Hiz gaze controls me.

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El auto se detuvo, miraba como estos hombres abrieron la puerta para bajarme, sin quitar el trapo de mi boca.

"¡Carajo! Que es esta mierda de lugar." Se quejaba Fabricio mientras miraba el lugar.

Mire este, el cual era una casa muy grande y elegante. Enserió a esto le podía llamar mierda de lugar, la única mierda de este eran las personas que lo habitaban, él y sus hombres.

"Lo siento, hermosa." Volteo a verme, colocando su mano en mi mejilla.

Lo miré con el ceño fruncido, moviendo mi rostro para que dejara de tocarme.

"Tendremos que disfrutar hoy aquí." Mostraba una sonrisa, dejándome de lado.

Los hombres entraron a la casa llevándome con ellos, siguiendo a su señor el cual se estaba quitando su traje.

"Llévenla al cuarto, y procuren que esta no haga nada." Murmuraba a su hombre.

Fabricio se acercó a mí, mirándome fijamente.

"No te preocupes, estaré contigo en menos de 10 minutos." Tenía su sonrisa arrogante, quitando su corbata.

Me jalaron yendo hacia las escaleras, pataleaba pero mis pies no podían tocar el suelo. Soltaba quejidos de dolor porque me estaba pasando todo esto,
"¿Qué fue lo qué hice para merecer toda esta mierda?" Hubiera deseado no haber venido aquí, si fuera así, nada de esto hubiera pasado, prefería eso, no me importaba si nunca hubiera sido alguien en mi trabajo, solo quería regresar el tiempo y no cometer el error de estar aquí.










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Los minutos estando encerrada se volvían largos, pero el tiempo pasaba lento para mí en este momento.

"¡Déjenme salir, malditos idiotas!" Golpeaba la puerta con ambas manos y pateaba esta.

Nadie hacía nada, nadie respondía, era como si estuviera sola, pero no lo estaba.

"¡Maldita sea…!" Seguía golpeando la puerta con mas fuerza. Me aleje rápido al ver como la abrieron, viendo a Fabricio. Mire que solo tenia una bata, empecé a temblar al ver como cerro la puerta y se empezaba a acercar a mí.

"Ahora te demostraré que puedo ofrecerte más que él." Me miro con una sonrisa, sin dejar de acercarse.

Volteé a todos lados tratando de encontrar algo con el cual pueda defenderme, pero era inútil, no había nada, mi única opción fue quedarme ahí mientras temblaba.

"Por favor, no…" Mi voz quebrada mostraba lo aterrada que se volvía su presencia, sintiendo como me tomaba de la cintura.

Me hizo sentarme en la cama, subiéndome más a ella, acomodándose en medio de mis piernas.

"Tranquila bonita, no quiero hacerte daño." Su palma se ponía en mi mejilla, temblando por sentir esta acariciándola. "Solo quiero saber quien fue el que te lo hizo." Se mostró serio, acercándose a mi cuello, besándolo.

Mis lágrimas empezaron a salir, no tenía salida por más que quería hacer algo, era imposible, a partir de ahora mi vida iba a ser así.

"Dime… ¿Fue Tom, o Bill?" Fue quitando mi vestido, bajándolo sin esfuerzo al estar paralizada, dejándome en ropa interior.

Las palabras no salían, no podía escuchar lo que decía, estaba perdida mientras miraba el techo. Mis manos pegadas a la cama, sintiendo como una vez más iba a ser violada.

CHAINED IN HELL ; Tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora