𝑴𝑬 𝑨𝑵𝑫 𝑻𝑯𝑬 𝑫𝑬𝑽𝑰𝑳

006, You belong TO me

(¡ TOM RIDDLE !)

EL PASADO

[1941]

Recordar los inicios de mi relación con Harrison Jones me lleva a un tiempo lleno de desafíos y decisiones difíciles.

Desde el momento en que lo vi en Hogwarts, supe que era alguien excepcional: poseía una inteligencia aguda, una destreza mágica innata y una presencia que destacaba incluso entre los mejores de Slytherin. A primera vista, era casi perfecto, con una apariencia que llamaba la atención, con su mirada afilada, su oscuro cabello rizado, sus ojos color chocolate, su sonrisa con holluelos y una confianza que pocos podían igualar.

No tenía muchos amigos, solo se le podía observar con los Le Roy, dos hermanos de sangre pura que se habían transferido de Beauxbatons en segundo año, se vería calmado y sonriente solo con ellos, cuando se encontraba solo, era como ver una más de las estatuas de piedra caminar por los pasillos, con un semblante indiferente y sin emociones, participando en clase solo cuando era estrictamente necesario, pero acertando en cada una de sus respuestas cuando lo hacía; y limitando sus conversaciones con cualquiera que intentará acercarse por mucho tiempo.

También estaban los factores más importantes, los que lo hicieron importante, sus similitudes con él, Harrison era huérfano, mestizo, una serpiente de Slytherin y poseía un poder latente que irradiaba a oleadas de él.

Detestaba ser las dos primeras cosas, e intentaba cada día, borrar de su persona eso que él consideraba imperfecciones. Pero en Harrison, en Harrison parecían ser parte importante en su personalidad, si intentaban humillarlo por no tener padres Harrison diría: "Al menos mi familia no tiene que fingir soportarme, escuché que la tuya estaría encantada si te quedaras en Hogwarts para siempre, dime, ¿es porque no pueden verte la cara? ¿O por la gigantesca deuda que tienen con la familia Malfoy que amenaza con quitarles la casa?".

El patético chico no había tenido con que replicar, y con tantos ojos encima y el montón de murmullos que siguió después de eso, prefirió irse corriendo del lugar.

Harrison no se vió para nada arrepentido, tenía incluso una diminuta sonrisa de satisfacción que intentaba ocultar, pero que Tom notó, siempre lo hacía.

Escuchó de Abraxas más tarde que su familia no había esperado más por el pago del préstamo, así que habían tenido que vender la casa e irse de Inglaterra. Por meses, antes de su traslado, ese chico de cabello rizado llamado Harrison le había hecho la vida miserable al otro, y solo tuvo que decir una vez unas cuántas palabras para hundirlo en lo más profundo, era impresionante.

Esa era otra cosa que compartían, ambos sabían sobre la importancia de las palabras y el poder que podían tener. No era solo la magia lo que definía a un mago, sino su capacidad para manipular, influir y dominar a través del lenguaje. Harrison, con su lengua afilada y su ingenio mordaz, había aprendido a usar las palabras como armas mucho antes de dominar cualquier hechizo. Él respetaba eso.

En esa sociedad en la que el estatus económico y de sangre era lo más importante, se tenía que sobresalir de algún modo.

Y, como siempre, él se asociaba con los mejores, está vez no sería la excepción, pues los más poderosos solo tenían dos opciones, estar con él, o contra él, y jamás tendría compasión por aquellos que fueran lo suficientemente estúpidos como para desafiarlo.

Al principio, intenté ser amable y ganarme su confianza como amigo. Pero Harrison me ignoraba, como si yo fuera insignificante para él, como tierra en su zapato. Me frustraba profundamente ese desdén, pero también me motivaba a demostrar que esto no era un reto que no pudiera conseguir.