CHAINED IN HELL ; Tom kaulitz.

This is hell.

"15 de Enero del 2011."

Mi nombre es Elena, tengo 19 años. Ahora mismo estoy tomando un vuelo para Italia. Soy diseñadora de modas y me mudo a este país, ya que se me dio una gran oferta.

Estaba sola en este nuevo país, me gustaba salir adelante por mi misma.

Caminaba por las calles oscuras, directo al hotel en el cual me iba a quedar, sin saber el infierno que me esperaba…

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Sentía como alguien iba detrás de mí, así que empecé a dar pasos más rápidos, pero este me alcanzó y me tomo por detrás.

"No grites guapa, o te disparo." Murmuró apuntándome en la cabeza, mientras me agarraba del brazo.

Estaba temblando, sin saber que hacer ni decir del miedo. Volteé mis ojos a todos lados, esperando encontrar al menos a una persona, pero desafortunadamente estaba sola en estas calles.

"¿Qué te parece esta maldita? Seria muy buen juguete para el jefe, ¿no crees?" Decía entre dientes.

"…P-por favor… Déjenme ir..." Pedí bajo, con un nudo en la garganta.

Escuche como estos hombres empezaron a reírse, lo cual me hizo sentir más miedo.

"Guapa..." Se acercó a mi oído, sin soltarme. "Te acabas de topar con la mafia más peligrosa de Italia, créeme que a partir de ahora, serás una perra más para nuestros jefes, así que no pienses que te dejaremos ir." Susurró en mi oído, pegándose más a mí por detrás.

Me quedé paralizada al escuchar eso. El hombre puso un pañuelo en mi boca, con ayuda de otro hombre, sin darme tiempo de hacer algo, para después amarrar mis manos; empecé a forzarme pero me estaban agarrando entre dos personas, así que era imposible. Soltaba quejidos los cuales nadie podía escuchar. Unos de ellos me alzó para meterme detrás de una camioneta negra, con las ventanas polarizadas, sin antes quitarme todas mis pertenecías. Volteé asustada viendo como habían más chicas dentro de la camioneta, en la misma situación que yo. Sentí como la camioneta empezó a dar, trate de hacer algo, pero quede en shock al ver a las chicas llorando, viendo como ninguna hacía nada por liberarse, solo estaban tiradas sin hacer ni un movimiento, dejándome pensativa, o simplemente era por lo aterradas que se sentían.

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La camioneta se había detenido, abrieron la puerta sacando una por una.

"¡Bájenlas!"

A pesar del miedo que sentía, pude observar bien el lugar; era un estacionamiento, estaba solo, no había muchos autos, solo unos 10, también habían más de 20 personas portando sus armas largas en sus manos, ellos tenían una mirada muy penetrante en nosotras. Nos hicieron hincarnos, quedando enfrente de ellos.

"¿No tardan los jefes?" Pregunto con la voz ronca.

El hombre que pregunto estaba caminando de lado en lado, viendo a cada chica, al parecer era él encargado de todo esto.

"No señor. Estarán aquí en menos de 10 minutos." Respondió uno de los hombres que estaba a su lado.

"Bien, entonces veamos a quienes tenemos aquí." Se fue acercando a cada una.