𝗟𝗟𝗘𝗡𝗢 𝗗𝗘 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗢𝗡𝗔𝗦 𝗖𝗢𝗡 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥𝗘𝗦, donde el fenómeno de las peculiaridades ha puesto en escena al mundo, no es de extrañar que tengas uno, pero sí bastante extraño.
Una peculiaridad que te permite conoce...
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La pequeña cafetería en la que te sentabas era bastante encantadora. El ambiente estaba lleno de charlas tranquilas y el tintineo de las cucharas al golpear las tazas, mientras se escuchaba una suave música de jazz flotando en el aire, perfecta para mecerse sin ganas de bailar.
El olor a café era intenso, pero no excesivo. Te llenaba de ligereza, un olor poco habitual en tu rutina diaria, mientras te fascinaba la decoración, con plantas en macetas colgadas con un propósito determinado alrededor de la pequeña tienda. La verdad es que no era sorprendente que la tienda fuera bastante popular, ya que algunas personas hacían fila junto al mostrador con la esperanza de comprar algo antes de salir corriendo.
Tenías las manos cruzadas sobre el regazo, con la mirada fija en un trozo de pastel que estaba sobre la mesa. El colorido pastel estampado era realmente un espectáculo, pues su vibrante selección de colores resultaba bastante agradable a la vista. Estaba adornado con una capa de crema batida, que parecía flotar como una nube, con diversas frutas colocadas encima, como una corona digna de un rey. No debería sorprenderte que cortaras el pastel con el tenedor con facilidad, deslizándote con la misma facilidad que la pluma de un novelista sobre el papel. El melodioso postre emanaba un dulce aroma, casi coqueteando contigo, como un perfume caro que dejaba a los chicos con ganas de más. Se te hizo la boca agua.
── ...¿Ejem?
Parpadeas de tu aturdimiento, antes de darte cuenta de lo que te rodeaba con un sudor.
Ah, sí, tu hermana estaba sentada frente a ti, con las manos cruzadas sobre el pecho mientras te miraba fijamente.
De repente, como un estruendo, todo volvió a ti, mientras te tambaleabas hacia atrás, incómoda. Quizás fue buena idea que tus ojos estuvieran puestos en el pastel porque no querías cruzarte con la mirada de tu hermana, que te estaba quemando el cráneo.
Sus dedos pulidos tamborileaban sobre la mesa con impaciencia, obviamente esperando una respuesta, o quizás una pregunta tuya, antes de que la oyeras suspirar ante tu silencio, tomando su café con recato para tomar un sorbo.
Aprovechaste la oportunidad para observarla bien.
Tu hermana mayor era realmente hermosa. Se sentaba elegantemente en la silla, tanto que la hacía inferior en su presencia. Su exuberante cabello se había vuelto más largo de lo que recordabas, quizás hasta la espalda al caer con facilidad. Iba bien vestida, lo cual no era sorprendente, ya que siempre intentaba presentarse bien en público, sentada con las piernas cruzadas con sofisticación. Si no supieras que era tu hermana, asumirías que estabas con un diseñador conocido. Sus ojos entrecerrados eran un rasgo que más destacaba, revoloteando con cuidado por la cafetería. Te recordaba mucho a un felino, observando atentamente su entorno.