𝑴𝑬 𝑨𝑵𝑫 𝑻𝑯𝑬 𝑫𝑬𝑽𝑰𝑳

001, Stranger

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Todo se escuchaba lejano, creía oír a algunas personas hablando, eran muchas voces, no lograba distinguirlas.

Pero, maldita sea, eran personas, personas reales, no alucinaciones, no almas desesperadas del espejo.

Tenía que hablarles, explicarles, pedirles ayuda, necesitaba estar lúcido para eso.

Abrió sus ojos muy lentamente, veía todo blanco, le dolía la cabeza, su cuerpo se sentía entumecido, intentó girar un poco la cabeza y todo dió vueltas, era como un borrón blanco.

Veía siluetas de personas, eran altas, llevaban túnicas, magos entonces.

Tenía sueño, estaba cansado, pero no quería volver a dormir, estaba aterrorizado.

De dormir y no volver a despertar, de dormir y volver al espejo.

Y sabía que si volvía a caer inconsciente, ya no habría oportunidad y jamás saldría del espejo.

Estaba desesperado, desorientado, agotado y con miedo, pero su cansancio y dolor eran persistentes, y contra sus mejores deseos y buena voluntad de permanecer despierto, durmió.

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Cuando volvió a despertar, está vez le tomó mucho más tiempo recordar su situación, estaba cómodo, se sentía adormecido, pero el dolor había desaparecido, su cabeza no le martillaba y su cuerpo ya no le suplicaba descansar.

Quería quedarme ahí por siempre, en la suavidad y comodidad, era como estar durmiendo en las nubes, grandes y esponjosas.

Empezó a recordar lentamente, la discusión, el chico con el rayo en la frente, el miedo, el dolor, el pánico, los gritos, el espejo.

Se despertó completamente, y se sentó tan rápido que dió un tirón que le hizo doler la cabeza.

Se agarró la cabeza y cerró los ojos con fuerza; con su otra mano apretó la sábana blanca en su puño, esperando que aliviara la punzada repentina de dolor.

Espera

¿Sábana blanca?

Abrió los ojos rápidamente y no se arrepintió aunque su cabeza estuviera a punto de estallar.

Todos sus recuerdos borrosos cobraron sentido cuando se dió cuenta de dónde estaba, se aclaró de repente, las personas en túnicas, las voces, la cama, las luces blancas, estaba en la enfermería, estaba en Hogwarts.

Había vuelto.

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Ahora todo tenía sentido, y la magia que no había sentido desde hacía mucho tiempo de repente cobro vida.

Fue como una ráfaga de viento y brisa helada, que lo dejó estático donde estaba sentado, la sentía en cada fibra de su piel, en cada rincón de esa habitación, en los pájaros que cantaban en la ventana, en el calamar gigante del lago, era abrumador.

La sentía por todos lados, zumbaba y vibraba, llamando para ser utilizada, porque era necesaria, indispensable, podría morir si era privado de usar la magia de nuevo, simplemente lo sabía.